Los inversionistas globales han puesto miles de millones de dólares en los mercados emergentes buscando obtener altas rentabilidades. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es qué tan bueno es invertir en estos mercados. ¿Se está partiendo de expectativas demasiado optimistas? ¿Se están tomando excesivos riesgos? ¿Se ha olvidado la posibilidad que alguno de los emergentes vuelva a declararse en moratoria de su deuda?
Oportunidades
Hoy, la atención de los inversionistas está puesta en los mercados emergentes. Todo parece indicar que en este momento la posición financiera y situación macroeconómica de muchos emergentes, es más sana y sólida que la de algunos países desarrollados. A diferencia de la crisis asiática de 1997 y la posterior moratoria rusa, con la crisis financiera de 2008, los países emergentes salieron mejor librados –tenían unos ahorros que el mundo desarrollado no-.
Gobiernos con mejores balances
La deuda del total de los gobiernos de los emergentes representa menos del 50% de su PIB, mientras en el gobierno del tío Sam, esta relación se ubica alrededor del 90% de su PIB. Lo mismo sucede con el déficit fiscal. Históricamente, los emergentes han tenido déficit alrededor del 5% y 7% (a excepción de Grecia), sin llegar al 10% que tiene en este momento el gobierno estadounidense. Corregir un déficit de ese tamaño es complicado, se necesita tener años de crecimiento a tasas superiores al 5%.
“En cualquier medida de sostenibilidad, los niveles de deuda o de crecimiento de la economía en los mercados emergentes son dos veces mejor de lo que se está observando en los desarrollados”, dijo Kristen Ceva, directora del Fondo de Bonos de Mercados Emergenes (Payden) a Forbes.
Además, el mercado de bonos de deuda soberana de los países emergentes está pagando en promedio tres puntos porcentuales por encima de lo de los bonos del tesoro estadounidense de 10 años, que da un retorno del 2,5%.
Potencial de ventas más alto
Los empresarios ya no están viendo solo hacia los países desarrollados, ahora miran con particular atención a las economías emergentes –cuyo consumo interno se encuentra disparado-. No se puede desconocer el potencial de un mercado con 1.300 millones de personas como el chino. Ya la oportunidad de que Steve Jobs venda sus iPad no está solo en Estados Unidos, sino en China, Rusia y Brasil.
Términos de intercambio positivos
Los emergentes crecerán por cuenta del aumento de los precios de los productos básicos. Son muchas las economías que dependen, en buena medida, de las exportaciones de estos bienes. Los metales preciosos y los agrícolas son los que más están impulsando la tendencia alcista.
El oro por ejemplo, no ha hecho otra cosa que alcanzar máximos históricos. Los países mineros aumentan sus ingresos, al igual que los productores de trigo, maíz, soya y los petroleros. (Vea ¿Para dónde van los precios de los commodities?)
Espacio para crecer
Los mercados de capitales de los emergentes han ganado terreno en los últimos años, pero todavía hay espacio para continúen desarrollándose. La entrada en bolsa de recursos para invertir en empresas locales, que están ofreciendo ganancias atractivas para todos los que estén buscando altos retornos. De esta manera, lo que se espera es que los flujos de capitales, tanto golondrinas como inversión extranjera directa, sigan creciendo en los próximos años.
También se espera que las inversiones de los fondos de pensiones en el mercado de valores siga creciendo. En Chile, los recursos de estos fondos valen el 65% de la economía nacional, mientras en otros emergentes como Turquía, Polonia y Colombia, este porcentaje no alcanza el 15%, afirma Manuel Felipe García, director de Investigaciones Económicas de Skandia. A pesar de la informalidad laboral, la población en el mundo emergente es mucho más joven que en el desarrollado.
La revaluación de monedas
La revaluación que han presentado la mayoría de monedas de los mercados emergentes, ha hecho que aquellos que buscan una rentabilidad en dólares estén ganando por partida doble. Por un lado, está la valorización de su activo y por otro el diferencial que obtienen al momento de cambiar sus monedas.
Riesgos
Por supuesto, que la inversión en mercados emergentes tiene sus riesgos. Son varios los países que en años recientes se han declarado en moratoria o han reestructurado sus deudas. En agosto de 1998, Rusia suspendió el pago de los bonos de deuda pública, en 2001, Argentina declaró la mayor moratoria de la historia y en 2005, República Dominicana reestructuró el pago de su deuda externa.
Tampoco se puede desconocer la inestabilidad de algunos países que carecen de disciplina fiscal y de voluntad de defender sus monedas. El gobierno venezolano de Hugo Chávez ha tenido que ofrecer cupones de más del 15% para obtener recursos. Lo mismo le sucede al gobierno de Ghana (con retornos del 13%) que a pesar de tener abundantes reservas petroleras, sufre problemas de refugiados y corrupción. Incluso México tendría que empezar a pagar altas tasas por cuenta de sus problemas de violencia.
En otros países, el cambio de gobierno puede significar un retroceso. Por eso, hay que prestar particular atención a las elecciones presidenciales que se realizarán el otro año en Grecia y también en Perú. En este último no hay nerviosismo, aunque el triunfo de la candidata de izquierda, podría ser tomado como una señal negativa por los mercados. En Argentina, también hay incertidumbre por la muerte de Kischner.
Los retos a nivel social también siguen siendo muy importantes en los emergentes, donde persisten problemas de desigualdad, desempleo y pobreza. Así que la tarea es trabajar para cerrar la brecha, que en términos de ingreso per cápita, continúa siendo muy marcada con los mercados desarrollados.
Otra de las razones por la que muchos inversionistas todavía miran con cautela los emergentes está asociada a que en el pasado, algunos países como Brasil y Turquía sufrieron problemas de hiperinflación que socavaron el valor de las monedas locales en relación con el dólar.
A diferencia de los países desarrollados, el componente de alimentos dentro de la inflación es mayor en las economías emergentes. Por ejemplo, mientras que en las economías desarrolladas los alimentos pesan alrededor del 9% en las economías emergentes pesan cerca del 35%, llegando incluso al 50% en algunas economías asiáticas, dice García.
Sin embargo, ya son muchos los países que han trabajado en definir una política monetaria independiente para mantener la inflación en niveles estables. En Brasil, una política antiinflacionaria agresiva parece haber dejado en el pasado los temores de un alza en los precios.
¿En qué invertir?
Las opciones son muchas. Usted puede adquirir bonos de deuda soberana de un país emergente en dólares, comprar acciones o monedas como el real, adquirir ETF –que replique el índice de fondo de mercados emergentes- o invertir en productos básicos. Por la naturaleza de estas operaciones, vale la pena que se asesore de un profesional, que entre instrumentos sofisticados, le ayude a escoger el que más se adapte a su perfil de riesgo.
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