Tuve la grata oportunidad de dar varias charlas de finanzas personales la semana pasada a estudiantes universitarios inspirándolos a que tomen el control de su futuro financiero.
Surgieron inquietudes como las preocupaciones de no tener nada de dinero por un lado y por otro, tener demasiado. Ambos casos producen bastante estrés. Les pregunté: ¿Cuál de los dos escenarios les gustaría enfrentar? En el caso de tener demasiado, la reflexión es: ¿Y si lo pierdo todo?.
El ser humano simplemente es un administrador. Nada más. No posee nada ni se puede llevar cosas al más allá. Todo se queda acá, todo es prestado para su disfrute. En este proceso, y para ser eficiente en cualquier logro de la vida debe focalizarse en fortalecer las áreas interiores (mental, emocional y espiritual), las cuales crean la parte visible (física).
Se afirma que las tres primeras tienen una incidencia del 90% y la última 10% en nuestra vida. En el caso de la educación y libertad financiera, se hace necesario trabajar cada una con mucha disciplina.
Área mental: se encuentra el desarrollo del conocimiento que integra la vida profesional. Combina los conocimientos con la inteligencia. Es el coeficiente intelectual.
Área emocional: se encuentran nuestros sentimientos y emociones. Lo que sentimos, nuestro dialogo personal, nuestra actitud, nivel de motivación y relaciones con los demás. Es el coeficiente emocional.
Área espiritual: se encuentra allí nuestras creencias, principios y valores como la honestidad, rectitud, y la justicia. Se focaliza en el ser, encontrar nuestra misión en esta vida, el para qué estamos en este mundo.
Área física: es la que integra la vida material, económica y la salud. Es donde se encuentra todo lo tangible. Acá es necesario cuidar con ahínco la salud física y la salud financiera. El área física es el resultado de las tres áreas anteriores.
Se pueden perder muchas cosas en la vida de un ser humano como la familia, el empleo, el dinero, las cosas, un ser querido, la libertad, etc. Pero lo relevante no es lo que se pierde sino como reaccionamos ante el hecho, nuestra actitud. Es la verdadera esencia. Existen innumerables casos de personas que lo perdieron todo y dos o tres años después lo habían recuperado, incluso incrementado su fortuna. Estas personas simplemente tenían sus áreas internas altamente entrenadas para superar los obstáculos.
Se dice que lo invisible crea lo visible. Es una ley. Así como las semillas producen las plantas, igual sucede con los resultados (lo físico) en el ser humano. Todo inicia en nuestro interior, sin excepción. Lo bien o mal que nos vaya en la vida depende de que tan equilibradas estén nuestras áreas.
Para lograr la plenitud en la vida no se puede enfocar en una sola área, y dejar de lado las demás, dado que todas están relacionadas y deben estar en equilibrio. No tener en cuenta esta observación lleva a satisfacciones parciales, pues cuando cambien las circunstancias es probable que nuestra fortaleza caiga como un castillo de naipes.
Hemos visto personajes famosos, celebridades y acaudalados que han acabado con sus vidas teniéndolo todo. La causa, un mundo interior demasiado inexplorado y frágil. Se enfocaron en el “Tener” y no en el “Ser”.
Image cortesia de jesadaphorn/ FreeDigitalPhotos.net