Al principio, sin dudas parece una burbuja.
Los precios de algunas acciones populares crecieron a más del doble en lo que va del año, el mercado de salidas a bolsa se ha calentado y pequeños inversionistas vuelen a apostar en la renta variable.
El «murmullo sobre la burbuja» creció aún más luego de que Twitter debutara en la bolsa el 7 de noviembre, cuando las acciones del sitio de microblogueo se dispararon 73%.
El fabricante de autos eléctricos Tesla Motors ha subido más de 250% en 2013 y el gigante minorista en línea Amazon.com ha trepado casi 50%. Hay tantos superlativos en el mercado bursátil que es fácil olvidar que el S&P 500 ha establecido 36 récords este año durante su ascenso de 26%, o que la crisis sobre el límite de endeudamiento de Estados Unidos amenazó con sacudir la economía hace sólo un mes.
Durante la reciente audiencia de confirmación en el Senado de Janet Yellen, la nominada para reemplazar a Ben Bernanke como presidente de la Reserva federal, el senador republicano Mike Johanns afirmó que cree que la política monetaria laxa del banco central está impulsando un alza de las acciones y los mercados de bienes raíces.
«¿Qué estoy pasando por alto aquí?», preguntó. «Veo burbujas de activos».
Yellen respondió: «Debemos observar esto con mucho cuidado, pero no lo veo como una burbuja de activos».
Otros concuerdan. «Francamente me desconcierta que tanta gente esté preguntando sobre una burbuja», dice Liz Ann Sonders, estratega jefe de inversión en Charles Schwab, que tiene más de US$2 billones (millones de millones) en activos de clientes. «Quizás debido a que tuvimos dos burbujas feroces hace poco, estamos más en sintonía con la posibilidad».
Al mirar más de cerca, parece que los inversionistas esta vez son más selectivamente exuberantes.
David T. Friendly, un productor cinematográfico de 57 años de Los Ángeles, intentó comprar acciones de Twitter a su precio de salida a bolsa pero no pudo encontrar un corredor que le pudiera conseguir acciones. Luego del alza del primer día, dice que esperará a que el título se repliegue para comprar.
Explica que sigue viendo con cautela el mercado bursátil en general. Antes de la crisis financiera, Friendly cuenta que tenía asignado entre 30% y 40% de su portafolio a acciones. Ahora tiene sólo 20% en la bolsa. «Duermo mucho mejor de noche», afirma.
Los escépticos de la burbuja incluyen al economista de la Universidad de Yale Robert Shiller, quien ganó el Premio Nobel de Economía en octubre y tiene un historial exitoso a la hora de identificar un exceso especulativo en los precios de los activos.
Su libro «Exuberancia irracional», publicado durante el apogeo del frenesí sobre las empresas puntocom y editado por Turner en español, predijo con precisión un colapso del mercado bursátil. La versión actualizada del libro de 2005 identificó correctamente que el mercado de la vivienda se encontraba en medio de un auge especulativo.
Al observar las acciones hoy, Shiller lo sintetiza así: «El mercado está un poco alto, pero no es un momento en que cual estaría escribiendo ‘Exuberancia irracional'».
Su forma preferida de medir acciones indica que están caras, pero no burbujeantes.
Los inversionistas suelen medir el valor de las acciones al dividir sus precios por ganancias históricas o proyectadas de las compañías. Para matizar máximos y mínimos cíclicos en esas ganancias, Shiller divide el S&P 500 por el promedio de las utilidades de los componentes del índice en los últimos 10 años luego de ajustar ambos según la inflación.
Según esa medida, el S&P 500 tiene una relación precio/ganancias de alrededor de 25,4, frente al promedio de 16,5 de las acciones estadounidenses desde 1881.
Es podría parecer alto. No obstante, antes de que surgiera la burbuja de la vivienda, la relación P/G se acercó a 28 y cuando la burbuja puntocom alcanzó su punto máximo, la cifra ascendió a 44.
Aunque las acciones aún no están en una burbuja, siguen teniendo un precio alto, sostiene Shiller. Y muchos analistas y economistas, incluido Shiller, creen que los pequeños inversionistas harían bien en buscar en rincones del mercado donde los precios no son tan espumosos.
