América Latina podría lanzar una ola de proteccionismo contra productos extranjeros para cuidar la competitividad de sus industrias, luego de varios intentos fallidos por domar la fortaleza de sus monedas que ha disparado los costos de producir en casa.
«Nuestro desafío es hacer todo eso sin recurrir al mismo tiempo al proteccionismo ilegal que tanto nos perjudica y que tanto criticamos», agregó.
Pero dentro de la legalidad no faltan las alternativas.
Desde Chile hasta México, capitales especulativos que llegan en busca de mejores rendimientos que en las economías centrales crean presiones similares, de distinto grado, y los precios altos de las materias primas que exporta la región no ayudan. «Las monedas se están apreciando mucho y están perdiendo mucha competitividad, con lo cual si quieren preservar el mercado interno van a tener que complementar con medidas que traben las importaciones», dijo Ricardo Rozemberg, economista y consultor especializado en comercio internacional.
Por ahora, Latinoamérica como región impone menos medidas comerciales discriminatorias que el promedio mundial y también ha enfrentado menores restricciones, de acuerdo a un estudio elaborado por Rozemberg.
Pero la cosa cambia cuando se mira cada país: en el ranking mundial de Global Trade Alert, Argentina es el que más medidas usa detrás de Rusia, con esquemas antidumping, salvaguardas y derechos compensatorios, precios de referencia y licencias de importación no automáticas sobre cientos de productos.
Brasil se encuentra en sexto lugar del ranking. China, Estados Unidos, Alemania, Francia son los más afectados por las medidas adoptadas en la región.
China lleva las de perder
Los productos de China, que ha desplazado en algunos países sudamericanos a Estados Unidos como principal socio comercial y exporta a la región desde electrónicos hasta tabaco, son los primeros en la fila para recibir un eventual golpe.
Las exportaciones estadounidenses y de naciones europeas también podrían chocar frente a un muro de nuevas medidas comerciales discriminatorias, que ayudarían a las industrias locales a resistir los mayores costos por las monedas fuertes.
«Siguiendo el debate en Brasil y de alguna forma viendo Argentina, probablemente sean los productos chinos los que están ocupando el primer lugar de eventual castigo», dijo Osvaldo Rosales, director de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) de Naciones Unidas.
Solo en el 2010 las importaciones de Latinoamérica y el Caribe desde China treparon un 42 por ciento frente al año anterior, desde la Unión Europea un 28 y desde Estados Unidos un 26 por ciento, según datos del International Trade Centre de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio.
Durante el mismo lapso, las importaciones de Latinoamérica y el Caribe provenientes de sus propios vecinos solo subieron un 5 por ciento.
«Es bastante obvio que la región tiene que fortalecer su mercado regional, sea por mecanismos de precaución frente a una eventual crisis en el norte o sea porque tenemos activos que estamos subutilizando», sostuvo Rosales.
Ya los gobiernos sudamericanos acordaron la semana pasada en un encuentro del bloque Unasur en Buenos Aires estudiar la posibilidad de formar cadenas productivas regionales y redirigir el comercio hacia adentro de América Latina.
Un mayor comercio dentro de la misma región con barreras o restricciones arancelarias a países no latinoamericanos podría frenar la catarata de productos baratos de otras partes del mundo y ser un colchón para la balanza ante la posible caída en la demanda de sus socios industrializados.»En una situación en la cual Estados Unidos y la Unión Europea están ralentizando sus economías y van a ser socios comerciales más débiles, aumentar el comercio intrarregional sí que hace sentido», dijo Natalia Saltalamacchia, directora del Centro de Estudios y Programas Interamericanos del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Pero la desventaja es que estas medidas son complicadas de revertir con rapidez: una vez que un sector industrial se adapta a producir con esquemas artificiales de protección es difícil en términos económicos y políticos quitarle la ayuda.
Sin definición
Las barreras podrían multiplicarse, pero por ahora las autoridades latinoamericanas no han definido pasos concretos y todo se encuentra en estudio. Todo dependerá de la magnitud de la crisis en Estados Unidos y Europa y de qué tanto se desacelere el crecimiento económico y la demanda. «Si el sistema monetario internacional, si la gobernanza de la reserva financiera no es capaz de resolver los desequilibrios en cuenta corriente y los movimientos que por esa vía se generan, hay espacio para que los países adopten ese tipo de medidas», aseguró Rosales de Cepal.
Pero primero, los países de la región tienen que limar sus asperezas internas si quieren aumentar el comercio entre ellos.
Latinoamérica no trata mejor a sus socios regionales que a otras economías del mundo, y las barreras internas entre ellos representan un 17 por ciento de los obstáculos comerciales totales que enfrenta la región.
Esas barreras, particularmente las no arancelarias, sumadas a problemas en aduanas, en el transporte y hasta en esquemas fitosanitarios son asignaturas pendientes, dicen analistas. Los roces internos comerciales en la región quedan claros en los archivos de disputas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). De las 15 quejas contra todo el mundo que mantiene Argentina, 8 son contra países de la región. Chile tiene 6 de sus 10 denuncias contra vecinos latinoamericanos.
Y en el caso de Colombia, tres de sus cinco denuncias se quedan en el barrio.