El conflicto que se genera entre el trabajo y la familia termina generando problemas en ambos ámbitos ¿Cómo puedes resolverlos?
Existe una frase popular que, hoy más que nunca, no deja de tener razón. Y es que “las personas trabajan para vivir, no viven para trabajar”. Como bien plantea esta posición, la gente realiza distintos trabajos remunerados con el objeto de recibir dinero y utilizarlo para satisfacer, desde las necesidades básicas, hasta las de autorrealización (recordando a Maslow), y no sólo con el afán de cumplir con las expectativas de la empresa.
¿De qué vale utilizar todo nuestro tiempo en alcanzar el éxito profesional, si eso termina afectando nuestro entorno personal? La respuesta obvia pareciera ser, “de nada”.
Sin embargo, también existe la posibilidad de que sea tu vida personal la que interfiera en tu desempeño laboral. ¿Cómo? Según María Eugenia Sánchez-Vidal, académica de la Universidad Politécnica de Cartagena, “el conflicto se define como la interferencia entre el trabajo y la vida privada que crea tensión o problemas a los individuos, como el resultado directo de la existencia de presiones incompatibles entre ambos roles. En general, el conflicto se considera que puede ser bidireccional”.
Es decir, por un lado, el trabajo interfiere con la vida privada y, por otro, la vida personal interfiere con el trabajo.
Según este planteamiento, el rol laboral demanda al trabajador un gran compromiso con la organización, lo cual se traduce en ocasiones en una mayor expectativa del gerente de que sus empleados deben pasar largas jornadas en el trabajo y priorizar su vida laboral a su vida privada.
Por otra parte, el rol personal demanda tiempo para el cuidado de la familia, realizar trabajo doméstico, realizar las compras, mantener el hogar, junto con tiempo para el ocio, descanso y otras actividades personales.
Cuando la familia repercute en el trabajo
Este conflicto está compuesto principalmente por dos factores: tiempo y cansancio.
Mientras el primero se refiere, por ejemplo, a las horas que utilizamos en cuidar a un hijo enfermo, lo que provoca la ausencia de un empleado al trabajo, la esfera del cansancio impide no dormir por la noche generando que el trabajador esté agotado y no rinda abundantemente en su puesto. Es decir, que en ambos casos es la empresa la que se ve afectada.
Según una investigación realizada en España y que llevó por titulo «Influye el conflicto trabajo-vida personal de los empleados en la empresa», el conflicto experimentado por los empleados implica un mayor deseo de dejar la organización, además de un menor desempeño en la empresa.
Los resultados también muestran que un trabajador que no tiene tiempo para su familia y su ocio o que llega agotado y cansado como consecuencia de su empleo, creará sentimientos negativos hacia su propia organización y reducirá su fidelidad y compromiso con su empresa.
¿Que se puede hacer la respecto?
Por parte de los trabajadores se puede crear lo que se conoce como “rituales de separación”: una pequeña acción que haces repetidamente después del trabajo y antes de ir a casa que envía un poderoso mensaje al cerebro de que el tiempo del trabajo se ha acabado y el de la vida privada empieza.
Un ejemplo puede ser la costumbre de cerrar todos los documentos de trabajo en un maletín o en un armario antes de salir del trabajo; o resumir las tareas hechas hoy y preparar la lista para mañana.
Otro ejemplo podría ser llamar la familia para avisar de que se ha terminado la jornada laboral y que se le espere en casa; o bien entrar en el hogar y cambiarse de ropa como primera cosa, dejando la del trabajo en un armario y poniéndose algo cómodo; o escuchar una determinada música o canción en el coche de camino a casa.
Dichas acciones son muy sencillas, pero pueden ser muy poderosas a condición que se repitan cada día siempre de la misma forma y en las mismas circunstancias, comunicando a tu cerebro de manera clara que el trabajo se ha acabado y, finalmente, que no sean meras acciones, sino «encarnen» ideas o conceptos de «separación».
Por parte de las empresas, surgen varias recomendaciones orientadas a los directivos y responsables de recursos humanos:
En primer lugar, las empresas deben aprender a gestionar el conflicto entre roles de sus empleados, apoyando iniciativas tendentes a que éstos encuentren el equilibrio necesario entre su vida laboral y privada.
Un ejemplo de lo anterior puede ser a partir de la disponibilidad y uso de prácticas de conciliación (horario flexible, jornada intensiva, semana comprimida), prácticas de flexibilidad espacial (teletrabajo, videoconferencias, e-learning), o asesoramiento en materia de conciliación laboral y personal (información sobre centros de cuidado de enfermos, guarderías).