Brasil ocupó el primer lugar en la región en una encuesta de J.P. Morgan entre inversionistas.
Brasil ofrecerá las oportunidades más atractivas de inversión durante los próximos tres años en América Latina, donde una clase media en expansión promete un crecimiento económico sostenido, señaló un estudio del banco de inversiones J.P. Morgan divulgado ayer.
Un 68 por ciento de los inversores institucionales de Estados Unidos y Europa consultados por J.P. Morgan dijeron que Brasil era el país más promisorio de la región.
Le sigue Colombia, con un 38 por ciento, Chile y México, ambos con un 25 por ciento, y Perú con un 18 por ciento de las preferencias de los inversores que tienen un total de 57.300 millones de dólares invertidos en América Latina y que fueron entrevistados en junio y julio.
“Los inversores ven a la región latinoamericana como una promisoria oportunidad de inversión durante los próximos uno a tres años”, dijo el estudio divulgado en Sao Paulo.
“Se espera que las economías de la región crezcan como resultado de las irresistibles tendencias demográficas como el crecimiento de la población de clase media que impulsará la demanda de bienes y servicios”, añadió.
Además de la demanda interna, los inversores justificaron su optimismo en una mejor gobernabilidad corporativa y una reducción de los niveles de deuda, así como por los recursos naturales y el desarrollo de los mercados de capital y la infraestructura.
El estudio fue realizado entre junio y julio. Y aunque desde entonces la situación económica se ha deteriorado en Europa y Estados Unidos, las conclusiones continúan vigentes, dijo un analista de J.P. Morgan.
Un 40 por ciento de los inversores dijo que Argentina sería el país menos atractivo para colocar dinero en los próximos tres años, seguido por Venezuela, con un 38 por ciento.
En ambos casos existe una percepción de alto riesgo político.
Durante el primer semestre de este año, la inversión extranjera en Colombia creció un 91,4 por ciento respecto a igual periodo del año anterior, llegando a los 7.008 millones de dólares.
Los recursos llegaron principalmente a los sectores de petróleo y minería, que absorbieron el 63,8 por ciento de la misma.
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