¿Rápidos o lentos en el tiempo?


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“En la vida hay algo más importante que incrementar su velocidad”. Gandhi
¿Qué es lo primero que hacemos cuando despertamos en la mañana? Existen muchas posibilidades como correr las cortinas, revisar el celular, encender la radio o la televisión para “enterarnos cómo va el mundo”, estirarnos y desperezarnos, hacer oración o meditación, o arrojar las cobijas y correr porque se nos hizo tarde.Sin embargo, lo más habitual es ver el reloj, consultar la hora. El reloj es el amo,  dependiendo de si es tarde o temprano, toma nuestro control.

El mundo actual se ha tomado muy en serio el hábito de ir a toda prisa. La tecnología, las redes sociales, los mercados financieros, las noticias, los medios de comunicación, la medicina, las comidas rápidas, la lectura rápida, etc., tienden a que nuestra vida transcurra tan rápido como sea posible y casi que en tiempo real. No hay espacio para el proceso y el análisis, instándonos a no quedarnos rezagados.

Para todos nos es familiar la fábula de Esopo de la liebre y la tortuga. A veces correr tanto por la vida sin detenernos a preguntarnos por qué y para qué puede llevarnos a ningún sitio. Muchas veces la pereza y el exceso de confianza (euforia, velocidad) pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos.

De la misma forma, Alicia en A través del Espejo pregunta a la Reina Roja por qué la gente corre de un lado para otro afanosamente. La respuesta: “Aquí, como ves, hace falta que uno corra todo lo que pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos el doble de rápido”. Sin duda, son reflexiones muy profundas.

Muchos cuestionamientos debemos hacernos para descubrir y encontrar la esencia de la vida: ¿Lo que hago hoy me apasiona? ¿Lo haría así no me pagaran? ¿Trabajo para vivir o vivo para trabajar? ¿Soy víctima de la rutina y de mis hábitos? ¿Sacrifico salud por dinero? ¿Soy productivo en lo que hago? ¿Lo puedo hacer mejor? ¿Desearía tener más tiempo libre para “vivir”? ¿Tengo un proyecto de vida? ¿Soy cortoplacista? ¿Soy consciente que todo lo importante tiene un tiempo y un proceso?

Correr no siempre es la mejor manera de actuar, ser demasiado lento tampoco. Napoleón decía: “vísteme despacio que estoy de prisa”, ir despacio sin cansarnos hacia el logro de un trabajo bien hecho. Stephen Covey habla de afilar la sierra. Don Arturo Calle, empresario admirado, nos hablaba de su experiencia y paciencia para crecer despacio, lentamente; como hacer dinero sin afán. Se requiere de un equilibrio de energías físicas, mentales, emocionales y espirituales para ser efectivos.

Tenemos una sola vida, la cual es demasiado corta para vivirla afanosamente o para desperdiciarla. Es necesario conocernos interiormente y preguntarnos cuál es nuestra verdadera misión en la vida. Si no sabemos aún cuál es, debemos seguir buscándola continuamente. Puede estar a la vuelta de la esquina. Es nuestra elección.

 

Image cortesia de stuart Miles/ FreeDigitalPhotos.net

 

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