Bruselas/Francfort_El nuevo jefe del Banco Central Europeo afirmó que estaba dispuesto a tomar medidas más fuertes para enfrentar la crisis de deuda regional si los líderes políticos acordaban la próxima semana aplicar controles presupuestarios más estrictos en la zona euro.
Un día después de que los mayores bancos centrales del mundo adoptaran una acción conjunta de emergencia para proveer de liquidez en dólares a los complicados bancos europeos, Mario Draghi planteó un oscuro panorama del estado del sistema financiero.
«Un nuevo pacto fiscal sería la señal más importante de los gobiernos de la zona euro para embarcarse en una senda de amplia profundización de la integración económica. También presentaría una clara trayectoria para la evolución futura de la zona euro, enmarcando así las expectativas», afirmó al Parlamento Europeo.
Draghi no detalló cuáles medidas podría tomar el BCE, pero está bajo una enorme presión política y del mercado para que acelere las compras de bonos de gobiernos de la zona euro o preste dinero al Fondo Monetario Internacional para apoyar a las alicaídas economías de Italia o España.
En el corto plazo, los economistas esperan que el BCE calme la presión sobre los bancos y una economía que está ad portas de una recesión con rebajas en las tasas de interés la próxima semana y que anuncie ofertas baratas de liquidez de más largo plazo con normas de garantías menos estrictas.
Los mercados aguardan un recorte de tasas de 25 puntos básicos a 1% el 8 de diciembre y Draghi no dijo nada que cambie esa expectativa.
En respuesta a comentarios de parlamentarios, agregó que el BCE tenía margen para actuar dentro del Tratado de la Unión Europea y que lo más importante era asegurar que los canales de crédito cortados comiencen a funcionar de nuevo.
Draghi, que enfrenta una de las decisiones más difíciles de los 12 años de historia del euro a solo un mes de asumir su cargo, dijo que el BCE está consciente de que muchos bancos europeos están en dificultades debido a la presión de los bonos soberanos, el estrecho mercado de préstamos interbancarios y la falta de garantías.
«Los riesgos para el panorama económico se han incrementado», aseguró, resaltando que el mandato del BCE era mantener la estabilidad de precios «en ambas direcciones», una extraña señal de que al banco le preocupan los riesgos deflacionarios tanto como los inflacionarios.
Con dos años de crisis de deuda en Europa, los inversionistas están escapando del mercado de bonos de la zona euro, los bancos europeos están desechando la deuda gubernamental, los bancos del sur europeo están perdiendo depósitos y la recesión acecha, lo que aumenta las dudas sobre la supervivencia de la moneda única.
El euro y las acciones europeas subían levemente tras una fuerte escalada del miércoles provocada por la intervención conjunta de la Reserva Federal estadounidense, el BCE y los bancos centrales de Japón, Reino Unido, Canadá y Suiza.
Los futuros del bono alemán, considerado un refugio seguro, ampliaban sus ganancias luego de que Draghi dijo que el programa de compra de bonos del BCE era solo temporal y limitado, pero los mercados recibieron un impulso por la sólida demanda que tuvieron las subastas de deuda en España y Francia el jueves.
A 10 días para salvar al euro
Los líderes de la UE sostendrán una cumbre clave el 9 de diciembre, para la que el mayor aportante de la unión, Alemania, está presionando por un acuerdo sobre una reforma al tratado que establezca poderes coercitivos para vetar presupuestos nacionales en la zona euro que incumplan las normas acordadas.
Esto generó que el presidente financiero del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, Manfred Schepers, dijera a un diario holandés: «hay siete días hábiles para salvar a Europa».
Berlín quiere que la Comisión Europea tenga el poder de rechazar los presupuestos nacionales antes de que vayan al Parlamento y enviar a los incumplidores persistentes de las normas de déficit a la Corte Europea de Justicia.
Esto es altamente controvertido para Francia, que trabaja en propuestas conjuntas con Alemania para ser presentadas a los socios de la UE la próxima semana.
El presidente Nicolas Sarkozy tiene previsto delinear su visión sobre la integración de la zona euro en un discurso en la ciudad portuaria de Toulon más tarde y la canciller alemana, Angela Merkel, planteará su postura al Parlamento en Berlín mañana.
Fuentes cercanas a las negociaciones dijeron que ambos líderes no habían llegado a un acuerdo sobre temas claves como el rol del Ejecutivo de la UE y de los tribunales, ya que París prefiere un enfoque intergubernamental que deje la palabra final a los líderes elegidos.
El principal contendor del conservador Sarkozy en la próxima elección presidencial del 2012, el socialista Francois Hollande, dijo que como presidente, nunca dejará que Francia ceda su soberanía presupuestaria a jueces europeos.
En Berlín, líderes de la coalición de centro-derecha de Merkel acordaron que la oposición de Alemania a la emisión de deuda común de la zona euro no es negociable, cerrando una puerta que Francia y otros países de la zona euro trataban de abrir.
«No estamos dispuestos a comprar cambios al tratado (UE) a cambio de normas que otros países europeos quieren, por ejemplo los eurobonos», dijo el ministro de Economía germano, Philipp Roesler, del partido liberal Demócratas Libres tras conversar con Merkel y Horst Seehofer, líder de la Unión Social Cristiana Bávara.
El viceministro de Finanzas de China dijo que la zona euro ha hecho «positivos avances» al concordar esta semana incrementar el poder de fuego de su fondo de rescate, pero que Pekín esperaba ver más avances en la cumbre de la UE de la próxima semana.
«La crisis actual, de algún modo, es más seria y compleja que la crisis financiera internacional que siguió a la caída de Lehman Brothers», dijo Zhu Guangyao en un foro.
En Grecia, donde comenzó la crisis de deuda europea en el 2009, escuelas, hospitales y el transporte público estaban paralizados por un paro general de un día en protesta contra el presupuesto de austeridad del nuevo Gobierno de unidad nacional impuesto por la UE y el FMI.
La paralización es la primera gran prueba para el Gobierno del tecnócrata primer ministro Lucas Papademos, que ha tenido poco tiempo para celebrar desde que los ministros de Finanzas del bloque aprobaron un tramo de 8.000 millones de euros en ayuda para evitar que Grecia caiga en quiebra.
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