¿Será Stephen Elop el próximo líder de Microsoft?

Después de tres años de intentar reparar negocios que demostraron ser irreparables, el presidente ejecutivo de Nokia Corp., Stephen Elop, está de vuelta en Microsoft Corp. para ayudar a darle forma al legado de su antiguo jefe, Steve Ballmer, el presidente ejecutivo del gigante de software, y puede que también para quedarse con su puesto.

Elop salió de Microsoft tras dirigir la rentable división empresarial. Ahora, regresa como una especie de héroe. Fue el único ejecutivo en el negocio global de teléfonos en usar exclusivamente la plataforma móvil de Microsoft y Nokia ahora es responsable por casi todas las ventas de teléfonos Windows a nivel mundial.

Todo está preparado para que el ejecutivo de 49 años ayude a Ballmer a sacar adelante un ambicioso plan y, con ello, ganarse el respeto de la junta directiva de Microsoft, conforme los directores buscan a un nuevo presidente ejecutivo.

En una entrevista el martes, Ballmer señaló que el público no debería sacar demasiadas conclusiones del significado del acuerdo de cara al futuro de Elop, pero reconoció que su colega había pasado de ser un candidato externo a uno interno.

El objetivo inmediato es trabajar codo a codo con los ingenieros y el equipo de marketing en Microsoft para colocar las piezas en su lugar y así empezar a competir de verdad con los rivales. Los ejecutivos están ansiosos por desarrollar un tercer ecosistema legítimo que sea capaz de enfrentarse a potencias como Samsung Electronics Co., Apple Inc. y Google Inc.,que acumulan mucha ventaja gracias a sus sistemas iOS y Android.

Si fracasa, el legado de Ballmer quedará manchado. El actual presidente ejecutivo ha sido criticado por no mantenerse al día en una industria que cambia con rapidez. Al elegir a Elop para dirigir la integración del nuevo negocio, Ballmer ha escogido a un aliado respetado. Durante la entrevista, Ballmer dijo que valora a Elop como socio. El ejecutivo de origen canadiense fue una de las pocas personas a las que llamó antes de anunciar su jubilación.

Ballmer también ha elegido a un ejecutivo que no se ha desviado mucho de su casa.

Desde que se incorporó a Nokia en 2010, Elop ha tomado vuelos comerciales entre Helsinki y Seattle. Ha vivido esencialmente con el contenido de una maleta para mantener el equilibrio entre las exigencias de resucitar una atribulada empresa y criar a cinco hijos a los que no quería sacar de sus raíces.

Elop sabe lo que es tomar decisiones difíciles. Cuando asumió las riendas de Nokia, causó revuelo casi de inmediato. El ejecutivo se puso a trabajar en un plan que incluía el recorte de decenas de miles de empleos y una reducción del preciado departamento de investigación y desarrollo de la empresa. Vendió activos clave, incluida la sede cerca de Helsinki, y cerró la última fábrica de dispositivos móviles en Finlandia.

También cambió el enfoque. Este año, tras una extensa reconstrucción de la división de redes inalámbricas Nokia Siemens Networks, Elop pagó unos US$2.200 millones por Siemens AG. Nokia ahora se parece mucho a la suiza Ericsson, que abandonó la manufactura de teléfonos hace unos años y ahora está cosechando grandes ganancias vendiendo infraestructura.

Los resultados de la estrategia de fabricación de teléfonos han sido menos exitosos. El consumo de efectivo y las pérdidas de Nokia han disminuido, pero solamente controla un 3% del mercado global de smartphones y 14% del mercado celular. Aunque muchos analistas han culpado al débil sistema operativo de Microsoft por la caída de Nokia, las críticas se pueden dirigir a los ejecutivos de la compañía finlandesa que subestimaron a sus rivales.

En los últimos meses quedó cada vez más claro que la estrategia de telefonía celular de Windows se dirigía a un callejón sin salida. Independientemente de la calidad de los nuevos teléfonos inteligentes Lumia de Nokia, otros pesos pesados de la industria, especialmente Samsung, tenían bolsillos mucho más llenos, lo que les permitió invertir más dinero en marketing y descuentos.

La participación de mercado de Samsung, impulsada por la popularidad de su teléfono Galaxy y el sistema operativo Android, de Google Inc., se ha catapultado mientras que la de Nokia se ha precipitado. La compañía surcoreana le arrebató la corona como el mayor fabricante de celulares en 2012.

Elop ha hecho lo que ha podido para presentar una imagen positiva del negocio celular de Nokia, señalando que, aunque el volumen de los teléfonos Lumia es pequeño, ha estado creciendo y que sus ventas escalaron 32%, a 7,4 millones, en el segundo trimestre. Samsung, por otro lado, vendió casi diez veces más smartphones en los primeros tres meses de 2013.

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