Armando Luna es un venezolano que, como muchos otros ciudadanos, siente el peso de la crisis por la que atraviesa su país, en el que la inflación en julio llegó al 45,4% en tasa interanual y la escasez fue del 20%.
Este abogado ya jubilado le contó a Dinero.com, desde su mirada, cómo es la vida en su país, el acceso a los alimentos, los servicios públicos, el transporte, la educación y la salud. La inflación y la escasez lo han golpeado como a la mayoría de familias venezolanas que están soportando incrementos en productos de hasta el 300% y la falta de alimentos como la leche, harinas y huevos.
“En abastecimiento hay situaciones bastante complejas, no se entiende que uno vaya a un súper (mercado) y no se consigan harinas, huevos, leche, que es lo más básico. Hay veces en que hay papel pero no hay café, lo peor es que la gente se ha adaptado peligrosamente a esas situaciones”, cuenta Luna.
Para reemplazar estos alimentos, las personas acuden a otros mercados para buscarlos y de no encontrarlos pues consumen otros. La situación ha llevado a que entre familias conocidas y amigas se recurra a métodos ancestrales como el trueque de productos.
Narra Armando Luna que “hay colas inmensas a las afueras de la red de supermercados oficiales, que son los abastos bicentenarios, que antiguamente eran los almacenes Éxito. Las colas son enormes, desde las 4 a.m., cuando abren desde las 7 a.m., y muchas veces no se alcanza a conseguir lo que se requiere”.
Para él, los últimos 14 años en su país han sido los más difíciles y para ilustrar como los golpea la inflación cuenta: “En marzo yo me fui a España a visitar a mi hijo que vive allá, cuando regresé tres meses después, lo que yo compraba en 10 bolívares me costaba 40 o 50 bolívares, esto va a llegar un momento en que la situación va a ser insostenible, los precios se han disparado por las nubes”.
El Gobierno venezolano ha recurrido a medidas como regular la cantidad que se compra en los centros de abastecimientos públicos, es decir que si una persona quiere comprar 4 potes de leche, sólo le permiten llevar 3, esto para intentar abastecer a la mayor población posible.
Gastos básicos
El salario mínimo en Venezuela es de 2.700 bolívares, que teniendo en cuenta que es el país con la inflación más alta de América Latina, resulta ser un monto que se queda corto para las familias. De hecho, este martes el presidente del Instituto de Estadística de Venezuela (INE), Elías Eljuri, reconoció que «apenas» alcanza para cubrir la canasta alimentaria.
«Si tú tomas nada más el ingreso, digamos, lo que gana una persona de salario mínimo, que está en 2.700 bolívares, eso indudablemente le alcanza apenas para la canasta alimentaria», dijo Eljuri en un programa en el canal ‘Globovisión’.
Pero volviendo al caso de Armando Luna, él vive con su hija solamente y aunque no generan un gasto grande como lo haría una familia de cuatro miembros, los gastos son altos. “Nosotros somos dos y mensualmente se nos va aproximadamente entre 3.000 y 3.500 bolívares mensuales en comida no más”, dice, es decir más de un salario mínimo.
En cuanto a servicios públicos, en Venezuela se paga menores tarifas que en Colombia, pues el Gobierno los subsidia. “Cuando estuve en España se pagó por el gas de los tres meses que estuve casi 98 euros, acá por todo un año de gas pagué 2 euros, es decir menos de 100 bolívares”, explica Luna.
Los costos del transporte público son de 6 bolívares para buseta y metro, las tarifas más económicas. Y la carrera mínima de taxi está entre los 40 y 50 bolívares.
Armando, en medio de las dificultades que se viven en Venezuela, se considera una persona afortunada, pues no comprende cómo una familia de cuatro más miembros logra sobrevivir con un salario mínimo, cuando la inflación del país es tan alta.
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