En la perspectiva de inversión mensual que divulgó la semana pasada, el cofundador de Pimco, que supervisa US$2 billones (millones de millones) en inversiones, preguntó: «¿Soy un gran inversionista?». Su repuesta: «No, aún no», porque, escribió, no fue puesto a prueba en un período desfavorable para inversionistas de bonos.
En tanto, Pimco Total Return, el portafolio lanzado por Gross en 1987 que desde hace tiempo es el mayor fondo de inversión del mundo, está quedando mal por culpa de un nuevo fondo que cotiza en bolsa, que justamente es administrado por el mismo Gross.
Aunque ambos fondos siguen la misma estrategia, el fondo que cotiza en bolsa Pimco Total Return ganó 13,5% desde que fue lanzado en febrero de 2012, o cinco puntos porcentuales más que el fondo original de Gross, Total Return. En inversión de bonos, que es un juego de centímetros, los retornos de estos dos fondos están a años luz de diferencia.
¿Cómo hizo Gross para superarse a sí mismo en su propio juego? El pequeño fondo nuevo le permite ser más ágil. Y esa es una lección que no se aplica sólo a Gross. Un fondo grande tiene algunas ventajas: los gastos suelen ser menores, por ejemplo. Pero como ha dicho Warren Buffett, el gestor de un portafolio pequeño necesita «sólo buenas ideas», mientras que el administrador de una cartera gigantesca necesita «buenas grandes ideas», que son mucho menos habituales. Y el nuevo fondo cotizado en bolsa de Gross es una clase de maestría sobre cómo un administrador puede tener un mejor desempeño en un fondo pequeño que en uno grande.
Pimco prefirió no contestar varios pedidos de comentarios sobre los dos fondos. Pero los documentos oficiales de los fondos y entrevistas con analistas sugieren que Gross y su equipo han buscado metódicamente sacar ventaja del reducido tamaño del fondo que cotiza en bolsa. Lanzado con US$100 millones en activos, el fondo cotizado en bolsa ha crecido hasta US$4.600 millones en 13 meses. El fondo original Total Return, con US$289.000 millones en activos, es más de 60 veces más grande, y mucho menos ágil.
En el fondo más antiguo, construir incluso una posición relativamente pequeña de 1% requiere casi US$3.000 millones, una suma que inundaría muchas partes del mercado de bonos.
Una compra de 1% del fondo que cotiza en bolsa, sin embargo, es menos de US$50 millones, la cantidad justa para comprar emisiones de buen precio que rara vez están disponibles en grandes cantidades.
«Cuando comenzó», dice Timothy Strauts, un analista de Morningstar que sigue el fondo cotizado en bolsa, «el fondo podía aprovechar cada unas de las mejores ideas que tenía Pimco en ese momento, incluso si sólo estaban disponibles en pequeñas cantidades».
Por lo tanto, mientras su hermano mayor tenía más de 26% de sus activos en valores relacionados al gobierno, principalmente bonos del Tesoro de Estados Unidos, el fondo que cotiza en bolsa tenía sólo 18%, según los informes de fin de año de ambos fondos. Asimismo, el fondo cotizado en bolsa tenía el doble de activos en bonos municipales, o 10%, que el fondo más grande.
El fondo cotizado en bolsa tiene menos de 1.000 valores, comparado con más de 19.000 del fondo mutuo, según Morningstar.
«Ambos fondos siguen el mismo precepto, pero el fondo que cotiza en bolsa es más pequeño, así que puede tomar posiciones menos líquidas y puede tomar más riesgo crediticio», sostiene David Merkel, director de Aleph Investments en Ellicott City, estado de Maryland, quien solía dirigir un portafolio de US$4.000 millones en bonos para una empresa de seguros.
Los informes oficiales indican que más de 3% de los activos del fondo cotizado en bolsa son catalogados por Pimco como valores a los que es difícil asignarles un precio (o menos líquidos), casi el doble que en el fondo mutuo.
Poco después de su lanzamiento, por ejemplo, el fondo que cotiza en bolsa compró alrededor de US$3 millones de papeles emitidos por Trafford Centre, una firma de propiedades británica. Hasta fines del mes pasado, estima Merkel, el fondo que cotiza en bolsa había obtenido un retorno de alrededor de 7% sobre estos valores. No aparecen como el fondo de inversión los haya tenido, según documentos oficiales, probablemente porque no estaban disponibles en cantidad suficiente.
David Schawel, gestor de bonos de Square 1 Bank en Durham, estado de Carolina del Norte, seguía el desempeño del fondo que cotiza en bolsa Total Return a medida que tomaba impulso. Cree que el fondo cotizado en bolsa pudo comprar algunos pequeños lotes de valores respaldados por hipotecas por menos de su valor, en mayor medida porque no había otros compradores interesados en ese momento. Pimco entonces pudo asignarles su valor real en sus libros, afirma Schawel, una práctica legal que funciona particularmente bien en un fondo pequeño.
¿Qué pasará en el futuro? Si los bonos son afectados por un mercado bajista prolongado, Gross afrontaría la mayor prueba que ha estado buscando para saber si puede cumplir con su propia definición de gran inversionista. Su fondo de inversión original, con su mayor diversificación, podría resultar ser algo más seguro en un mercado negativo.
Pero si —como está pronosticando Pimco— las tasas de interés siguen bajas durante un período prolongado, entonces es probable que el fondo que cotiza en bolsa sea la mejor apuesta para los inversionistas que confíen en la capacidad de Gross.