Recordemos un poco el panorama económico internacional que nos ha tocado vivir durante (ya casi) esta última década: por una parte, la crisis de las hipotecas subprime que detonó en los Estados Unidos en 2007- 2008 y que se extendió a la industria y todo el sector financiero de ese país; luego, la «transmutación» de esa crisis en la problemática de la deuda soberana que ha azotado distintos países de Europa, en particular los de la zona-euro (Grecia, España, Italia, aunque la lista es bastante más ancha) en la que ha sido considerada la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Por otra parte, el crecimiento de China que seguía impulsando la economía mundial y el consiguiente boom económico de las commodities que disparó las economías latinoamericanas durante ese período.
¿Y ahora? Las «señales» (aunque bien podríamos decir «los hechos») del enfriamiento de la economía China, los cinco años de «crecimiento declinante» de varios denominados «países emergentes» (Rusia, Brasil, Sudáfrica, India) las materias primas que caen en picada, el precio del petróleo que se mantiene por los suelos, las pérdidas en las bolsas de China no se quedan solas, sino que las acompañan las bolsas en Estados Unidos, Europa, Japón, Australia, las postergaciones de la Reserva Federal de Estados Unidos ha tenido sobre la subida de tipos de interés, entre otras, arrasan con varios titulares en las secciones de economía de los diarios.
Si bien no ha estallado todavía una «burbuja» como pasó antes, lo cierto es que las dudas y el escepticismo frente a la economía global no han hecho sino aumentar. Es decir, que a la inestable ecuación de la crisis económica internacional que no ha logrado cerrarse y a los graves conflictos políticos que atraviesan el mundo (guerra de Siria, Ucrania, inmigrantes que llegan por cientos de miles a Europa, conflictos al interior de la Unión Europea, etc.) debemos sumarle ahora estos otros factores.
Si nos centramos en Latinoamérica como región, la situación parece dejar mucho que desear. El (de)crecimiento proyectado para este año ronda el promedio de −0.3%.
¿Cómo emprender en estas circunstancias?
Los artículos sobre emprendimiento en tiempos de crisis suelen insistir en que, a pesar de los desafíos, las circunstancias difíciles también abren oportunidades: aunque no es un momento propicio para hacer movimientos arriesgados porque los riesgos se incrementan y los ingresos decaen, también es cierto que los ajustes en la economía van abriendo oportunidades de negocios. Además, estos períodos sirven para desplegar la creatividad, cuidar a los clientes y, con una adecuada planificación, los pies en la tierra y haciéndose preguntas correctas, se les puede sacar provecho.
Y, claro, es cierto que muchos emprendedores han logrado sortear momentos económicos muy difíciles, pero también lo es que muchos otros se han quedado en el camino. La diferencia entre unos y otros está en las estrategias que han implementado y cómo se adecuaron a las nuevas circunstancias. Así que más allá de los consejos generales que usualmente encontramos, vamos a presentarles algunos otros más concretos focalizando en este nuevo escenario para nuestra específica región.
1. Las economías de los distintos países se mueven a velocidades distintas: aunque el panorama es complejo para todos los países, hay algunos que crecen y otros que no. Con sus limitaciones, es un hecho que Estados Unidos está creciendo, por lo que algunos de sus socios comerciales del norte de la región cuentan con un respaldo e impulso (especialmente aquellos que se favorecen por el turismo y las remesas como México y Centro América). Si tu emprendimiento puede establecer un puente hacia ellos, hay que apuntar a esos países. Además, unas naciones dependen más de las exportaciones que otros, que cuentan con un mercado interno sólido.
2. La organización institucional de los distintos países también es desigual:algunos países tienen instituciones más fuertes y estables, lo que los hace más seguros jurídica y comercialmente: Chile, Colombia, México, Perú, entre otros, siguen siendo más predecibles que Venezuela, Argentina o Brasil (con su actual inestabilidad política).
3. Hay que estar atento a las reformas que se están desarrollando: para enfrentar los nuevos retos y ya que no pueden seguir dependiendo de uno o unos pocos productos de exportación, los distintos países están haciendo apuestas de diversificación de sus economías. Uno de los campos de inversión es la infraestructura, ya que necesitan mejorar su conectividad para competir en el mercado mundial. Una alternativa es apuntar a negocios que se vinculen con estos campos en crecimiento: hay disposición para invertir recursos allí.
Otras medidas que se está implementando de forma generalizada son las reforma fiscales para que más personas y empresas paguen impuestos en función de su renta. Hay que estar atento a estos cambios para proteger su dinero y el de su empresa asesorándose contablemente.
4. Otros consejos atañen a la adaptación y diversificación de su propio negocio o emprendimiento: puede encontrar distintas estrategias al respecto en varios sitios web.
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