¿Y si su trabajo fuera como un videojuego con niveles y puntajes?

Imagine que en su oficina lo hicieran sentir como si estuviera jugando Candy Crush Saga, que cada una de sus tareas fuera registrada y recibiera un puntaje, con niveles para completar y premios por excelencia. Si cada acción en el trabajo resultara en una sensación tangible de victoria o derrota como parte de un sistema diseñado para mantenerlo adicto y deseoso de regresar todas las mañanas.

Si su trabajo fuera así, ¿sería usted un mejor empleado, o todo lo contrario? ¿Se sentiría agobiado por tantos indicadores, observados meticulosamente, e infantilizado por el intento de su jefe de transformarlo en un autómata?

Se lo pregunto, pero en realidad su opinión no cuenta. Todo apunta a que un día su trabajo operará como un videojuego a superar, en lugar de un oficio a perfeccionar.

Esta tendencia es conocida como «gamificación», un neologismo que ha tenido mucha acogida pero también generado mucho rechazo en los últimos años en Silicon Valley. El término se refiere a la transferencia de elementos que motivan a los jugadores en los videojuegos —niveles o un puntaje constante— a otros entornos. Los sistemas de gamificación son posibles debido a que gran parte de lo que hacemos en el trabajo se realiza mediante software que registra nuestra productividad, mide nuestro valor y nos incentiva a hacer las cosas mejor.

En la actualidad, las estadísticas sobre su efectividad son imprecisas, pero la gamificación ha crecido rápido en algunas empresas, especialmente en áreas como ventas y servicio al cliente.

Su ascenso debería ser una advertencia para todos: si trabaja en el negocio de la información; si vende, comercializa, crea, rastrea o está involucrado en cualquier otra tarea que puede ser cuantificada, la gamificación lo alcanzará.

A mí, me aterra.

No es de extrañar que el personal de ventas sea el primer conejillo de indias. «El personal de ventas tiende a ser más competitivo por naturaleza», señala Steve Sims, vicepresidente de soluciones y diseño de la empresa de software de gamificación Badgeville. Están acostumbrados a pensar en su oficio como un juego. No es inusual que compitan por premios mensuales y por aparecer en clasificaciones de desempeño dentro de la empresa.

El software de Badgeville, que se incorpora a sistemas de gestión de ventas como los de Salesforce.com, simplemente añade sofisticación al viejo boletín de los empleados más destacados.

El programa puede otorgar puntos a los trabajadores que hacen más que reportar ventas, ya sea porque agregan información sobre sus clientes o detalles sobre sus transacciones, convirtiendo lo que sería una parte irritante del trabajo en un área de competencia.

Lograr que la gente realice cosas que no quiere hacer es una de las principales misiones de la gamificación en la oficina.

Hay muchas situaciones en las que estos sistemas podrían influir sutilmente en las decisiones de los empleados. Estas técnicas de juegos están siendo implementadas para motivar a los trabajadores a llevar estilos de vida más saludables, colaborar con sus colegas y mejorar destrezas interpersonales.

Muchas de estas tácticas suenan bien, pero no sabemos si compensan su costo (entiéndase su costo psicológico). Lo que me preocupa es la posibilidad de ahogar la creatividad y la flexibilidad en el trabajo, y la creciente sensación de estar siendo observado, y medido, en todo lo que se hace.

He notado que esto sucede en mi propio oficio. El periodismo digital ha dado lugar a la era del periodismo cuantificado, un ámbito en el que el número de lectores, las menciones en medios sociales y el retorno sobre la inversión en mi trabajo pueden ser medidos. Cada vez que escribo un artículo que no logra ingresar en la lista de los más populares del periódico, lo considero un pequeño fracaso.

Se podría decir que los empleados siempre han sentido la presión de estar a la altura y por ahora, la gamificación parece divertida. Sin embargo, a medida que se extienda a todos los aspectos del trabajo y la vida, me pregunto cuánto durará la diversión.

Fuente:

¿Y si su trabajo fuera como un videojuego con niveles y puntajes?

http://online.wsj.com/