La grandeza de los Rolling Stones —su impresionante producción de música y letras, las décadas de peleas y embrollos en los tabloides, los estadios a reventar— opacan un hecho aún más interesante: durante las últimas cinco décadas, este grupo formado en un bar de Londres en 1962 ha sido una de las empresas más dinámicas, rentables y perdurables del mundo. En el curso de mi largo estudio de la banda de rock más grande del mundo he extraído cinco lecciones o estrategias que cualquier presidente ejecutivo o emprendedor debería tener en cuenta cuando planea a largo plazo.
Originalmente, la banda se llamaba “Little Boy Blue and the Blue Boys”. Brian Jones, entonces guitarrista principal y cara pública de la banda, le dio a ésta su nombre definitivo la noche anterior a su primera presentación oficial. La inspiración se la dio la cubierta de uno de sus discos favoritos: The Best of Muddy Waters. La canción cinco del lado A se llamaba Rollin’ Stone.
Fue el manager del grupo de esa época, Andrew Oldham, quien completó la transformación meses después. “¿Cómo esperan que la gente los tome en serio cuando ni siquiera pueden escribir su nombre correctamente?” Entonces los Rollin’ Stones se convirtieron en los Rolling Stones. El nombre comunicaba todo lo que hacía falta saber sobre las raíces del grupo y el tipo de música que tocaban.
Cuando los Stones escucharon en la radio el primer sencillo de los Beatles, Love Me Do, todavía estaban viviendo en una pocilga londinense, acostándose tres en una cama para no sentir frío. Para cuando los Stones conocieron el éxito con su propio sencillo, los Beatles ya habían ocupado el espacio de los chicos lindos, queribles y que no matarían una mosca. Eso les cerró un mercado, pero les abrió otro.
“Para cuando salimos, los Beatles estaban usando sus sombreros blancos”, explicó Keith Richards. “¿Dónde nos dejaba eso?”. En lugar de tratar de convertirse en los nuevos Beatles —como lo hicieron muchas otras bandas—, los Stone se convirtieron en lo opuesto. Si los Beatles eran los chicos buenos, ellos serían los malos; si los Beatles eran el amor, ellos serían el sexo. Reconocieron un nicho de mercado y lo ocuparon.
En una época en la que las listas británicas de música pop estaban llenas de bandas blandas, Brian, Keith y Mick Jagger optaron por el blues de Chicago. Los Stones empezaron como una banda de covers, interpretando versiones bastardeadas de canciones que ellos adoraban. Trataron de copiarlas exactamente pero no pudieron evitar mancharlas con sus propias experiencias.
La primera composición real de Mick y Keith muestra este proceso en acción. Grabada en 1965, The Last Time tiene todos los elementos que se convertirían en características de sus mejores canciones: el riff de apertura, el ritmo, el tema infame. La canción sigue estrechamente una versión de la canción góspel This May Be the Last Time por los Staple Singers, pero Keith reelaboró la canción y le agregó garra y velocidad. El mayor cambio fue la letra. Un himno sobre Jesús y el Día del Juicio se convirtió en una canción pop sobre chicas y desgracias adolescentes.
Los Stones fueron la creación de Brian Jones, quien impresionó a Mick y Keith cuando lo escucharon tocar en Londres. Pero para fines de los años 60, Jones estaba en problemas, una víctima temprana del uso de drogas. Faltaba a las sesiones y desaparecía cuando estaban de gira. El 8 de junio de 1969, Mick, Keith y Charlie Watts fueron a la casa de campo de Brian y lo despidieron. Un mes después, Jones estaba muerto, lleno de pastillas y alcohol, ahogado en su propia piscina.
¿Por qué han durado los Stones mientras que otros grupos han desaparecido? Siempre que le hago esta pregunta a algún veterano, recibo la misma respuesta. Es por Mick y su lucidez, su falta de sentimentalismo. Las personas demasiado consideradas no alcanzan el gran éxito.
Los Stones han pasado por al menos cinco iteraciones estilísticas: banda de covers, pop y rock ácido de en los 60, groove de los 70 y New Wave de los 80. En un punto perdieron la capacidad y elasticidad para reinventarse —envejecieron—, pero el hecho de que lo hayan hecho tan bien durante tanto tiempo explica su inagotable relevancia.
Los Stones han vivido y han muerto y renacido una y otra vez. El resultado de esto es que para distintas generaciones de adultos, el sonido de sus años de secundaria es el de los Rolling Stones. Los Beatles probablemente los superan en éxitos, pero no se les aproximan en capacidad de reinvención. Los Beatles se reinventaron una vez, tal vez dos. Los Stones lo han hecho tantas veces que bien podrían ser inmortales.
¡Recuerda!