Sientes la libertad
Estarás abierto a hacer nuevos planes, a moverte sin dar explicaciones a nadie o sin ponerte de acuerdo con tus compañeros de viaje. Viajar solo te permite hacer lo que quieres, como quieres y cuando quieres.
Conoces gente nueva
Viajar a otro país o destino sin más compañía que tú mismo, te hará abrirte a más gente que si lo haces acompañado. Puedes conocer gente con la que compartir tu viaje, personas que te ayuden a moverte por tu nuevo destino, y quién sabe si amistades que pueden durar toda la vida.
Puedes enamorarte
Al conocer tanta gente puede que también encuentres a tu media naranja. Muchas personas han conocido durante sus viajes a su pareja y ese viaje se ha hecho eterno.
Descansas como nunca
Viajar solo también puede ser la forma perfecta de tomarse un tiempo de relax como nunca habías imaginado. Podrás darte masajes, pasear tranquilamente por la playa o por el centro de una ciudad, dormir hasta que te apetezca… ¡Todo un lujo!
Dejas los problemas atrás
No tendrás cerca nadie de tu entorno que te recuerde tus problemas personales, laborales o económicos. La gente que conocerás no sabe nada de ti, más allá de lo que tú quieras contar. Olvídate de todo lo que dejas en tu ciudad y desconectarás por completo.
Superas miedos e inseguridades
Aunque viajar sin compañía puede llegar a producir inseguridad, verás cómo no es para tanto y consigues superar cualquier preocupación que te inquiete. Si dejas de hacerlo nunca verás lo capaz que eres de hacer todo lo que te propongas.
Te conoces a ti mismo
Pasar tiempo solo puede resultar muy interesante y enriquecedor. Conocerás facetas de ti que quizás no conocías y aprenderás a disfrutar de las ventajas de la soledad.
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