El próximo mes de septiembre será lanzado desde Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, el primer satélite de fabricación local, el peruano UAPSAT.
La industria aeroespacial ya no es exclusiva de EE.UU., Rusia o Europa. Colombia se ha hecho un hueco en esa reducida elite gracias a la labor de cuatro ingenieros que, desde un discreto y modesto edificio del popular barrio de Chapinero, en Bogotá, desarrollan satélites y misiones espaciales.
Su primera misión internacional tendrá lugar el próximo mes de septiembre, cuando lanzarán desde Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, su primer satélite, el peruano UAPSAT, informa Colombia.inn.
Los protagonistas son Iván Luna, Andrés Alfonso, Elkin Cifuentes y Carlos Suárez, fundadores de Sequoia Space, pioneros de este campo en Colombia desde el sector privado y caracterizados, además, por su juventud: la edad de tres de ellos ronda los 30 años.
Todo comenzó en la bogotana Universidad Sergio Arboleda, donde Iván y Andrés fueron designados para integrar el equipo que desarrolló un picosatélite, denominado así por su forma de cubo y bautizado como «Libertad 1».
Ese satélite se puso en órbita en abril de 2007 desde Kazajistán y meses después estos jóvenes, entonces con apenas 25 años, crearon Sequoia Space, animados por las felicitaciones que les llegaron desde la Universidad de Stanford, en California (EE.UU.).
Lograron así la representación exclusiva para Latinoamérica de Pumpkin Incorporated, una compañía estadounidense que comercializa partes para la fabricación de pequeños satélites.
De la venta de partes pasaron a la construcción de picosatélites y nanosatélites, conocidos con esos nombres por su estructura y pequeño tamaño, con medidas que oscilan entre 10 y 20 centímetros y un peso máximo de dos kilogramos.
Sequoia Space se presenta como la empresa «líder en desarrollo espacial en Latinoamérica». La justificación es que ya tiene clientes en Colombia, Ecuador y Perú, mientras abre mercado en Chile y Argentina.
«Arrancar fue muy difícil», reconoció en una entrevista con Colombia.inn Andrés Alfonso, licenciado en Ingeniería Electrónica por la pública Universidad Pedagógica, al expresar que el principal obstáculo con el que se han topado hasta ahora es la falta de confianza en proyectos de esta naturaleza.
A los clientes potenciales les cuesta creer «lo que se puede hacer en Latinoamérica, en la tecnología que se puede desarrollar acá», agregó.
Por eso, para Iván Luna, ingeniero electrónico de la también pública Universidad Distrital de Bogotá, el reto es generar credibilidad en un mercado «que no estaba desarrollado en Latinoamérica».
El apoyo lo han encontrado en las ganancias por la comercialización de partes y repuestos, lo que les permitió afinar su esquema de servicios: «el modelo se ha tenido que ir ajustando», explicó Elkin Cifuentes, ingeniero civil de la Universidad de Los Andes, otro convencido del vacío que hay en América Latina en este campo.
«En Europa y Estados Unidos venden partes para un mercado ya existente, es decir que ya hay un programa aeroespacial y están trabajando en proyectos de este tipo, mientras que en Latinoamérica no», remarcó Cifuentes.
La recompensa está a punto de llegar para Sequoia Space con el próximo lanzamiento del satélite UAPSAT, encargado desde Lima por la Universidad ALAS Peruanas.
«Es el primer negocio de una misión completa y se va a lanzar desde Estados Unidos por medio de una plataforma de la NASA», detalló Alfonso, para matizar que el proceso tendrá dos etapas.
«En la primera se hace el lanzamiento que lo lleva hasta la Estación Espacial Internacional (EEI) y dos meses después los astronautas, con el brazo robótico, lo ponen en órbita», indicó Cifuentes.
Se trata de un satélite con «uso académico» porque verificará la capacidad de desarrollo de esta tecnología para aplicarla a posteriores misiones, argumentan los ingenieros a Colombia.inn.
El objetivo es registrar temperaturas y detectar zonas vulnerables a desastres por el cambio climático y así poder prevenir consecuencias para la población.
Una misión de este tipo cuesta en torno a US$400.000 dólares, por tratarse de pequeños satélites, mientras que en las de satélites tradicionales, que pesan entre 20 y 30 kilos, el precio se eleva a 40 ó 50 millones de dólares, según los investigadores.
Además, Sequoia trabaja en misiones conjuntas con el Estado colombiano: «Estamos desarrollando con la Fuerza Aérea el programa que se llama FacSat1, que se lanzará en uno o dos años», afirmó Alfonso.
Sequoia, que aspira a conquistar la industria aeroespacial y de Defensa de América Latina, ofrece aplicaciones comerciales de observación de la Tierra referidas al clima, meteorología, medición de biomasa y huellas de carbono.