La economía estadounidense acusó una importante desaceleración el trimestre pasado. La Reserva Federal podría comenzar a subir las tasas de interés en diciembre. Según muchas medidas, las acciones estadounidenses son caras. Japón está en recesión y la recuperación de la economía europea sigue siendo frágil. Tampoco hay que olvidar que temporada electoral ya está en marcha en Estados Unidos.
Los inversionistas que están tentados a vender sus activos de riesgo y refugiarse en los activos considerados más seguros no tienen que mirar muy lejos para hallar una justificación.
Si usted es uno de ellos, reflexione sobre lo siguiente: la mayor parte de lo que realmente importa en una inversión depende de principios fundamentales, no de las noticias del momento.
Estos son cinco principios que todos los inversionistas deberían tener en cuenta:
1. La diversificación es la forma de limitar el riesgo de pérdidas en un mundo incierto.
Si hace 30 años un visitante del futuro hubiese dicho que la Unión Soviética se iba a derrumbar, que el mercado de valores de Japón se estancaría durante un cuarto de siglo, que China se convertiría en una superpotencia y que Dakota del Norte ayudaría a convertir a EE.UU. en una fuente de rápido crecimiento de petróleo, pocos le habrían creído.
Los próximos 30 años serán igual de sorprendentes.
La diversificación entre diferentes clases de activos puede ser frustrante; requiere poseer algunos activos impopulares en todo momento.
¿Por qué iba yo a querer poseer acciones europeas si su economía es un desastre? ¿Por qué debería comprar bonos si las tasas de interés son tan exiguas?
La respuesta correcta es: “porque el futuro irá en direcciones que ni usted ni su asesor financiero pueden comprender”.
Tener un poco de todo es una apuesta a la humildad, que en la historia de la inversión ha demostrado ser un rasgo valioso.
2. Usted es su propio peor enemigo.
El mayor riesgo que enfrentan los inversionistas no es una recesión, un mercado bajista, la Reserva Federal o el partido político que detestan.
Son sus propias emociones y prejuicios y las conductas destructivas que causan.
Usted puede ser el mejor selector de acciones del mundo, capaz de encontrar las empresas ganadoras de mañana antes que nadie. Pero si entra en pánico y vende durante la próxima caída del mercado, nada de eso importa.
Usted puede tener un MBA y estar a 40 años de su retiro, de manera que sus ahorros terminen convirtiéndose en una fortuna. Pero si tiene una mentalidad de jugador de casino, su perspectiva será sombría.
Usted puede ser un genio de las matemáticas y elaborar de los modelos más sofisticados de previsión del mercado de valores. Pero si no entiende los límites de su inteligencia, está camino al desastre.
No hay muchas reglas de hierro de la inversión, pero una de ellas es que ninguna cantidad de energía mental puede compensar los errores conductuales. Entienda qué errores es propenso a cometer y adopte estrategias que limiten el riesgo.
3. Hay un precio que pagar.
Históricamente, el mercado bursátil ha ofrecido retornos estelares a largo plazo, mucho mejor que el dinero en efectivo o los bonos.
Pero eso tiene un costo. El precio de entrada para obtener rendimientos elevados a largo plazo con acciones es aceptar un torrente incesante de resultados impredecibles, volatilidad sin sentido y crisis inesperadas.
Si usted puede mantenerse firme con sus inversiones en los momentos difíciles, el precio que paga no es físico sino mental, un estrés muy fuerte. Pero es muy real. No todo el mundo está dispuesto a pagarlo y por eso existe una oportunidad para aquellos que sí lo están.
Hay un deseo comprensible de predecir lo que hará el mercado en el corto plazo. Pero la razón por la cual las acciones ofrecen rendimientos superiores a largo plazo es precisamente que no podemos predecir lo que harán en el corto plazo.
4. En caso de duda, elija la inversión con los honorarios más bajos.
En conjunto, las ganancias de los inversionistas siempre serán iguales a la rentabilidad del mercado global menos honorarios y gastos.
Por lo tanto, pagar honorarios por debajo del promedio es una de las mejores maneras de obtener resultados superiores a la media.
Un gestor de fondos talentoso puede valer una tasa más elevada, que conste. Pero la capacidad para ganarle al mercado es una de las destrezas de inversión más difíciles de lograr.
Según Vanguard Group—una defensora de los productos de inversión de bajo costo—, en los 10 años terminados el pasado diciembre, más del 80% de los fondos de acciones estadounidenses de gestión activa quedaron a la zaga de un fondo indexado de bajo costo. Es mucho más común que un gestor de fondos cobre honorarios excesivos a que generes rendimientos excesivos.
Con las inversiones, no hay nada seguro. Lo mejor que puede hacer es poner las probabilidades a su favor. La evidencia es abrumadora: mientras menor sea el costo, mayor la probabilidad de que la balanza se incline a su favor.
5. El tiempo es la fuerza más poderosa en la inversión.
El patrimonio neto actual de Warren Buffett, el inversionista de ochenta y cuatro años de edad, es alrededor de US$73.000 millones. Casi todo ese valor está en acciones de Berkshire Hathaway, que aumentaron 24 veces desde 1990.
Haga sus cálculos: unos US$70.000 millones de los US$73.000 millones de la fortuna de Buffett se acumularon alrededor o después de que cumpliera 60 años.
Por supuesto, Buffett es un inversionista fenomenal cuyos talentos pocos pueden replicar. Pero la verdadera clave de su riqueza es que ha sido un inversor fenomenal durante dos tercios de siglo.
Para aquellos que aguantan más tiempo, la riqueza crece exponencialmente: un poco al principio, luego un poco más, y luego a toda prisa.
La lección es que el tiempo, la paciencia y la resistencia pagan. Es una lección que todos podemos aprender, especialmente los trabajadores más jóvenes que están empezando a ahorrar para su jubilación.
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