Todos sabemos que China está de moda hoy en día en muchos aspectos. No se queda atrás el área de la educación financiera. Nos cuenta una página de Internet que en Shanghai ofrecen un MBA financiero. Es decir una especialización en administración de negocios. No habría nada de especial con esta información si no fuese porque se trata de un MBA temprano, dirigido a niños entre los tres y los seis años.
El negocio parece que va viento en popa. Una de las instituciones que nos muestra la información llamada “Baby Genius”, tiene 4.000 niños matriculados que pagan $2.500 dólares cada uno, para atender al curso una vez por semana durante dos años. El curso cuenta con un pensum de 12 materias. Entre otras: conceptos sobre ingresos, conceptos sobre gastos, sobre negociación y otras áreas de economía. Por supuesto también les enseñan a los pequeños a hablar en público y a usar herramientas tecnológicas.
Al igual que un MBA para adultos, el curso incluye también casos prácticos. Por ejemplo los llevan a un supermercado, les entregan diez yuans (equivalente a un poco menos de tres mil pesos) y les piden que compren tres productos que, entre todos, cuesten menos de los diez yuans para que puedan reclamar el vuelto.
De esta forma, dicen los instructores, aprenden a comunicarse, calcular y manejar el dinero. En nuestro medio no estamos tan sofisticados; nuestra historia financiera comienza el día que el niño recibe el primer dinero para comprar su merienda en la tienda del colegio. Aun sin saberlo, está ingresando al mundo de las finanzas personales.
Las instrucciones que reciba de sus padres sobre cómo administrar la plata en ese momento y durante los años siguientes van a jugar un importante papel durante toda su vida. Si bien el niño aún no lo comprende, los padres sí deben ser conscientes de este hecho y deben establecer un plan concreto y consistente para educar al niño sobre este importante aspecto de la vida…
¡Así es como debería ser!, pero desafortunadamente no tenemos esa cultura.
Hay dos aspectos fundamentales de nuestra vida sobre los cuales no recibimos educación formal: cómo ser padres y cómo administrar el dinero. Si bien algunas personas no llegan a necesitar del primero, nadie escapa al segundo. El aprender a manejar los recursos financieros es un aspecto fundamental en la vida, sobre el cual toda persona debería recibir educación formal. Eso contribuiría con la prosperidad de la persona misma, de su familia y, por ende, de la sociedad como un todo. Ya muchos países han tomado conciencia sobre esta necesidad y están difundiendo programas masivos de educación financiera, a diferentes niveles.
Todos sabemos que China está de moda hoy en día en muchos aspectos. No se queda atrás el área de la educación financiera. Nos cuenta una página de Internet que en Shanghai ofrecen un MBA financiero. Es decir una especialización en administración de negocios. No habría nada de especial con esta información si no fuese porque se trata de un MBA temprano, dirigido a niños entre los tres y los seis años.
El negocio parece que va viento en popa. Una de las instituciones que nos muestra la información llamada “Baby Genius”, tiene 4.000 niños matriculados que pagan $2.500 dólares cada uno, para atender al curso una vez por semana durante dos años. El curso cuenta con un pensum de 12 materias. Entre otras: conceptos sobre ingresos, conceptos sobre gastos, sobre negociación y otras áreas de economía. Por supuesto también les enseñan a los pequeños a hablar en público y a usar herramientas tecnológicas.
De esta forma, dicen los instructores, aprenden a comunicarse, calcular y manejar el dinero. En nuestro medio no estamos tan sofisticados; nuestra historia financiera comienza el día que el niño recibe el primer dinero para comprar su merienda en la tienda del colegio. Aun sin saberlo, está ingresando al mundo de las finanzas personales.
Las instrucciones que reciba de sus padres sobre cómo administrar la plata en ese momento y durante los años siguientes van a jugar un importante papel durante toda su vida. Si bien el niño aún no lo comprende, los padres sí deben ser conscientes de este hecho y deben establecer un plan concreto y consistente para educar al niño sobre este importante aspecto de la vida…
¡Así es como debería ser!, pero desafortunadamente no tenemos esa cultura.
Hay dos aspectos fundamentales de nuestra vida sobre los cuales no recibimos educación formal: cómo ser padres y cómo administrar el dinero. Si bien algunas personas no llegan a necesitar del primero, nadie escapa al segundo. El aprender a manejar los recursos financieros es un aspecto fundamental en la vida, sobre el cual toda persona debería recibir educación formal. Eso contribuiría con la prosperidad de la persona misma, de su familia y, por ende, de la sociedad como un todo. Ya muchos países han tomado conciencia sobre esta necesidad y están difundiendo programas masivos de educación financiera, a diferentes niveles.
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