¿Por qué mi estado emocional depende del mercado bursátil?
Esta es una pregunta que todo trader o inversionista ha pensado en algún momento de su vida. Sin embargo, no existe respuesta absoluta, puesto que cada persona tiene distintos niveles de fuerza emocional, autoregulación y dominio propio…
La manera más sencilla para acercarse al mercado por primera vez, siguen siendo las cuentas demo o simuladores virtuales utilizados en la universidad. No obstante, cuando el dinero es de mentiras, la psicología del trader nunca se ve afectada. En estos juegos se dejan las posiciones abiertas, se utiliza el nivel de apalancamiento más alto y al cabo de unas semanas, se es virtualmente millonario o virtualmente llamado al margen.
En mi caso, invertir en bolsa era como un juego de play station con muchos ceros en una pantalla multiplicándose todos los días. Sin embargo, me aburrí de jugar con dinero de mentiras y con mucho esfuerzo, reuní mis primeros ahorros para ser un inversionista activo en la bolsa con el fin de aprender y realizar mis primeros “pinitos”. Como no tenía experiencia decidí abrir un fondo de inversión a la vista, el cual es un excelente producto para el manejo de liquidez, pero no era lo que yo buscaba (emociones y rentabilidad), me fui cogiendo confianza y trasladé mis recursos a un fondo con pacto de permanencia de 3 meses y un portafolio de inversión moderado, siendo éste también muy lento para mis expectativas.
Tratando de encontrar la adrenalina que yo necesitaba, abrí una cuenta de e-trading, yo era mi propio trader. Empecé invirtiendo en acciones de sectores no volátiles y fui subiendo el nivel, simultáneamente ya estaba trabajando en una mesa de dinero de una firma comisionista de bolsa administrando portafolios de terceros. Encontrando la adrenalina necesaria, mi vida era “feliz”.
En ese momento la coyuntura económica era bastante favorable, mis inversiones como la de los clientes iban muy bien, me sentía como un experto, no caminaba, sino que levitaba. Mi estado emocional no podría estar mejor, sentía que toda salía bien y sumado a esto las diferentes áreas de mi vida, mejoraban día a día.
Pero eso no duro mucho tiempo, mis inversiones empezaron a afectarse por el estallido de la burbuja en renta variable que afrontó el país en el segundo semestre del 2010. Así mismo la coyuntura económica local experimentaba un ciclo contractivo por el Banco de la Republica, factor que influyó para que los clientes empezaran a ver sus números en rojo.
Mi estado emocional cambió del cielo a la tierra. Empecé a sentir inseguridad, nerviosismo, no podía dormir ni ver más las pantallas transaccionales de tanta tensión. Mi cuerpo reacció con un tick en el cuello que no podía controlar, tenía fuertes dolores estomacales y cada vez que las inversiones rompían todos los soportes y se llevaban el stop loss mi estado de salud se perjudicaba. En el hospital me decían que tenía mucho estrés y que debía manejar mejor la ansiedad en mi trabajo puesto que me podría dar ulcera, colon irritable y depresión crónica. Pero cómo hacerle entender a los médicos o a mi familia y amigos que la bolsa estaba perdiendo más del 80% y cómo explicarles a las personas que por culpa de una crisis llamada subprime en EEUU, recesión en la Eurozona, fragilidad en Japón y enfriamiento en China, acá en Colombia los portafolios estaban siendo afectados.
Lo que empezó como un juego fácil de siempre ganar, se estaba convirtiendo en una pesadilla. Comencé a leer sobre el tema y con mucho asombro me enteré que varios traders en Colombia y en el mundo se habían suicidado por situaciones más elevadas que las mías. No lo podía creer, me estremeció la similitud de sus historias, hombres exitosos que alcanzaron la cima en poco tiempo, los comparaban con el Rey Midas y sus corazones se llenaron de orgullo, altivez y prepotencia. A la adversidad, no afrontaron la situación porque pensaban que todo lo sabían, su peor decisión no fue un mal movimiento en la bolsa, sino quitarse la vida.
Ahí fue cuando entendí lo que tanto hablaban de la emocionalidad, la psicología del trader y cómo la fortaleza mental es tan importante en estos momentos y comprendí que ésta labor requiere disciplina, esfuerzo, una estrategia definida previamente con su stop loss y take profit pero más aun se necesita ética profesional y valores humanos. La bolsa no es ni nunca será un casino, siempre necesitaremos preparación para todos los ciclos económicos (depresión, recuperación, auge y recesión) para entenderlo mejor existen épocas de bonanzas y otras de escases, éstas se repiten a lo largo de los años. Es cuando debemos apretar el estomago y seguir adelante.
Gracias a esas reflexiones, soy consciente que nunca seremos ni dioses ni reyes midas. Pero la diferencia la hacen las personas que saben manejar sus emociones, tienen argumentos a la hora de invertir y no echan a la suerte su futuro sino que tienen una visión en el corto y largo plazo.
Cuando realicemos nuestras futuras inversiones, para no llevarnos tantas sorpresas debemos hacernos las siguientes preguntas básicas:
¿Por qué quiero invertir?
¿Qué perfil de riesgo soy?
¿Cuándo necesito mis recursos?
¿Cuál es la perdida máxima aceptada?
¿Si pierdo, se afectan mis finanzas?
Cuando muchos están en pánico pocos ven las grandes oportunidades.
Esto también pasará.
Image cortesia de David Castillo Dominici / FreeDigitalPhotos.net