El comportamiento del ingreso marca etapas o ciclos financieros bien diferenciados a lo largo de la vida. Encuentre en cuál etapa se encuentra.
El comportamiento del ingreso marca etapas o ciclos financieros bien diferenciados a lo largo de la vida:
– La primera etapa, que va hasta los 18 años, es el lapso de la educación básica y se caracteriza por ser un período sin ingreso, un período de dependencia de los padres.
En esta etapa el cerebro adquiere y almacena la mayoría de los paradigmas financieros que van a modelar nuestro comportamiento a lo largo de la vida.
– La segunda etapa, entre los 18 y los 30 años, aproximadamente, es la etapa de la formación profesional, en la cual elegimos una carrera, una profesión o un oficio que nos permita empezar a generar nuestros propios ingresos, ganar la independencia financiera y definir nuestro futuro económico.
– Sigue el período de la conformación de la familia, entre los 31 y los 45. Es el lapso durante el cual los ingresos crecen con mayor aceleración, al igual que los gastos. Aquí se adquiere la mayoría de los bienes esenciales: la casa, los muebles y, en fin, todo el bagaje que implica el desarrollo de una familia. Para lograr una buena administración de los recursos financieros, si aún no se ha hecho, es imprescindible iniciar un programa regular de Planificación Financiera. El plan -como un todo- debe revisarse cada vez que haya cambios importantes en nuestra vida, tales como el matrimonio, el nacimiento de los hijos o eventos similares. Sin embargo hay partes del mismo, tales como el presupuesto de ingresos y gastos, que deben revisarse con mucha mayor regularidad. Lo ideal es hacerlo mensualmente.
– La cuarta etapa, entre los 45 y 55, aproximadamente, es la del máximo desarrollo financiero. Es el lapso de la consolidación de la riqueza familiar. Los ingresos seguirán creciendo, pero con menor aceleración, hasta alcanzar el tope en algún momento de la etapa. Luego empezarán a decrecer.
– Más o menos a los 56 años se inicia la etapa del pre-retiro. Los ingresos decrecen, pero también lo hacen los gastos, puesto que ya los hijos deben haber empezado a tener independencia financiera. Esto hace que podamos mantener el programa de ahorro e inversión para el fondo de pensión sin ver deteriorada nuestra calidad de vida. Si no nos hemos preparado con antelación para el retiro, vamos a tener que empezar a aplicar un plan de emergencia, y recortar los gastos drásticamente para tratar de tener algo para la etapa del retiro. Es preferible hacerlo voluntariamente, durante esta etapa, que vernos obligados a hacerlo en la siguiente, cuando nuestros recursos estarán más diezmados.
– Y así llegamos a la sexta y última etapa de la vida. La teoría nos dice que los 65 años son una edad adecuada para retirarse. Sin embargo la edad de retiro dependerá de cómo nos hemos preparado desde el punto de vista financiero. Si lo hemos hecho inteligentemente, tendremos un retiro tranquilo y podremos disfrutar de la misma calidad de vida que tuvimos durante los años de mayores ingresos. Si no nos hemos preparado, entonces no tendremos un retiro como tal y tendremos que seguir trabajando para sobrevivir hasta el final.
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