Los bulldozers se utilizan para nivelar la tierra para carreteras y pistas de aterrizaje o para dar relieve a la superficie de terrenos de construcción o canchas de golf. Están entre los tipos de maquinaria pesada más difíciles de operar, ya que los conductores deben remover grandes montañas de tierra para formar contornos exactos, a menudo desde una posición inclinada o atascados en el lodo. A diferencia de las excavadoras, los bulldozers normalmente están en movimiento mientras mueven la tierra.
Operadores hábiles pueden ser difíciles de hallar. Por eso la japonesa Komatsu Ltd. y sus grandes rivales estadounidenses, como Caterpillar Inc. y Deere & Co., están procurando hacer que los bulldozers y otras máquinas sean más fáciles de operar. Ha sido un proceso largo. Desde hace décadas, los controles hidráulicos eliminaron la necesidad de usar el embrague y la barra de cambios manuales. Ahora, las cabinas son cerradas y tienen aire acondicionado.
En la última década, los fabricantes han incorporado controles electrónicos cada vez más sofisticados, incluyendo sistemas de GPS que pueden ser programados para labrar una parcela de tierra y dejarla a sólo centímetros de un plano generado digitalmente.
«Todos están intentando hacer que estas máquinas sean más fáciles de operar, ya que se está volviendo más y más difícil encontrar conductores» con las habilidades requeridas, dice Frank Manfredi, un consultor de la industria.
Lo que está de por medio es un mercado global de bulldozers que el año pasado facturó unos US$5.900 millones, o 28.100 máquinas, según Off-Highway Research, una consultora de Londres.
Sus sistemas de control GPS, que son mucho más sofisticados que los de los autos, vienen de proveedores como Trimble Navigation Ltd., de EE.UU., y Topcon Corp., de Japón. En una feria comercial realizada en abril, Komatsu presentó un modelo llamado D61 PXi-23 que incorpora un sistema GPS de Topcon.
En un centro estadounidense de capacitación de Komatsu en Cartersville, en el estado de Georgia, tuve la oportunidad de probar la máquina. Al igual que en un auto, se usa una llave para encender el bulldozer. Pero no tiene volante. En su lugar, una palanca en el lado izquierdo controla la dirección y la velocidad. A la derecha, hay otra palanca que se usa para mover la cuchilla.
Al subirme a la cabina, tenía dos pantallas delante de mí. La de abajo me ofrecía más información de lo que podía comprender sobre las operaciones de la máquina y me proporcionó una imagen trasera muy útil cuando metía reversa. La pantalla superior me permitía controlar la cuchilla de casi cuatro metros y confirmar que estaba programada para realizar la tarea del momento.
Jason Anetsberger, gerente de producto de Komatsu, me explicó mi primera tarea: reducir en exactamente 30 centímetros la elevación de un terreno del tamaño de una pista de boliche. Giré el dial de velocidad al nivel máximo, quité el freno, bajé la cuchilla y tambaleé hacia adelante.
En cuestión de segundos, me detuve por completo. La cuchilla estaba atorada en la tierra y el motor de 168 caballos de fuerza batallaba. La máquina no podía avanzar. Puse el freno y coloqué la palanca en neutro. Anetsberger me explicó que no debería haber mantenido la palanca abajo después de moverla hacia adelante para bajar la cuchilla. La máquina pensó que estaba intentando invalidar los controles automáticos y por eso descendió más de lo necesario.
Poco después de otros intentos fallidos, ya me sentía como Bob el Constructor. La cuchilla peinaba el lodo en olas que se apilaban, se desmoronaban y luego podía aplanar de manera ordenada. Logré labrar una pista bastante plana. Anetsberger me dijo que, con algunas horas más de práctica, podría ser contratado como operador. Michael Baker, propietario de Cast & Baker Corp., que prepara sitios de construcción en cinco estados, no estaba tan convencido. Me dijo que prefería operadores experimentados con conocimientos de mecánica y que mis posibilidades de ser contratado eran bajas.
Fuente:
Ante la escasez de los operadores, los bulldozers se automatizan