La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos, el mayor banco central del mundo, de inyectarle US$600.000 millones a dicha economía, una cifra que se sale de los pronósticos de los analistas del mercado, es un asunto que debería importarle a los inversionistas, por pequeños o grandes que sean.
Esa mayor irrigación de recursos podría llevar fácilmente al traste las medidas que tomara hace unos días el Banco de la República y el gobierno para frenar la apreciación del peso, una noticia que en lugar de tenernos contentos porque significa que nuestra ‘criolla’ moneda se valora cada vez más frente a los billetes verdes y que los productos importados como carros, computadores y otros equipos tecnológicos son más baratos que antes, deja mal parado al sector exportador y a la generación de empleo por cuenta de los menores ingresos por las ventas al exterior.
Como quién dice, los cálculos del mercado apuntan a un mayor debilitamiento del dólar, lo que demuestra una vez más que las fuerzas del mercado superan cualquier esfuerzo gubernamental por ponerle cortapisa a un fenómeno mundial.
De la bolsa, ni hablar. Esa cantidad de recursos nuevos que ‘andan por ahí’, le imprime un nuevo dinamismo a la bolsa. De hecho, en la local, hay quienes ya hablan de un Igbc cerrando el año cerca de los 16.600 puntos. Un índice que se anima no sólo por las noticias provenientes de Estados Unidos, sino por la cantada cercanía del grado de inversión, el beneficio tributario que cobija la compra de acciones colombianas a fin de año y los resultados de las empresas, que con excepciones como Bavaria (que no se transa en bolsa desde que se vendió a la surafricana SABMiller) que reportó un descenso de 8% en las ventas, se perfilan como otro de los indicadores clave que sustentan lo que está pasando en la bolsa.
En todo caso, hay que agarrarse bien de la silla, no sea que un salto sorpresivo nos haga caer.
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Más plata en la economía mundial ¿y ahora qué?