Motiva un ambiente creativo en tu compañía donde todos los colaboradores aporten a su crecimiento.
Al crear una empresa es fundamental fijarse tanto en los procesos y estrategias para alcanzar el éxito, como en el área interna. Para que tus colaboradores realicen sus labores adecuadamente, deben trabajar en un lugar con un entorno agradable, por lo que una clave para un buen ambiente laboral, es la creación de ecosistemas de innovación.
Cabe destacar que los ecosistemas que se puedan formar no sólo se enfocan en los empleados, sino también en clientes y competencia. Lo ideal es que los implicados se motiven a participar en este modelo para que funcione. El entorno debe tener algunas características, como éstas que te presentamos a continuación:
– Ser sostenible: hay que participar voluntariamente y encontrar soluciones que poco a poco hagan que la empresa sea autosostenible. De esta manera podrá mantenerse por mucho tiempo la actividad que se desee realizar.
– Autoalimentado: debe existir interés y motivación autónoma, que a los empleados les llame la atención y sean capaces de continuar aprendiendo o interesándose por sí mismos.
– Revisable: un ecosistema debe ser dinámico, la evolución debe ser siempre recordada, porque motiva y ansía a querer más. Se deben implantar constantemente cambios, los cuales se deben evaluar para conservarse o desecharse.
– Adaptativo: los miembros se deben adecuar al entorno y a las situaciones positivas y negativas que ofrece el mercado, saliendo adelante sin llegar a la desmotivación o ausentarse. Es importante que todos los colaboradores se estén informando y se mantengan al día en las noticias y opiniones acerca de la industria.
– Atractivos: el incentivo que debe tener un ecosistema es a partir de los criterios de conocimientos, participación en grupo o prestigio, no por un tema monetario.
Una vez establecidos los puntos anteriores, también hay que fijarse en los principios que son ideales para comenzar un ecosistema.
– La dirección y el compromiso con la innovación. El hecho de pensar en cómo hacer algo se debe vincular con el hacerlo de esa manera, hasta llegar a las metas que se han impuesto.
– Aplicar filtros. No todas las personas poseen las mismas intenciones y puede ser alterado el ecosistema. Para que no ocurra, hay que establecer los objetivos y necesidades, siempre teniendo presente la evolución.
– La formación de los empleados. La dirección de un ecosistema debe ser ideal, sobre todo en el interior de una empresa, porque son quienes participan, tienen creatividad y responsabilidades. Cualquier error podría arruinar el ecosistema, por lo que la empresa debe capacitar a sus empleados constantemente.
– La comunicación es la clave en toda formación de grupos. Es esencial que todos sientan tener una participación en las conversaciones y estar enterados de lo que ocurre.
– Gestión del error. Son muchas las personas que pueden cometer equivocaciones, lo importante es saber sobrellevar el problema y salir adelantes. Es labor de las empresas que sus participantes aprendan de sus errores y sepan la mejor manera de remediarlos.
– Igualdad. Si bien en todos los equipos existen líderes, todos deben participar en las acciones y decisiones. Por lo tanto, el apoyo y la libertad de acción son conceptos importantes en un ecosistema innovador.
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