Con eso en mente, a continuación brindamos una guía de los últimos vestigios de acciones «baratas» y lo que deben buscar los inversionistas.
Aún están caras
Aunque las acciones parezcan costosas, hay muchos motivos para creer que este mercado alcista podría continuar. En conclusión: los inversionistas no deberían abandonar el mercado ahora simplemente porque creen que vendrá un repliegue, pero deberían prepararse por si el mercado sube mucho más.
Por un lado, los pequeños inversionistas recién acaban de regresar al mercado.
Hasta octubre de este año, los inversionistas volcaron US$111.000 millones en fondos de inversión de acciones y fondos que cotizan en bolsa de EE.UU., según la firma de investigación Morningstar. Eso aún no compensa los US$134.000 millones que retiraron del mercado bursátil desde 2009.
En los cuatro años previos al cénit de la burbuja tecnológica en 2000, los inversionistas colocaron US$471.000 millones en fondos de acciones de EE.UU., según Morningstar.
Aunque la relación P/G de Shiller parece alta, en otras medidas la bolsa no luce nada tan cara. Por ejemplo, la relación P/G del S&P 500 según los 12 últimos meses de ganancias es de 15,8 contra un promedio de 16,9 desde 1999, según FactSet.
Podría parecer que este período ha durado mucho tiempo, pero realmente no es tan inusual para un mercado alcista, sostiene Sam Stovall, estratega jefe de valores de S&P Capital IQ. (Un mercado alcista se define como un aumento de 20% sin una caída posterior de 20%, según los precios de cierre).
Por otro lado, aunque las tasas de interés han subido, los bonos siguen cerca de precios históricamente altos, lo que los convierte en un mal lugar para colocar efectivo. Los precios de los títulos de deuda se mueven en direcciones opuestas a las tasas de interés.
Cliff Asness, director fundador y gerente de AQR Capital Management en Connecticut, que gestiona unos US$90.000 millones, señala que su firma era moderadamente optimista sobre las acciones a comienzos de año pero ahora es «muy neutral».
Otras opciones
Ahorrar más dinero es la única forma garantizada de incrementar el patrimonio con más rapidez, pero hay otras formas de mejorar las probabilidades de un inversionista de obtener un retorno más alto.
Primero, aunque las acciones estadounidenses parecen costosas, hay sectores dentro de ese país —y regiones enteras fuera de EE.UU.— que lucen baratos.
Por ejemplo, Europa. Los temores de deflación y las continuas preocupaciones sobre los problemas fiscales de Grecia y otros países del sur del continente han golpeado a las acciones, por lo que sus bolsas están en los niveles más asequibles que han registrado en mucho tiempo, señala Meb Faber, director de inversión de Cambria Investment Management en Los Ángeles, que supervisa US$260 millones.
Aplicando la relación P/G de Shiller a otros países, Faber concluye que al 31 de octubre Grecia se cotizaba a una relación P/G de sólo 4. Irlanda, Italia, Portugal y España —que completan el grupo de países de la zona euro con problemas de deuda— registraban ratios de P/G de 10 o menos.
Mercados emergentes como China, Taiwán y México también se ubican por debajo del nivel de EE.UU.
«La mayor parte del mundo está barata. EE.UU. es la excepción», indica Faber.
Por supuesto, los inversionistas no deberían poner todos sus huevos en una canasta al apostar al país más barato. En cambio, la mejor opción podría ser un fondo indexado amplio que invierta fuera de EE.UU. Para los mercados desarrollados, algunas opciones son iShares MSCI EAFE ETF o el Vanguard FTSE Developed Markets ETF.
En el mundo emergente, el Vanguard FTSE Emerging Markets ETF y el iShares Core MSCI Emerging Markets ETF son algunas de las opciones disponibles.
Ciertos sectores dentro de EE.UU. también lucen baratos, señala Shiller. Sostiene que los más baratos son energía, productos básicos de consumo, salud e industriales, según sus cálculos de la relación P/G.
Fuente:
¿Hay una burbuja en las acciones estadounidenses?