Cuando se hace un recorrido por los cables de agencias de noticias relacionadas con los mercados bursátiles, el denominador común es cualquier excusa para justificar por qué sube o baja un mercado.
Hay bastantes ejemplos de ello: “Bolsa de Nueva York baja por aumento de solicitudes de auxilio de desempleo” fue uno de los que circularon este jueves.
El miércoles salió otro: “Bolsas europeas caen pese a reunión entre Sarkozy y Merkel”.
Así las cosas, siempre parece haber una excusa de por qué sí o por qué no, solo que en esta oportunidad la posibilidad de una nueva crisis mundial va más allá de las excusas o los titulares, pues sí es verdad que existe un temor generalizado en Asia, América y Europa sobre la liquidez y la ‘salud’ de los bancos de la zona Euro, sí es cierto que la demora de Estados Unidos en elevar el techo de su deuda generó desazón en los mercados, es cierto que la grave situación de Grecia podría contagiar a otros países, es un hecho que una cosa es salvar a Grecia y otra –muy distinta– tirarles el salvavidas a Italia y España, y sí es factible que una nueva crisis financiera se esté gestando, por todo lo anterior.
Pese a ello, el economista colombiano Fabio Suárez dice que esta turbulencia global es un tema coyuntural y por ende acabará pronto.
Otros analistas, por el contrario, predicen un ‘double deep’, es decir, una réplica de la reciente recesión del 2008, pero como toda réplica –en términos de movimientos telúricos– la segunda no es tan fuerte como la primera. El ‘double deep’ es lo que se conoce como la W, que baja, sube y vuelve a caer.
Fernando González, subeditor de Economía y Negocios de EL TIEMPO, opina que la actual volatilidad y amago de crisis es simplemente un coletazo de la recesión de hace dos años: “Es la misma enfermedad, que no se ha terminado de curar”, comenta.
Ante un eventual recrudecimiento de la preocupante situación financiera global, el gobierno colombiano ha dicho que la economía nacional cuenta con varios ‘colchones’, como reservas internacionales más cuantiosas que las de hace dos años, una regla fiscal que garantiza el ahorro de recursos en el presupuesto, reforma a las regalías, y un crédito flexible del FMI.
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