Eso sería totalmente cierto si no fuera por el desfase del tiempo que tienen ambos indicadores. Las acciones registran un precio diario, pero no tienen un índice de ganancias diario. Así, corregir este efecto debería ser tema de tomar el precio promedio de la acción durante el trimestre anterior y observar si efectivamente las ganancias de ese trimestre reflejan el precio que tuvo la acción durante el mismo. Es un trabajo sumamente engorroso y que prácticamente no llevaría a nada, pues mientras se hace ese trabajo, el mercado financiero quizá lo haya dejado votado de la tendencia. Por eso, en todos los casos sin excepción, mirar hacia el futuro debería ser la labor a la que se le dedicará más tiempo y sobre la cual deberían ser tomadas las decisiones de inversión. Esto, en términos sencillos, se llama mirar los indicadores fundamentales de una empresa.
Esto es relativamente sencillo de decir, pero resulta un poco más complicado llevado a la práctica. Es por eso que los administradores de portafolio que hacen esta labor de forma constante, cambian muy poco sus posiciones a lo largo del tiempo y mantienen, estratégicamente, acciones de empresas a las que ven un potencial de valor muy alto, pues sus números así lo indican. Explica, también, que muchas veces en momentos de desaceleración de los mercados algunos activos como los fondos mutuos no tengan un retorno tan interesante, mientras otra serie de administradores de portafolio, como los de los Fondos de Cobertura, rentan positivamente (no en todos los casos, pero generalmente ocurre). Y explica, por último, que una inversión “bien pensada” tiene que ser aguantada, si el inversionista es consciente de que la inversión tuvo un fundamento muy fuerte para ser hecha.
Suponer las ganancias futuras de una empresa implica conocer muy bien a la empresa, su actividad, el sector, los competidores y cómo la empresa está siendo manejada. Obviamente, la única información que se conoce de la empresa es la pasada, por lo cual de todas maneras, deberemos remitirnos a los informes de resultados pasados, para observar cuáles son las potencialidades futuras. Sin embargo, es necesario mirar muy en detalle lo que es esa información para evitar malas interpretaciones, por ejemplo, cómo está obteniendo la empresa sus ganancias. Fue muy común durante los últimos trimestres de 2009 y los primeros de 2010, ver empresas reportando ganancias por encima de los estimativos; pero con el detalle de que dichas ganancias se basaban en una reducción de costos y no en mayores ingresos. Este tema, de forma obvia, llega a un punto en que no puede ser sustentable, pues los costos tienen un mínimo posible (mucho mayor que cero, eso sí es seguro) y si los ingresos no aumentan, es una empresa con poco futuro, por lo menos desde la práctica de la inversión. Por eso, ver cómo se generan las ganancias es uno de los temas más importantes para saber en qué invertir: está realmente la empresa mejorando sus ventas, sus ingresos, están estos últimos basándose en algo sustentable de largo plazo (por ejemplo, según lo que espero, las ganancias de muchas compañías del S&P 500 en los próximos trimestres van a venir por un efecto cambiario, con lo cual hay que tener cuidado), están incrementando su competitividad, sus finanzas están bien manejadas, no existen cuentas raras, como por ejemplo valorizaciones de Good Will, etc, etc. Es decir, todo lo que sea desconfiable, debe ser revisado, pues es la única garantía de que la inversión va a ser positiva en el largo plazo.
El sector en el que se mueve la empresa y la perspectiva del mismo, también es muy importante. Si el petróleo va a subir de precio, porque la economía se está recuperando, es muy probable que las empresas petroleras ganen en la bolsa, sobre todo si son las empresas petroleras bien manejadas, y más aún, si es una empresa petrolera que efectivamente descubre petróleo y se sabe que su ingreso debe subir.
Por eso, parafraseando a Warren Buffet, no compre acciones, compre empresas, lo cual, sencillamente, es mirar detalladamente en qué se está invirtiendo, no simplemente por la moda del momento o por un reporte que suena bueno, pero que debe ser estudiado más en profundidad si es el caso.
Para terminar, y para que una buena amiga santandereana salga de la duda sobre lo que pienso en qué se debe invertir y en qué no, lo voy a hacer público: me gustan las acciones en USA, las acciones emergentes (especialmente en Asia) y las acciones energéticas (especialmente petroleras). Eso sí, todavía soy de los convencidos de que el precio justo del dólar frente al peso colombiano debería ser alrededor de 1.600 a 1.650, pues ya el nivel en el que está hoy, es muy cercano al precio de 1.750 que había estimado hace muchos meses atrás para cierre del presente año. Sin embargo, también es de los que cree que por debajo de 1.700 no lo dejarán llegar. Pero, igual, invierta en pesos.
Fuente:
Créale a las ganancias futuras, no a las pasadas
Por: Manuel Felipe García