Según una encuesta del Banco de la República y Fedesarrollo, solo el 21,5 por ciento de las compañías colombianas dedicadas a la industria y al comercio usan los ‘forward’.
Los empresarios colombianos afectados por el desplome del dólar siguen mostrando una gran apatía por el uso de seguros financieros que les permita protegerse de la revaluación.
Pese a que los bancos les ofrecen instrumentos de defensa contra las volatilidades de la tasa de cambio, la verdad es que son muy pocas las empresas exportadoras que usan esas armas y prefieren guardar la esperanza de que, algún día, el dólar suba o, si eso no pasa, le pedirán ayuda al Gobierno y al Banco de la República para que las salve de la crisis.
En opinión de los empresarios, los seguros cambiarios -conocidos como forwards u opciones- son instrumentos que de poco sirven para protegerlos de la volatilidad del mercado y, además, representan altos costos para su negocio.
Según una encuesta del Banco de la República y Fedesarrollo, solo el 21,5 por ciento de las empresas colombianas dedicadas a la industria y al comercio usan los llamados instrumentos derivados de tasa de cambio como los forward para protegerse de las variaciones del mercado.
Las grandes compañías son las que más emplean ese tipo de seguros, con una participación del 40,1 por ciento del total. Les siguen las medianas, con el 18,8 por ciento, las pequeñas, con 11,7 por ciento y las microempresas, con apenas el 2,2 por ciento. Una de las razones para que eso pase es el desconocimiento de esas alternativas, pese a que los bancos dicen que se han esforzado en adelantar campañas de información para promocionarlas.
Camila Vásquez, gerentes de divisas del Banco de Bogotá, dice que «en nuestra experiencia el desconocimiento de los productos y su dinámica contable hace que las empresas de menor tamaño no los utilicen. Otro factor que pesa es la falta de normas contables establecidas y estandarizadas para empresas del sector real en relación con los derivados».
Daniel Niño, jefe de investigaciones económicas del Grupo Bancolombia, dice que falta educación financiera, no sólo en el ciudadano del común, sino entre los propios empresarios y hasta entre los encargados de manejar las áreas financieras de las empresas.
Por eso, propone que el Autorregulador del Mercado de Valores (AMV) certifique a los responsables de las áreas financieras de las compañías, e, incluso, a presidentes y hasta miembros de juntas directivas «para que haya un manejo más adecuado e integral del riesgo».
Cuando se trata de identificar sectores que no usan esos instrumentos, los bancos tienen claro que uno de ellos es el floricultor. Fuente: