El cuatro por mil nació como un salvavidas para las entidades del sector financiero en problemas durante la crisis de finales de los años 90, pero ahora es un dolor de cabeza para los banqueros del país.
Los banqueros han visto cómo ha aumentado el efectivo en circulación frente a los ahorros de los colombianos en 80 por ciento desde que se implementó el gravamen.
El impuesto se ha convertido en un obstáculo para la bancarización en Colombia y se ha traducido en pérdidas para banqueros y usuarios del sector.
«Hoy la proporción entre el nivel de ahorros y el efectivo es igual que en 1940», aseguró Daniel Castellanos, vicepresidente Económico de Asobancaria.
En 1999 cuando se empezó a cobrar el impuesto, circulaban cinco centavos en efectivo por cada peso que estaba ahorrado en una cuenta corriente, mientras que hoy, circulan 90 centavos por cada peso depositado en dichas cuentas, lo que representa un señalado aumento de 80 por ciento.
El actual Gobierno ha prometido que este impuesto va a ser desmontado gradualmente, pero los banqueros preferirían que lo cortaran de tajo.
Por eso, aprovechando la Convención Bancaria que hoy empieza en Cartagena, el sector quiere hacer una propuesta con la que se pueda eliminar de tajo este impuesto.
Para María Mercedes Cuéllar, presidenta de Asobancaria, la fórmula es eliminar exenciones de los impuestos para poder recaudar «algo así como cuatro billones de pesos al año para reemplazar este gravamen».
Daniel Castellanos, vicepresidente Económico de la entidad, es más especificó y dice que con una nueva estructuración de los impuestos de renta e IVA, quitando sus exenciones y regímenes privilegiados, se puede tapar el hueco que dejaría un desmonte total del impuesto a las transacciones financieras.
El año pasado se recaudaron 3,1 billones de pesos en el impuesto del cuatro por mil, y a julio de este año, lo recaudado iba en 1,5 billones de pesos. Este gravamen representa el 4,5 por ciento del recaudo tributario de la Nación
«Sabemos que es difícil reemplazar el hueco que dejaría la eliminación, pero preferiríamos que se hiciera de tajo, y no gradualmente como propone el Gobierno», comentó Santiago Perdomo, presidente del Banco Colpatria, al anunciar una promoción en las tasas de interés de los créditos hipotecarios y de vehículos que tendrá lugar durante una feria que se realizará este fin de semana en el centro comercial Gran Estación.
Para los analistas, lo que pretende el banquero es reducir estas dos tasas hasta 11,35 por ciento efectivo anual para que las personas que no demandan créditos por sus costos, decidan solicitarlos pese al cobro del cuatro por mil.
Esto por cuanto toda transacción que implica retiro de dinero, como el debitar de una cuenta de ahorros una mensualidad para pagar un préstamo, está gravada con este impuesto. Incluso, cuando a un consumidor del sector se le cobra una tarifa por un servicio bancario y se le debita el costo de su cuenta, a ese retiro se le suman el cuatro por mil.
Los efectos del impuesto
El polémico impuesto nació para ayudar a las entidades afectadas, pero no se desmontó cuando dichos establecimientos habían supero la crisis, y los banqueros están esperando que su eliminación hace una década.
«Se dijo que era transitorio, que una vez se superara la crisis se iba a eliminar, pero luego el Gobierno se dio cuenta de que era muy fácil su recaudo y ante las permanentes necesidades de recursos lo dejó fijo. Incluso lo subió, primero tres por mil y luego cuatro por mil», señaló Castellanos. Ahora, según el representante de Asobancaria, el Gobierno lo usa para toda clase de fines de política fiscal.
Entre los efectos que destaca Asobancaria por la implementación de este gravamen hace énfasis en la mayor preferencia por el efectivo, que sustrae recursos a los mercados financieros; el menor valor y número de cheques compensados; el encarecimiento del fondeo para el sistema financiero; el aumento en los costos de operación del sistema de pagos de alto valor; y la desbancarización.
«Al mismo tiempo -dice Asobancaria-, la mayor preferencia por efectivo ha ocasionado graves distorsiones sobre los sistemas de pago, lo cual ha facilitado el manejo de dineros ilícitos en actividades ilegales, estimulando la evasión y elusión de otros impuestos, como el arancel y el IVA».
Para la entidad, su eliminación definitiva, traería al país enormes beneficios en términos de crecimiento y formalización de la economía, menor evasión y elusión de impuestos, y con ello mayores recaudos tributarios, que en el corto plazo estarían compensando el costo fiscal de su eliminación.
«Por todas estas razones Asobancaria propone el desmonte inmediato del 4 por mil. Con su reducción gradual no se obtendrían los beneficios sino hasta el fin del período de extinción. Con su desmonte total se impulsaría decididamente la profundización del sistema financiero colombiano requerida para acelerar el crecimiento y el progreso social».
Ganadores
En un principio los ganadores por la implementación del impuesto a las transacciones financieras fueron las entidades del sector, que se vieron afectadas por la crisis de finales de los años 90, pero ahora el único que se beneficia es el Gobierno que tiene una fuente de recaudos que no permite la evasión y que le permite reducir el déficit. Así explicó, Daniel Castellanos, vicepresidente de Asobancaria, quienes le han sacado provecho al gravamen que empezó en dos por mil y terminó en cuatro por mil.
Perdedores
Los perdedores son los establecimientos financieros que tienen que pagar este impuesto y que por ello le transfieren gran parte de dicho costo a los usuarios. Esto ahuyenta a muchos de los posibles clientes del sector, que prefieren usar efectivo para sus transacciones, y es un gran obstáculo para la bancarización en Colombia. Pero en este contexto, los que más pierden son los usuarios, que ven reducidos sus ahorros no solo por las tarifas que cobran los bancos por sus servicios financieros, sino por el 4 por mil.
Transacciones gravadas
Toda transacción que implique retiro de una cuenta bancaria está gravada con el 4 por mil. Entre estas operaciones se destacan: el pago con cheque; el retiro de un cajero automático o de una oficina bancaria; las transferencias; los cargos por cobro de servicios financieros; los pagos de cuotas por préstamos, cuando son debitados de una cuenta; y los pagos de nóminas, para las cuentas de ahorro existe la posibilidad de que no se les cobre este impuesto, siempre y cuando, no se retire más de 2 millones 800 mil pesos en un mes.
Fuente: