Cada vez hay más herramientas para elevar la eficiencia y productividad de las personas, teniendo incluso la posibilidad de llevarlas con nosotros en nuestros dispositivos móviles. Recibir y responder correos, comunicación directa por mensajes de texto, grupos de chat, video conferencias, herramientas de seguimiento de tareas o de proyectos, ¡incluso acceso a nuestras aplicaciones de trabajo y a nuestros documentos, presentaciones, hojas de cálculo o fotografías almacenadas en la nube! Esto es sin duda un gran avance, una manera de llevar nuestra oficina con nosotros lo cual nos ayuda a alcanzar esa eficiencia y productividad que mencionábamos al principio… Mas en medio de esas bondades existe un riesgo: al llevar con nosotros nuestros dispositivos móviles a todos lados, llevamos también con nosotros nuestro trabajo a todos lados.
Es tristemente cada vez más común la imagen de una familia o un grupo de amigos sentados alrededor de una mesa en silencio cada uno absorto en su dispositivo móvil. Y si bien es triste que estén compartiendo con personas distantes ignorando a los que están presentes, lo es todavía más – a mi parecer – cuando alguno está atendiendo asuntos de trabajo: en un chat de amigos cuando menos estás socializando… Pero enfocar tu vida al trabajo sólo te materializa, te enfoca en obtener recursos, en lugar de disfrutar a quienes te rodean, de disfrutar el momento. Y para colmo, el dinero es el recurso menos importante.
Pero no nos confundamos…
Los dispositivos móviles nos ayudan y mucho en el desempeño de nuestras actividades laborales o empresariales, lo que no debemos permitir es que a través de ellos esas actividades laborales o empresariales socaven nuestras actividades sociales, familiares o personales.
La frase “El trabajo se expande hasta donde tú lo permitas” que intitula este artículo la acuñé hace algunos años, cuando en la parte álgida de un proyecto uno de los responsables comentó que estaba naciendo su hijo. ¿Te imaginas? En vez de estar junto a su esposa en un momento tan importante, en lugar de estarse preparando para recibir a ese insuperable Don de la vida, estaba atendiendo correos y contestando mensajes. “Es que de todas maneras tengo que esperar“, dijo.
La vida es una sucesión de breves momentos, y los momentos que trascenderán en tu espíritu son aquellos a los que abocas tu corazón.
Y si bien es posible realizar intelectual o físicamente más de dos actividades a la vez, el corazón sólo puede enfocarse en una, la cual usualmente es aquella en la que tienes depositada tu atención.
¿Y cómo evitas que se expanda tu trabajo sin ponerlo en riesgo?
- Procura capacitar a compañeros o colaboradores en lo que tú realizas para que no sea indispensable tu presencia. Sé que muchos creen que volverte indispensable es la estrategia para conservar el trabajo, pero esta idea es falsa: Nadie es indispensable en un empleo. La verdadera estrategia es volverte valioso, es decir, que tu trabajo, conocimientos y experiencia den valor a la empresa o a tus clientes.
- Cuando estés en tus momentos de esparcimiento no cedas a la tentación de estar revisando tus correos, el avance en las actividades de tus subalternos o terminar aquella presentación que no has acabado.
- Si tu trabajo requiere una supervisión constante implementa esquemas de comunicación en base a la gravedad, de manera que lo que no sea imperativo puedas revisarlo de forma esporádica (cada dos – tres horas a través del correo, por ejemplo) y lo crítico te sea comunicado de inmediato (a través de mensajes de texto o llamadas telefónicas).
- De ser necesario acuerda con tus proveedores y clientes horarios para comunicarse directamente contigo, de manera que si te hablan fuera de ese horario sea por situaciones verdaderamente críticas.
- Tener un número celular para tu vida laboral y otro para tu vida personal es una buena idea, de hecho, es posible en algunos modelos tener los dos números en el mismo dispositivo de manera que puedas “apagarlos” de forma independiente.
- En tu agenda no sólo debiera haber citas de negocio y reuniones con colegas, también debe haber momentos para ir a ver el baile de tu hija o el juego de tu hijo, de salir con tu pareja, de dialogar contigo mismo. Y por cierto, estas actividades deben considerarse como prioritarias por lo que no son cancelables.
- En los momentos especiales has a un lado el celular y la tableta… a menos que sea para tomar fotos o grabar video, o a lo sumo para compartir el momento con quienes no pueden estarlo disfrutando contigo.
Y lo más importante, se honesto contigo mismo sobre la gravedad de los asuntos que estás atendiendo en medio de la hora de la comida sentado a la mesa con tu familia. En la gran mayoría de los casos son asuntos que podrías haber visto después. No en balde los sajones han acuñado el término workaholic para señalar a quienes trabajan de forma obsesiva, a quienes son adictos al trabajo. Y como en el caso de todas las adicciones ésta se desarrolla poco a poco, lentamente y de forma subrepticia. Finalmente la persona no se da cuenta que se ha vuelto adicta y niega la situación a familiares y amigos… mas de no atender su adicción de forma oportuna termina alejando a los amigos sinceros, destruyendo su familia y aún la propia vida de quien la padece.
¡Éxito!
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