Demanda insatisfecha

Nadie, ni siquiera el analista de mayor optimismo, esperaba un éxito de tal magnitud como el que tuvo Davivienda, al concluir ayer la primera etapa en su objetivo de colocación de acciones.

Como es conocido, el tercer banco del país inició a comienzos de agosto un proceso que comprende la venta de 26 millones de títulos entre el público, a un precio de 16.000 pesos cada uno, con lo cual debe recaudar 416.000 millones de pesos antes de que termine septiembre.

Para tal fin, adelantó una campaña que incluyó una intensa estrategia publicitaria, al igual que la entrega de información promocional ya fuera en su amplia red de oficinas o a través de una serie de intermediarios bursátiles escogidos para cumplir ese objetivo.

Siempre con la meta de vincular a tantas personas naturales como fuera posible, la entidad dejó en claro que la inversión mínima sería de 10 millones de pesos y que a partir de ese monto se asignarían excedentes adicionales, dependiendo de la demanda.

Pero los escenarios considerados no incluyeron la avalancha de gente que había comenzado a insinuarse desde hace un par de semanas y que llegó a su máximo nivel durante los días finales del mes. Así quedó en claro, cuando el presidente del Banco informó que se habían recibido 80.000 ofertas por un valor global de 5,2 billones de pesos, una suma sólo comparable a la venta del 10 por ciento de Ecopetrol hace tres años.

La diferencia es que en esa ocasión la cantidad de acciones disponibles era mucho mayor, por lo que en esta oportunidad el paquete promedio asignado será cercano a los 5 millones de pesos, con lo cual el apetito de mucha gente quedará insatisfecho.

Parte de esa ‘hambre’ podrá saciarse en noviembre, cuando los socios actuales de Davivienda venderán unos 30 millones de acciones adicionales de las que poseen. Otros esperan el segundo tramo de la emisión, consistente en 24 millones de acciones, que podría salir al mercado en el primer semestre del 2011, aunque todo depende de las prioridades de la administración y de las cotizaciones bursátiles.

Pero desde ya es claro que lo sucedido constituye un hito en Colombia, pues nunca tantos habían aspirado por lo que al final resultó ser poco. Parte de las explicaciones que se dan para entender el número de compradores tienen que ver con las buenas cifras del Banco y sus posibilidades de crecimiento, en una economía en plena expansión. Los más técnicos, a su vez, señalan que los múltiplos implícitos en el precio de la oferta muestran que hay un buen margen de valorizaciones, ya que las acciones de otros bancos que se transan en la bolsa se cotizan a un 20 por ciento más.

Otros, en cambio, dicen que hay una gran euforia en el mercado, pues la plaza colombiana es una de las más dinámicas dentro de las economías emergentes. Así lo demuestra el incremento en el Índice General de la Bolsa de Colombia, que ayer llegó a un nuevo récord, al alcanzar 14.105 puntos.

Dicho nivel es 36,4 por ciento más alto que el de hace un año y es superior en 21,6 por ciento al del pasado primero de enero. Para decirlo en términos simples, una persona, que hubiera invertido mil pesos en acciones en agosto del 2009, hoy habría visto su capital aumentado en más de una tercera parte, sin contar eventuales dividendos recibidos. En contraste, un certificado de depósito a término habría rentado algo cercano al 4 por ciento.

A raíz de lo sucedido, no faltan los comentaristas que insisten en que el mercado colombiano está inflado, algo que es común cuando hay abundancia de liquidez, la confianza sube y las tasas de interés reales están por los suelos. Para demostrar esa afirmación, se cita que la capitalización de mercado, que no es otra cosa que el valor de las compañías según el precio de su acción en la bolsa, llegó a 199.464 millones de dólares ó 364 billones de pesos, 50.000 millones y 20 billones más que hace un mes, respectivamente.

Y aunque en algunas sociedades específicas ese parece ser el caso, la verdad es que lo sucedido desnuda que en el país hay una gran demanda de acciones insatisfecha. Por eso, el éxito de Davivienda debería servir no sólo para impulsar el banco, sino para estimular a muchas más empresas de primera línea para que vayan a la bolsa y usen el mercado de capitales con el fin de crecer y democratizar su propiedad. Esa determinación, como se ha visto, será recompensada.

Fuente:

Demanda insatisfecha

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