¿Rechazaría un ascenso para quedarse en un trabajo que le gusta?

La mayor parte de los consejos sobre carrera laboral sostienen que hay que avanzar y ascender hacia títulos mayores y más estatus.

¿Pero qué pasa si le encanta el trabajo que tiene ahora?

Algunas personas encontraron el lugar donde se sienten cómodos: el empleo que encaja con sus habilidades y sus metas. Quedarse allí y tener éxito, sin embargo, requiere de pasos proactivos tanto para mantener la satisfacción personal como para evitar que parezca que perdió el impulso.

Más de 3 cada 4 empleados afirman que no tienen deseos de ascender en sus organizaciones, según una encuesta de 2011 entre 431 trabajadores de OfficeTeam, un servicio de personal con sede en California. Algunos encontraron un equilibrio entre los desafíos laborales y la estabilidad familiar. A otros no les gusta tener otras personas a cargo o hacer tareas que no los entusiasman.

Muchos le temen a las intrigas de oficina en los niveles más altos. «Mi jefe está a 3.500 kilómetros. Me gusta eso», afirma un alto ejecutivo regional de una importante firma de servicios financieros que rechazó dos ascensos en la última década.

Ese tipo de actitudes son «mucho más comunes de lo que la gente está dispuesta a admitir», afirma Ken Siegel, psicólogo y presidente de Impact Group, una firma de consultoría de Los Ángeles.

Muchos empleados ocultan su deseo de permanecer donde están porque no quieren ser vistos como profesionales sin compromiso o sin ambición, señala Siegel. Algunos empleadores creen que los empleados que no quieren ascender son una fuente de problemas y una traba para el avance de los demás.

Es clave que las personas que no quieren cambiar un trabajo soñado se lo comuniquen a su jefe. De otro modo, «la gente asumirá hacia dónde quieres ir», afirma Helene Lollis, presidente de Pathbuilders, una firma de consultoría de Atlanta. Una gerente de una firma de servicios financieros no le dijo a su jefe que no quería ascender.

Cuando le ofrecieron un ascenso, lo rechazó y creó tanto malestar que decidió renunciar, cuenta Lollis.

Lo más importante es estar seguro de sus motivos para quedarse donde está. Hay que estar realmente satisfecho con el empleo, y no evitar un ascenso por dudas sobre uno mismo o temor al fracaso.

La gente puede tener éxito luego de rechazar un ascenso. En general, le dejan en claro a sus superiores que quieren seguir creciendo mientras permanecen en el mismo empleo. Actualizan sus habilidades, resuelven problemas para el jefe, ayudar a colegas a avanzar y encuentran nuevas formas de ser vistos como invaluables.

Brenda Thickett no oculta que quiere conservar su empleo en Boston Consulting Group, donde ayuda a manejar la unidad de impacto social de la firma.

Thickett señala que quería trabajar para resolver problemas sociales desde que estudió en Níger durante nueve meses en la universidad. La firma también le da flexibilidad para trabajar desde su hogar, lo cual la ayuda para criar a sus hijos de 7 y 10 años.

Afirma que rechazó ofertas para ser considerada para roles en otras unidades de la firma, y rechazó muchas llamadas de reclutadores. Admite que puede ser difícil ver cómo ascienden sus pares.

Pero encuentra otras formas de satisfacer sus ambiciones. Para algunos es indispensable, afirma Wendy Woods, socia senior y líder global de la unidad de impacto social y jefa de Thickett. Lanzó y administra tres programas que le permiten a consultores de la firma apartarse de sus tareas habituales y trabajar con organizaciones sin fines de lucro durante hasta un año.

«Hablamos bastante sobre lo que necesita para que siga siendo un desafío para ella», asegura Woods.

A menudo, la gente que acepta un ascenso descubre que odian su empleo nuevo. Los lamentos pueden provenir de los desafíos de la transición misma, como trabajar más horas, viajar más o que los miembros de la familia tengan problemas para ajustarse al cambio.

Siegel aconseja esperar entre seis y nueve meses para ajustarse. Si aún siente que el empleo nuevo es un error, «puede decir que no está funcionando para usted», dice Siegel. «Es mejor tener esa conversación que disimular, porque disimular suele llevar a un despido».

Es importante reconsiderar su decisión de vez en cuando y asegurarse de que sus motivos aún son válidos. La gente suele sentirse motivada para aceptar un empleo nuevo debido a recompensas intrínsecas, como disfrutar del desafío, el tema o las personas, señala Siegel. Pero al ascender, es más probable que la gente se sienta motivada por factores como un salario mayor o más estatus, motivos que no siempre son tan satisfactorios. «Pregúntese por qué aceptó ese empleo», dice. «¿Esos factores motivadores aún están vigentes?».

Fuente:

Diez pasos para tener la confianza como un ejecutivo

http://online.wsj.com