“De Mendigo a Millonario”

De Mendigo a Millonario

Todavía recuerdo como si fuera ayer  mi primer acercamiento al Mercado Bursátil. Yo tendría como unos 8 años y desde ese momento me enamoré del mundo del dinero. Fue a través de una película que se llama de “Trading Places” en Latino América  fue conocida como “De Mendigo a Millonario” dirigida por John Landis y protagonizada por Dan Aykroyd y Eddie Murphy.

Es una comedia del año 1983 en la cual, la trama gira alrededor de una discusión entre dos hermanos avaros dueños de una firma de bolsa agropecuaria. Ellos realizan una apuesta que consistía en intercambiar la vida de un millonario y lujoso corredor de bolsa por la vida de un mendigo. La apuesta tenía por meta comprobar que el millonario al perder su posición social, bienes económicos, trabajo y su prometida, lo haría volverse un criminal mientras que el mendigo se transformaría en un hombre de bien a raíz de un nuevo contexto y mejores oportunidades económicas.

Recuerdo que en ese entonces, no entendía nada del Mercado de Valores o qué era la oferta y demanda,  ni mucho menos que existía una bolsa ni siquiera sabía qué había que estudiar para poder trabajar en ese sector.  Tan solo soñaba con obtener la prosperidad de Billy Ray Valentine (Eddie Murphy) el mendigo de la película que gracias a su trabajo en la bolsa se convirtió en millonario de la noche a la mañana. Él obtuvo todas sus ganancias monetarias y logró una gran fortuna invirtiendo en los contratos de zumo de naranja en un mercado de viva vos. A mi corta edad, deseé trabajar “cuando fuera grande” en lo mismo que Valentine, pues, además de los beneficios económicos notables, el tipo me pareció que era muy pilo, estratégico, analista, acertado, con carisma y yo estaba seguro que tenía esas mismas habilidades.

Después de un tiempo, olvidé ésta película y ese deseo. No obstante, sentí que el propósito se había trazado en mi vida en relación a este sector, pues al finalizar mi carrera universitaria fui consciente de que años atrás yo tenía un interés por el manejo y multiplicación del dinero, pasión, que solo cobró sentido, cuando mi nuevo sueño se convirtió en ser trader de lo que fuera, pero trader era trader y con esto recordé a mi amigo Billy Ray. No entendía nada del medio, tan solo me motivaba tener los lujos de los que siempre muestran en las películas.

Hoy en día, comprendo muchas cosas del mercado y de esta profesión tan emocionante y completa como el análisis fundamental. También, lo grave de la información privilegiada, los ciclos económicos de un país, los diferentes perfiles de riesgo de un inversionista, su mejor estrategia y como desde muchos años atrás el oro, el trigo, la leche y hasta el zumo de naranja, entre otros, hacen parte del mercado bursátil.

El final de esta película es justo, el corredor engañado y el mendigo se vuelven amigos y dejan en la quiebra a estos dos hermanos que jugaron con sus vidas. Los nuevos aliados utilizan una estrategia en bolsa con un excelente manejo emocional  aprovecharon el apetito del mercado, y para sumar al éxito, ellos quedan con las mujeres más lindas y una vida en la playa llena de lujos y sin necesidad de trabajar nunca más. Suena bastante apetitoso una vida así ¿no cree?

Ahora que soy parte activa comparo la película con la actualidad y  varias cosas han cambiado:

  1. Existían los mercados de viva voz, esto significa que antes la bolsa era un lugar en donde se reunían todos los corredores y por medio de gritos se compraba o vendía un activo. Yo me imaginaba al lado de Billy Ray gritando sin parar. Ya no gritamos para comprar o vender, ahora existen pantallas transaccionales.
  2. Existe internet y cada vez los mercados financieros son más globalizados, si pasa algo en la “conchinchina” el mercado local también se verá afectado.
  3. Las personas son más preparadas. Existe una mayor educación financiera y certificaciones rigurosas por los entes de control para poder ser parte de él.
  4. La intuición sigue siendo un factor fundamental para la toma de decisiones, pero mediante análisis técnico, tenemos las entradas y salidas a la hora de invertir.
  5. Los teléfonos ya no son de madera y las nuevas tecnologías acercaron fronteras.

Pero, lo único que noté que no ha cambiado y que ha sido un transversal a lo largo del tiempo, es la ambición por el dinero y las motivaciones equivocadas que hacen de las personas seres irreconocibles e irracionales.

La mayoría de estudiantes o personas que trabajan en el medio ya no sueñan con ser  Billy Ray,  sino con ser Jordan Belfort (Leonardo Dicaprio)  y su nueva visión no es ser parte del mercado, sino creerse los futuros “lobos de Wall Street” no por su trabajo y aporte a la sociedad, sino por el poder económico que se consigue. Lo que no recuerdan estas personas es que si no se tienen una ética profesional y la psicología emocional del trader no está fundamentada en valores, la fortaleza emocional en las crisis puede volverse pedazos. Estas motivaciones equivocadas los llevarán como a Belfort a tener un final infeliz, solo y  sin nada. Más aún lo podrá llevar a hacer cosas de las cuales se pueda arrepentir y para cuando ellos se den cuenta, ya podría ser muy tarde.

Por lo anterior, y ya estando en el medio me desenamoré de las motivaciones equivocadas y del sentimiento vacío que estas tenían. Sin embargo, el Mercado Bursátil me volvió a enamorar. Deje de pensar cuántos lujos, bienes económicos, posición social y mujeres podría obtener estando ahí y comencé a disfrutar de su adrenalina. Me encantaba la nave de la “NASA” que es Bloomberg, me enamoré de sus gráficos y cómo mediante estos podía ser más acertado a la hora de mis pronósticos. Me enamoré de la seguridad que imprimió en mi corazón, me sorprendía lo fuerte y emocional que me estaba volviendo y cuando los “civiles” entraban en pánico yo veía nuevas oportunidades. Me enamoré de compartir mis experiencias con los demás y cómo estas eran valiosas para las nuevas generaciones. Me enamoré de tener un mapa en mi cabeza de todo el mundo aún sin ni siquiera conocerlo. Me enamoré de asesorar a personas de todas las clases sociales buscando una voz de aliento en mis palabras. Me enamoré del hombre que el mercado estaba formando.

Por estas razones y algunas más, tuve mi amor a segunda vista por el Mercado Bursatil viéndolo de otra perspectiva. Ya no pienso en ser un Jordan Belfort sino un Billy Ray Valentine. Prefiero ser el mendigo honesto y luchador que un millonario vacío y sin amor por su profesión. ¿Y usted quién preferiría ser?

Image cortesia de Stuart Miles/ FreeDigitalPhotos.net

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