El entorno de las empresa es cambiante e incierto y todas las organizaciones deben enfrentar eventos que afecten sus objetivos de negocio, bien sea como riesgos o como oportunidades.
Por lo tanto, la medición y evaluación de los riesgos del negocio se convierte en un tema prioritario, vinculado estrechamente con los sistemas de administración que permiten a las entidades funcionar con éxito en tales condiciones.
Una exigencia apremiante en el sistema financiero es la óptima administración y control de los diferentes riesgos a los cuales se ven expuestas las empresas. Por ello, en América Latina y específicamente en Colombia, las entidades del sector financiero, han venido desarrollando procesos de adaptación a los lineamientos consignados por estándares internacionales reconocidos como es Basilea, los cuales propenden de forma general por la identificación, medición, control y monitoreo de los diferentes riesgos. Estos lineamientos, orientan a las entidades hacia las sanas prácticas que permiten minimizar el impacto de los de los mismos en las actividades del mercado financiero, al tiempo que facilitan la implementación de procesos eficientes, basados en metodologías de reconocido valor técnico, los cuales buscan proteger a las entidades y sus clientes de eventos desfavorables como deterioros de cartera, incumplimientos legales, fallas en los procesos, entre otros, lo cual podría traducirse en detrimentos económicos tanto para la entidad cómo para los clientes.
De esta manera, la gestión de los diferentes riesgos favorece la administración eficiente de las entidades financieras como del sector real en la toma de decisiones sobre las principales variables que deben gestionar.
Con el conocimiento en temas de Administración de Sistemas de Riesgo, se busca principalmente cambiar los paradigmas que se tienen sobre este concepto, enfocado principalmente a ver riesgo solamente como algo negativo y no convertirlo en oportunidades.
Para esto se debe evolucionar y cambiar conceptos que a través del tiempo han tomado relevancia en las entidades, como son: pasar de administrar los riesgos en la baja jerarquía de la empresa y pasar a gestionarlo y controlarlo desde la Alta Dirección, el riesgo es administrado de forma aislada en cada área y pasar al riesgo es administrado de forma integral y bajo un marco común, la medición del riesgo es subjetiva y pasar a la medición del riesgo es cuantitativa y el monitoreo de riesgo es orientado exclusivamente al control puntual y pasar al monitoreo de riesgo orientado a la administración de portafolio.
Por todo lo anterior es de vital importancia adquirir los conceptos claves que permitan hacer identificación, medición y particularmente control y auditoría adecuada a la los diferentes riesgos a que se ven expuestas las entidades (crédito, operacional, mercado y liquidez). De esta manera, finalmente podremos comenzar a cambiar paradigmas culturales y corporativos que conlleven a una mejor gestión de la organización.
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