Este año, muy a diferencia de lo que se consideraba a su inicio, la renta fija (TES) se ha caracterizado por haber tenido un mejor desempeño relativo al de la renta variable. Esto se debe en principio a dos factores iniciales.
En primer lugar, la renta variable habría alcanzado niveles elevados hacia finales de 2010, con el máximo registrado el 5 de noviembre, por ello parecería costosa de cara al inicio de año. En segundo lugar, la renta fija sufrió una desvalorización no anticipada con el repunte inflacionario de finales de año producto de la ola invernal, por ello parecería barata al inicio de año. Así las cosas, en el curso del año, estos dos activos han tenido comportamientos encontrados, y a la fecha, el gran vencedor es la renta fija.
Sin embargo, vale la pena desenredar más el hilo detrás de la valorización de la renta fija, en particular, los títulos del tesoro (TES). A comienzos de año (utilizando el título de 2024 del tesoro como referente) las tasas de interés alcanzaron el 8,96% y a partir de este nivel mostraron una tendencia a la valorización con leves interrupciones hasta alcanzar el pasado 8 de septiembre una tasa de 7,18%. Este efecto habría estado fundamentado en varios factores, entre ellos los principales serían: (1) la corrección en las expectativas de inflación; (2) la política monetaria contractiva ha permitido anclar expectativas por una parte y aplanar la curva favoreciendo la parte larga de la curva; (3) el grado de inversión, que ha permitido la entrada de nuevos recursos al mercado y ha disminuido la percepción de riesgo de los agentes sobre la deuda Colombia; (4) el diferencial del retorno con países de la región de similar grado de inversión a favor de Colombia.
Pero sin lugar a dudas, en la segunda mitad del año, el factor que domina el apetito por renta fija soberana es la aversión al riesgo. Luego de los eventos en Europa que llevaron a la aprobación de un segundo paquete de ayuda para Grecia y en los Estados Unidos con el debate político sobre el techo de la deuda y la posterior rebaja de calificación de su deuda soberana, los mercados de capitales alrededor del mundo han enfrentado una turbulencia e incertidumbre elevada. Este comportamiento se ha visto intensificado con las señales encontradas que han recibido los mercados de los dirigentes en Europa y Estados Unidos, que no logran alinear sus posiciones ni se evidencia un liderazgo de su parte.
Así las cosas, a pesar de la reducción de la calificación de la deuda soberana de los Estados Unidos, el apetito por sus títulos del tesoro se ha incrementado y la referencia de 10 años ha alcanzado tasas mínimas históricas. En este contexto, los activos sobre los que subyace un mayor riesgo, como la renta variable, han mostrado retrocesos considerables a favor de aquellos más seguros, cómo la deuda soberana. Colombia no ha sido ajena a este fenómeno y ha visto, desde finales de junio, el retorno de los TES alcanzar mínimos o niveles muy cercanos a estos y un apetito marcado sobre la deuda pública. Cabe resaltar que en las últimas semanas este fenómeno se ha visto interrumpido por un programa de canje de deuda que estableció el gobierno para esta semana y que he devuelto parcialmente las tasas de la parte larga.
¿Qué se puede esperar hacia adelante? En principio, la situación externa continúa complicada pero debería, con la reunión de la Reserva Federal de ayer y hoy, mermar la aversión al riesgo, algo de esto se ha visto en los mercados internacionales la semana pasada y esta. Así, de mantenerse la correlación con los activos internacionales y un posible incremento en las expectativas de inflación para lo que resta del año, y habiendo descontado en buena medida los factores internos que habrían permitido alcanzar niveles mínimos en tasas, se puede esperar una devolución en el retorno de los TES para final de año. Aunque todavía habría algo de espacio para quienes, con corazón de acero, se aventuren a especular en TES de la parte larga antes de que se conozca el dato de inflación de septiembre, toda vez que el incremento reciente en los retornos de la deuda local se han debido principalmente al canje de deuda del gobierno y no a circunstancias de mercado o internacionales.
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