La generación Y piensa más en el ahorro que en la inversión

En la universidad, Matthew Bergh se destacaba sobre el promedio, trabajaba a tiempo parcial en un Starbucks local y separaba unos cuantos miles de dólares al año para hacer lo que sus padres le enseñaron a hacer: invertir.

En 2008 los mercados colapsaron y la recesión interrumpió sus sueños financieros.

«Desde este momento no puedo invertir. Estoy ahorrando», afirmó Bergh.

Los jóvenes de 18 a 30 años, conocidos como la «Generación Y», han adoptado una postura más conservadora para administrar su dinero, guardándolo en cuentas de ahorro o bajo el consabido colchón.

Esta generación de inversores maduró durante una sucesión de terremotos económicos.

Fueron testigos de la implosión de las punto.com del año 2000 y del más reciente embate de la caída de precios de las propiedades, la crisis financiera, la recesión, el desempleo de dos cifras y el aniquilamiento de la abundancia de inversores.

«La generación más joven no ha visto un buen mercado de valores durante su (corta) adultez.

Eso tuvo que haber tenido algún impacto sobre la psicología de los inversores más jóvenes», indicó Gordon Fowler, director ejecutivo de Glenmede, un gestor patrimonial para personas ricas.

Bergh, de 22 años, comenzó a buscar empleo en enero, y envió más de 200 solicitudes. Después de graduarse en mayo, hizo lo que miles de estadounidenses han sido forzados a hacer: se mudó de vuelta con sus padres y buscó una pasantía en Microsoft Corp. Su búsqueda de trabajo continúa. Entre otras formas de conservar el efectivo, ha pospuesto sus inversiones.

Leslie Barrie, una estudiante de periodismo de 26 años de Nueva York, siguió un camino similar. Después de terminar la universidad en California, se mudó con sus padres y realizó pasantías poco remuneradas antes de ir a la escuela superior.

«Trato de ahorrar todo lo que puedo, indicó Barrie.

Ella quiere invertir para cuando se jubile, pero los mercados la han disuadido de hacer cualquier otra cosa más que conservar una cuenta de ahorro.

Incluso aquellos que trabajan en mercados de capital se muestran desconfiados.

Un joven de 28 años que se negó a ser nombrado porque es vicepresidente de un fondo de protección dijo que hace cinco años mantenía aproximadamente 10% de sus finanzas en efectivo.

Ahora, esa proporción ha aumentado al 70%. Las opiniones sobre el dinero de la Generación Y reflejan las de otra generación: la de sus abuelos. Muchas de estas personas aprendieron del valor de ahorrar y de la frugalidad porque crecieron tras la crisis económica de 1929 y la Gran Depresión.

En comparación, sus padres -los hijos de Baby Boom- se mantuvieron a flote gracias a varios los grandes mercados en alza, altísimos precios de propiedades y la proliferación del crédito accesible para el consumidor.

«Nuestros padres vivieron sus vidas endeudados y luego muchos de ellos vieron sus casas ejecutadas y eso fue un gran impacto para nosotros», dijo Robert Eubank, un estudiante de finanzas de último año y gerente de capital en un grupo inversor de la Universidad Towson en Maryland. «Pone en tu mente la noción de estar preparados para una debacle», dijo el joven. El impacto no salvó a aquellos con grandes colchones financieros.

Un reciente estudio de Bank of America Merrill Lynch encontró que 52% de los inversores jóvenes y afluentes buscan un bajo riesgo al momento de elegir estrategias de inversión, superando con creces a todos los grupos etarios excepto uno.

Entre aquellos de 65 años o más, 55% de los encuestados señaló tener una baja tolerancia al riesgo en materia de inversiones.

Puede que las heridas por la crisis financiera tampoco se cierren. Los inversores más jóvenes no sólo son altamente vulnerables a las sacudidas del mercado, sino que los «bebés de la recesión» llevan el recuerdo de tiempo volátiles a lo largo de sus vidas, dijo Ulrike Malmandier, profesor de finanzas de la Universidad de California, Berkeley, quien analizó estudios sobre finanzas de consumidores desde 1960 al 2007. La generación post-crisis comúnmente se mantuvo alejada de las inversiones de alto riesgo, como las acciones.

«Incluso 20 años después de la crisis financiera, los efectos serán significativos», sostuvo Malmandier. El mercado de trabajo está resultando ser un agravante para los problemas de los jóvenes. El mayor grupo etario, con más de 92 millones de estadounidense, es muy dependiente del dinero sus padres, y está subempleado. Un estudio reciente hecho por Pew Research encontró que un tercio recibe apoyo financiero de sus familias y sólo cuatro de cada 10 tenía trabajo de tiempo completo.

Planes de jubilación
En consecuencia, la única inversión para muchos adultos jóvenes implica planes de ahorro jubilatorio, como el llamado 401(k), a menudo creado automáticamente por los empleadores. Incluso disponiendo de dichos planes, la Generación Y es el grupo etario que menos probabilidades tiene de invertir en acciones o bonos, según un estudio de Vanguard Group Inc sobre sus inversores jubilatorios. «Hay un mensaje muy importante que no está llegando», dijo Christine Fahlund, experta en planificación jubilatoria del gigante de fondos comunes T. Rowe Price. «El mayor desafío es cómo hacer que la gente deje de estar afectada por la parálisis y el abatimiento», dijo Fahlund. Las buenas noticias para los gestores patrimoniales es que la Generación Y está lista para escuchar. «Ellos realmente quieren aprender; sólo que no saben cómo iniciar el proceso», dijo Todd Romer, fundador de la iniciativa de educación financiera Young Money. Romer visitó 25 campus universitarios este otoño, alentando a los estudiantes a invertir. PNC Bank, General Motors y otros auspiciaron la gira, según el sitio. Bergh, quien está terminando una pasantía en su ciudad natal de Fargo, Dakota del Norte, quiere regresar a su cuenta de inversión E*Trade y retomar sus inversiones. Pero por ahora su optimismo es débil. «He estado tratando de darme cuenta, ¿en qué aspecto de mi estilo de vida tengo que reducir gastos?

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