No obstante, según voceros del sector, las cifras no son inquietantes y ese tipo de operaciones muestran un mejor comportamiento que otro tipo de préstanos.
Claudio Higuera, presidente de Asomicrofinanzas -gremio que agrupa a las entidades dedicadas a ese mercado- dice que si bien en el 2010 el saldo de cartera se desaceleró, el sistema demuestra un desarrollo importante en el apoyo a los microempresarios.
“La cartera de microcrédito se destaca por ser la modalidad de préstanos con la mejor dinámica de crecimiento en los últimos años. La tasa anual de crecimiento del microcrédito ha sido en promedio -entre el 2003 y el 2010- de 35 por ciento, frente al 26, 20 y 1 por ciento correspondiente a las carteras de crédito consumo, comercial y vivienda respectivamente”, señala el directivo.
Agrega que en tan sólo seis años, la cartera de microcrédito quintuplicó su saldo, que a diciembre del 2010 se ubicó en 6,12 billones de pesos.
A su vez, Gregorio Mejía, gerente de Finamérica, una compañía de financiamiento enfocada en ese mercado, dijo que la calidad de la cartera del sistema ha tenido una mejoría sustancial y señala que “el año pasado, la cartera vencida de microcrédito terminó en 4,1 por ciento frente al 5,4 por ciento del 2009”.
La torta del mercado
Asomicrofinanzas sostiene que se han identificado 90 organizaciones dedicadas al microcrédito en Colombia, entre bancos, compañías de financiamiento, cooperativas y organizaciones no gubernamentales (ONG) microfinancieras. No obstante, sólo 12 instituciones concentran el 90 por ciento del mercado.
Al cierre del 2010 el 69,3 por ciento de la cartera del sistema correspondía a bancos y compañías de financiamiento, 25,4 por ciento a ONG microfinancieras y el restante 5,3 por ciento era para las cooperativas.
“La estructura financiera del país y los recientes movimientos en el mercado (transformación de ONG en bancos especializados) indican que, en general, el número de entidades que ofrecen microcrédito no aumentará en el futuro próximo, pero sí el de aquellas que lo hacen desde el terreno de las entidades reguladas, es decir, vigiladas por la Superfinanciera”, dice el presidente de Asomicrofinanzas.
Señala que se sigue trabajando en un marco regulatorio para fortalecer el sector en aspectos como la propia definición de microcrédito, pasando por el tema de tasas de interés, administración de riesgo e información, hasta sistemas de supervisión.
Analistas dicen que la definición de microcrédito no debe basarse en el monto de los préstamos, sino en aspectos como la metodología utilizada para el otorgamiento de los recursos y el destino de los mismos, que deben ser exclusivamente para microempresas.
Señalan que si fuera por monto, un préstamo de consumo podría considerarse microcrédito, pero su destino puede ser la compra de un televisor.
Insisten en desmonte de la usura
Las organizaciones dedicadas al microcrédito insisten en el desmonte de la tasa de usura por considerar que impide el desarrollo del mercado.
“La existencia de un límite a las tasas de interés en Colombia se convierte en una talanquera para la expansión de este servicio financiero, especialmente en los estratos de menores ingresos”, dice el presidente de Asomicrofinanzas.
Señala que la tasa máxima de interés impide la penetración de préstamos de menor monto en sectores de bajos ingresos, debido a que los mayores costos relativos hacen inviables estas operaciones con los intereses actuales.
Fuente:
Colocaciones de microcrédito en Colombia han registrado en los últimos meses un menor dinamismo