Para dejar de perder el tiempo, acuda a la ciencia de regular sus emociones

Atención personas que dejan las cosas para después: si han intentado desarrollar su autodisciplina pero siguen posponiendo las tareas, quizás deban intentar hacer algo distinto. Hay un nuevo método: revisar su estado anímico.

A menudo, las personas que procrastinan intentan evitar la ansiedad o la preocupación que genera una tarea difícil con actividades diseñadas para mejorar su estado de ánimo, como revisar Facebook o dormir una siesta. Pero ese patrón, que los investigadores llaman «ceder para sentirse bien», hace que estas personas se sientan peor más tarde, cuando enfrentan las consecuencias de no entregar algo a tiempo o hacer un esfuerzo apresurado de último minuto, señala Timothy Pychyl, profesor adjunto de Psicología en la Universidad Carleton en Ottawa, Canadá, que investiga el tema.

Los psicólogos y los consultores especializados en administrar el tiempo se están concentrando cada vez más en una estrategia nueva: ayudar a las personas que procrastinan a ver cómo los intentos por reparar su estado anímico socavan sus esfuerzos y aprender a regular sus emociones de maneras más productivas.

El nuevo método se base en varios estudios de los últimos dos años que muestran que las emociones negativas pueden descarrilar los intentos de autocontrol. Llena un vacío de los métodos establecidos del manejo del tiempo, que enfatizan cambios de conducta como adoptar un nuevo sistema de organización o hacer ejercicios para apuntalar la fuerza de voluntad.

Gisela Chodos tenía un hábito de posponer la limpieza del interior de su auto hasta que terminó tan repleto de juguetes, envolturas de snacks, bolsas de comida rápida, lápices y otras cosas que le daba vergüenza estacionarlo en un estacionamiento público u ofrecerle un aventón a otra persona, dice Chodos, madre de dos niños que vive en Salt Lake City y estudia informática a medio tiempo.

Encontró podcasts de Pychyl en 2012 y se dio cuenta de que simplemente buscaba sentirse mejor cuando se decía a sí misma que tendría más ganas de realizar una tarea más tarde. Afirma: «Intento huir de los sentimientos y evitar la incomodidad». Se refiere a la ansiedad que a menudo siente de que su trabajo no será lo suficientemente bueno o que alguien lo desaprobará.

«La emoción está en el núcleo», indica Chodos. «Tan sólo saber eso me da un poco de fuerza para decir: ‘Bueno, estoy sintiendo incomodidad, pero sentiré más incomodidad más tarde» si el trabajo no se hace. Está percepción le ha permitido limpiar su auto con más regularidad, dice. «Ya ha pasado mucho tiempo desde que mi auto estaba tan mal que me aterraba la idea de que alguien se asomara a ver el interior».

Los investigadores han producido un manual de estrategias para ayudar a quienes procrastinan a sacarle provecho a sus intentos de mejorar su estado anímico. Algunas son consejos clásicos y comprobados: Pychyl les aconseja «simplemente empezar, y poner la meta de empezar bastante baja». Los que procrastinan son más propensos a poner esa técnica en práctica cuando entienden cómo funciona la reparación del estado anímico, señala Pychyl, autor de un libro de 2013, «Solving the Procrastination Puzzle» (algo así como «Resolver el rompecabezas de la procrastinación»). Añade: «El verdadero impulso de ánimo viene cuando hacemos lo que pretendemos hacer: las cosas que son importantes para nosotros».

También recomienda a estas personas «el viaje en el tiempo», que consiste en proyectarse a sí mismos hacia el futuro para imaginar la buena sensación que tendrán cuando terminen una tarea, o los malos sentimientos que tendrán si no lo hacen. Esto soluciona la tendencia de los desidiosos de dejarse agobiar tanto por ansiedades en el presente que no piensan en el futuro, afirma Fuschia Sirois, una profesora de Psicología en la Universidad Bishop’s en Sherbrooke, Quebec, y autora un estudio de 4.000 personas sobre el tema.

Sean Gilbertson, un ingeniero de software de Minneapolis, comenzó a usar la técnica de viajar en el tiempo, y se pregunta a sí mismo: «¿Qué cosas negativas ocurrirán si procrastino? ¿Se reflejará en mi evaluación? ¿Cómo repercutirá en mi reputación? ¿Influirá en mi aumento (de salario) o bonificaciones?».

Utilizó la técnica recientemente al programar un prototipo de un dispositivo médico para ayudar a los médicos a prevenir escaras por presión en pacientes en sillas de ruedas. Imaginó los buenos sentimientos que tendría tras terminar con éxito el proyecto y complacer a su cliente y su empresa. Imaginó a pacientes «viviendo felices y sintiéndose mejor». Los sentimientos positivos que siguieron le dieron la energía para programar el dispositivo más rápido y terminar el proyecto de tres meses a tiempo. El cliente estaba tan contento que «sólo hablar con ellos es un placer», expresa.

Alrededor de 20% de los adultos aseguran procrastinar de forma crónica, según investigaciones de Joseph Ferrari, profesor de Psicología en la Universidad DePaul, en Chicago, y otros. Otros estudios sugieren que el porcentaje entre estudiantes universitarios podría ascender hasta 70%. El hábito pronostica salarios más bajos y una mayor probabilidad de desempleo, según un estudio reciente entre 22.053 personas, realizado por Ferrari y otros.

La mayoría de las personas que procrastinan se reprochan a sí mismos incluso mientras posponen deberes, repitiendo pensamientos negativos como: «¿Por qué no puede hacer lo que debería estar haciendo?» o «Debería ser más responsable», dice Gordon Flett, profesor de Psicología en la Universidad York, en Toronto. «Ese diálogo interno negativo refleja preocupaciones y dudas sobre sí mismos», dijo Flett.

Una estrategia para reparar el ánimo, perdonarse a uno mismo, busca disipar sentir culpa y el culparse a uno mismo. Universitarios de primer año que se perdonaron a sí mismos por procrastinar al estudiar para su primer examen en una clase procrastinaron menos en el siguiente examen, según un estudio de 2010 encabezado por Michael Wohl, profesor asociado de Psicología en Carleton.

Thomas Flint aprendió sobre la técnica al leer sobre investigaciones de auto-regulación, incluyendo estudios de Sirois y Pychyl. La puso en práctica cuando su familia se mudó recientemente a Sewell, en Nueva Jersey. En lugar de reprenderse a sí mismo por no vaciar todas las cajas apiladas en su garaje en cuanto llegaron, Flint decidió perdonarse a sí mismo y comenzar con un solo paso. «Decía: ‘Bueno, me tomaré una hora con el objetivo de instalar la televisión, y sólo eso'», expresa. Después vio un programa de TV como recompensa. Permitirse a sí mismo hacer el trabajo por pasos, dice, es «una victoria».

Fuente:

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