Un número creciente de organizaciones está analizando si practicar deportes puede ayudar a las mujeres a mejorar sus habilidades en el ámbito de los negocios.
Con aplausos y gritos de hurra un grupo de mujeres le da la bienvenida a Shavannia Williams. Pese a lo alto de sus zapatos, Williams hace su entrada en la sala con la agilidad digna de una atleta.
Bienvenidos a «Tacones y cascos» (Heels and Helmets), un campamento de entrenamiento para mujeres en Washington D. C., Estados Unidos, que usa el deporte para ayudarlas a mejorar en el ámbito de los negocios.
«El deporte te enseña que no puedes permitir que tus triunfos te vuelvan complaciente ni dejar que tus miedos te impidan desarrollarte», dice Williams, presidenta del club y editora de una revista en internet que lleva el mismo nombre.
Su experiencia en mercadeo en el área de deportes la convierte en una persona ideal para ayudar a otras mujeres a entender el lenguaje de los negocios y el deporte.
Pero aunque el uso de analogías deportivas en el mundo empresarial no sea nada nuevo, un número creciente de organizaciones está analizando si practicar deportes puede ayudar a las mujeres a mejorar sus habilidades como empresarias.
La consultora Ernst and Young entrevistó a 821 mujeres en puestos gerenciales y encontró que la gran mayoría de las mujeres que ocupan cargos jerárquicos había practicado algún deporte en la escuela o la universidad.
La compañía dice que su investigación valida el rol fundamental de la participación en juegos deportivos para desarrollar la capacidad femenina de liderazgo, y, por ello, ha lanzado su propio programa (Women Athletes Global Leadership Network) para conectar a las líderes mujeres con las atletas en todo el mundo.
Williams también destaca los beneficios que una mujer de negocios puede obtener en términos de contactos y relaciones al ganar acceso al vestuario, ese espacio exclusivo –real o metafórico– donde se dice que los hombres sellan acuerdos y toman las decisiones de negocios más importantes.
Investigaciones llevadas a cabo por Catalyst, una organización sin fines de lucro destinada a ayudar a las mujeres a crecer en el sector empresarial, también destacan las ventajas para establecer contactos que se desprenden de mirar o practicar algún deporte.
Brujas vs. ambiciosos
Los resultados de Ernst and Young no sorprenden a Karlyn Lothery, una consultora de comunicaciones basada en Washington, que trabaja con atletas y utiliza el poder psicológico del deporte para ayudar también a sus clientas menos activas.
Las mujeres que han hecho deportes en el pasado suelen tener más confianza en ellas mismas, dice. Esto puede traducirse en un buen apretón de manos, en hablar con autoridad sin necesidad de levantar la voz al final de la frase, algo que algunas mujeres hacen para parecer más firmes.
«Cuando la atleta convertida en ejecutiva quiere dejar algo en claro, lo logra», explica Lothery. «No puedes usar un tono suave, dubitativo. Las atletas tienen esa confianza de decir ‘vamos a hacer esto, nosotros podemos hacer esto, lo haremos y ganaremos’. Eso tiene mucha fuerza».
«También son más resistentes, porque en el deporte, tienes que aprender a perder y levantarte otra vez».
Lothery participó en una serie de deportes de equipo incluyendo softbol, fútbol y básquetbol. Dejó su trabajo en televisión para trabajar en la Asociación de Tenis Estadounidense antes de crear su propia empresa en 2008, justó cuando estalló la crisis económica.
Su pasado como deportista, dice, le dio las herramientas necesarias para hacer que su empresa que generaba US$30.000 al año pasara a generar más de US$1 millón.
«En el deporte uno mira a ver qué están haciendo los equipos exitosos o qué entrenamiento te hace falta para mejorar tu rendimiento. Soy una consultora de comunicación muy buena, pero lo que aprendí en ese momento fue que no era muy buena manejando mi empresa».
«Por eso lo que hice fue lo que hacen los equipos para rearmarse», explica Lothery.
Sheila Wellington, profesora de manejo gerencial de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, concuerda con que el contacto con el deporte le «da a las mujeres una suerte de experiencia y perspicacia muy útil en el mundo de los negocios».
«Las mujeres que quieren ganar son consideradas, a veces, como brujas. A un hombre ansioso por ganar se lo considera un ganador», añade.
«A una mujer que compite no se la considera femenina. A un hombre competitivo se lo tilda de ambicioso. El deporte le enseña a las mujeres que no hay nada malo en ganar y que está muy bien llegar a la cima, que no hay nada malo en querer ser parte del equipo ganador».
«Estas son lecciones importantes, y cuando antes lo aprendan las niñas, mejor para ellas».
Costado negativo
Pero sólo con practicar un deporte no basta, dice Maureen Weiss, profesora de kinesiología de la Universidad de Minnesota.
«Creo fervientemente que los deportes competitivos y otras actividades físicas pueden aportar las herramientas necesarias para el mundo de los negocios, pero algo clave es que esto no es algo que sucede automáticamente».
«Cuando un individuo tiene una experiencia negativa sobre el deporte, esto puede tener un efecto muy nocivo sobre la autoestima y la motivación».
Weiss está por hacer un estudio longitudinal para evaluar cómo las actividades físicas estructuradas pueden mejorar las aptitudes sociales de las niñas y darles un mayor entendiento en cuanto a lo psicológico.
Weiss seguirá de cerca el desarrollo de las niñas que tomen parte en los programas que ofrece Girls on the Run, una organización sin fines de lucro que busca mejorar la salud física y mental de las niñas a través de una serie de actividades que terminan con una carrera de 5 km.
Alcanzar una meta que muchos pensaban imposible genera confianza y enseña el valor de tener un objetivo, del esfuerzo y la determinación, argumenta Elizabeth Kunz, presidenta de Girls on the Run.
Muchas niñas abandonan el deporte cuando llegan a la pubertad, la misma edad en la que empiezan a perder confianza en sí misma y autoestima, dice.
«Es como un rito de paso. Nosotros tratamos de darles las herramientas que necesitan para que cuando llegue ese momento puedan recordar lo que aprendieron en Girls on the Run».
Otros expertos dicen que el deporte en general enseña el valor del trabajo en equipo, disciplina y voluntad, además de crear la energía física necesaria para trabajar durante horas.
Este mensaje parece claro: el mundo de los negocios es duro, si empleas las mismas tácticas que en un deporte competitivo, tendrás más oportunidades de ganar. Y, por si quedaba alguna duda, está bien ganar, chicas.
Fuente:
Mujeres deportistas, ¿sinónimo de empresarias exitosas?