Conoce las responsabilidades que deberás asumir para dirigir tu empresa y la mentalidad que tienes que adoptar para llevarla al éxito.
Muy a menudo, cuando una compañía se enfrenta a obstáculos o da un paso en falso en un plan de negocios, el fundador culpa a otros cuando en realidad puede ser de él.
Recientemente me reuní con una compañía de software que observó un crecimiento increíble en cinco años, llegando a los seis millones de dólares en ventas, seguido de dos años de estancamiento antes de que las ventas comenzaran a caer. El fundador, que maneja un equipo de 80 personas, ha trabajado en exceso, está cansado y estresado y aun así se exige a sí mismo a recuperar ese impulso de hace tres años.
Si profundizamos un poco, lo que resulta claro es que el dueño sigue escribiendo copias de marketing, corrigiendo errores de código y atendiendo a todas las ferias y juntas de ventas. Tiene un equipo de liderazgo senior, pero a menudo socava sus ideas tomando decisiones rápidas que cambian la naturaleza de los proyectos. Hay 80 personas trabajando para la compañía, pero sólo uno que toma las decisiones.
Desde la perspectiva del fundador, la razón para el estancamiento es la combinación de un equipo de marketing débil, un mercado laboral competitivo para los desarrolladores y los movimientos inteligentes de la competencia. Mi interpretación es mucho más sencilla: para encontrar la causa del declive o estancamiento, el dueño no necesita mirar más lejos que el espejo. Piénsalo así: el éxito inicial y la tracción fue resultado de tu intelecto, pasión, visión y ética de trabajo. Tú eres responsable. Si actualmente enfrentas un estancamiento no puedes escapar de la responsabilidad.
El cambio de mentalidad de fundador a CEO no es una progresión natural. Los fundadores que han construido sus compañías al controlar los elementos de su negocio, encuentran difícil dejar a otros liderar el cargo. Temen perder el contacto. Cada fundador práctico llega a su punto de saturación, cuando simplemente no hay suficientes horas en un día para atender todos los proyectos. Los fundadores que no se dejan llevar ni delegar se convierten en cuello de botella para sus organizaciones. Para aquellos que hacen el cambio de dueño a CEO, aquí les comparto cómo manejar la transacción:
Valora tu tiempo a 1000 dólares por hora
Como CEO, debes valorar tu tiempo antes que nada. Mide tu vida como si valiera 1000 dólares por hora y toma decisiones basándote en cómo pasar tu tiempo como corresponde. Los CEOs efectivos se preguntan a sí mismos, “¿cuál es el mejor uso de mi tiempo ahora mismo?” Trabajando en cosas que un redactor junior debe estar completando no es un buen uso de tu tiempo. En lugar de eso, enfócate en la creación de ingresos dignos de dedicar más tiempo.
No hagas nada y maneja todo
Un cambio de mentalidad es necesario. Los CEOs deben trabajar en su negocio, no trabajar en la empresa. Los líderes efectivos alinean a su equipo alrededor de un conjunto de resultados deseados claramente definidos y luego los administran. Maneja el quién, qué y cuándo, no el cómo. Al quitar tus manos del cómo te abres a la capacidad requerida de un CEO.
Conviértete en el jefe
El contexto es importante en el liderazgo. Al enmarcarte como el “jefe”, le estás recordando continuamente a tu equipo por qué la compañía está haciendo lo que está haciendo, por qué existes y cuál será tu legado. Estos recordatorios permiten al equipo reunirse en torno un conjunto compartido de valores fundamentales. Guiar a las personas en tus valores le da un contexto en su toma de decisiones.
Los dueños que exitosamente cambiaron del pensamiento fundador a la mentalidad CEO no pierden el contacto con sus negocios. En lugar de eso, se abren más a la capacidad de liderar la compañía a un futuro más brillante y próspero.
Fuente: http://www.soyentrepreneur.com