Los misterios del mercado de bonos en EU

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A diferencia de las acciones, estos instrumentos han tenido una racha negativa desde hace un año; una menor inflación es mejor para los bonos a largo plazo que una mayor inflación, según expertos.

Escuchamos mucha habladuría acerca del mercado de bonos en estos días. Déjame hacerte una sencilla pregunta: ¿Crees que te darías cuenta si un segmento clave del mercado de bonos recibiera un golpe de un solo día equivalente a una caída de 600 puntos en el Dow Jones? Respuesta: No, no lo harías. ¿Cómo lo sé? Porque cuando una caída así ocurrió hace poco, casi nadie lo notó.

Así es como pasó:

El 5 de julio, el precio de mercado de los bonos del Tesoro a 30 años cayó 4.1% -el equivalente a una caída de 615 puntos en el Dow-, que en ese momento estaba en alrededor de 15,000 puntos. Esa es una caída muy seria, chicos. Por ejemplo, si tenías 10,000 dólares en bonos del Tesoro a 30 años con vencimiento en noviembre de 2042, la inversión habría perdido 354 dólares en valor, superior a los 275 dólares de interés anual que el bono paga. Así que perdiste más de un año de intereses en un solo día. Bastante alarmante.

La última vez que revisé, el bono se cotizaba en alrededor de 83.9% de su valor nominal, lo que significa que sus poseedores habían perdido el valor de seis años de intereses en los ocho meses transcurridos desde que fue emitido el bono.

En conjunto, los poseedores que tienen un valor nominal de 16,000 millones de dólares han perdido más de 2,500 millones. Para utilizar el término técnico: ¡Ouch! No te sientas mal si no te enteraste de esta caída espantosa. Eso es porque, aunque el Dow Jones y el Standard & Poor’s 500, que siguen al mercado de valores, tienen un gran reconocimiento público, no hay nada equivalente para los bonos. Así que los bonos pueden caer o subir fuertemente.

De hecho, los precios de los bonos a largo plazo han estado cayendo desde hace un año. Consulta una terminal de Bloomberg (de donde provienen mis cifras de precios), y verás que el precio de un bono genérico del Tesoro a 30 años alcanzó su punto máximo el 25 de julio de 2012. El Dow y el S&P, desde entonces, han aumentado 23% y 26% respectivamente estableciendo un nuevo récord tras otro.

Hemos tenido un gran mercado de acciones alcista e interminablemente discutido, al mismo tiempo que un mercado de bonos menos notorio y que ha sido bajista desde hace un año, en el que el rendimiento del Tesoro a 30 años subió a aproximadamente 3.65% desde un mínimo de 2.25%.

Este mercado bajista de bonos se ha producido a pesar de que la Reserva Federal (Fed) ha comprado un billón -sí, un billón, con «b»- de dólares en bonos en los últimos 12 meses, en un intento de mantener altos los precios de los bonos (y bajas las tasas de interés) bajo el argumento de proporcionar estímulo económico.

Las tasas más cortas, que la Fed controla directamente, todavía están en territorio cercano a cero, y de hecho están un poco más bajas de lo que eran cuando el mercado de bonos alcanzó su punto máximo hace un año. Pero esto no ha evitado que las tasas de largo plazo se eleven, aunque de un modo irregular y no en un alza directa.

El levantamiento se aceleró cuando el presidente de la Fed, Ben Bernanke, – al parecer sin darse cuenta del impacto que tendría en los mercados financieros- dijo a finales de mayo que la Fed pronto podría comenzar a disminuir sus compras de bonos. La despistada observación de Bernanke aceleró la caída de los precios de los bonos, pero esta ya había estado en marcha durante 10 meses.

Sería muy fácil -pero demasiado simplista- decir que las tasas a largo plazo se elevarán hasta la estratosfera y permanecerán allí una vez que el Banco Central deje de comprar bonos y empiece a elevar las tasas a corto plazo.

Pero la vida no es tan simple. Claro, espero que las tasas a largo plazo, que a pesar de su reciente aumento están todavía muy bajas en términos históricos, suban otro punto o dos. Y preveo que algunos tenedores de bonos se asustarán y se desharán de sus participaciones cuando la institución finalmente eleve las tasas de corto plazo.

El que la Fed eleve las tasas a corto plazo bien podría engendrar una estabilización -o incluso, después de un tiempo, una reducción- de las tasas a largo plazo. Eso ocurrió en 1995 y nuevamente en 2000, presumiblemente porque los inversores en bonos comenzaron a pensar que el Banco Central iba en serio acerca de mantener baja la inflación. La inflación, como enseñan los fundamentos básicos de la inversión, erosiona el valor de los bonos a largo plazo, y una menor inflación es mejor para los bonos a largo plazo que una mayor inflación.

Ah, la ironía: la Reserva Federal podría terminar reduciendo las tasas que no controla elevando las tasas que sí controla. Un ejemplo más de cómo el mercado de bonos funciona de manera misteriosa.