Mate Rimac conduce el Concept One —un prototipo de auto deportivo eléctrico que diseñó por primera vez cuando tenía 21 años— por una calle estrecha de Sveta Nedelja, un suburbio al occidente de Zagreb, en Croacia. El vehículo color rojo cereza es bajo, elegante y nada sutil. Pisando el acelerador con suavidad, Rimac acelera el auto a casi 100 kilómetros por hora en menos de tres segundos. Con un rápido giro del volante, gira por una glorieta antes de volver a dejarnos en el estacionamiento de Rimac Automobili —la startup del ingeniero croata— donde realiza un círculo cerrado con el auto, que me deja pegado a mi asiento.
«No estoy alardeando»; afirma Rimac en medio de una bruma de humo de neumáticos. «Quiero mostrarte que la tecnología es los suficientemente confiable para hacer locuras con un auto eléctrico. No es sólo algo que luce bonito en una exposición de autos. Lo podemos construir hoy. Sólo necesitamos escala.»
Extraoficialmente, el Concept One es el automóvil eléctrico con la aceleración más rápida. El vehículo distribuye 1.000 caballos de fuerza a lo largo de cuatro motores, uno para cada rueda. Cuando el auto dobla a la derecha, la rueda derecha delantera puede frenar por una fracción de segundo mientras la rueda trasera genera potencia. Es una innovación que Rimac, ahora de 25 años, señala como la «clase de cosas que no se pueden hacer con un motor», y que define el Concept One, en su estimación confiada, como «el auto deportivo del siglo XXI».
Los récords Guinness oficiales para el auto eléctrico de aceleración más rápida del mundo, que están colgados en la pared de la sala de exposición de la empresa, corresponden a un BMW E30 1984 convertido, estacionado en el taller adyacente. Rimac usa el vehículo verde como una «mula de prueba» para tecnologías que desarrolla su empresa. Construyó ese auto cuando tenía 19 años. En aquel momento, Rimac había ganado competencias internacionales con un guante electrónico que diseñó en la secundaria que funciona como teclado y mouse, y tuvo una idea para un sistema de espejos de auto que eliminaba los puntos ciegos.
Después licenciar su invento de espejos a un proveedor europeo de autos, (Rimac no puede revelar su nombre por motivos contractuales) para 2008 había ganado dinero suficiente para comprar el BMW usado, que con el que luego comenzó a participar en competencias de «drifting» (en las cuales el auto realiza un deslizamiento controlado). Cuando el motor explotó tras unas pocas carreras Rimac decidió combinar su pasión por los autos y los electrónicos. Siempre había admirado a Nikola Tesla, el inventor e ingeniero eléctrico de origen croata, y se le ocurrió que un motor eléctrico —una fuente de energía instantánea— generaría un auto deportivo superior. «No se trataba de que el auto fuera ecológico», dice. «El desempeño es simplemente mucho mejor».
Rimac tardó seis meses en convertir el BMW en un auto eléctrico, con componentes disponibles en cualquier tienda. En la pista, sus competidores se burlaban de él «¿Qué haces con esa lavadora? ¿Puedo cargar mi teléfono con ella?», bromeaban. Algo siempre se rompía después de cada carrera, pero Rimac siguió haciendo ajustes, y diseñando las partes él mismo. El auto eventualmente se volvió «lo suficientemente rápido para superar a un Tesla en una carrera callejera», como reportó un blog sobre autos. Para 2010, el vehículo de Rimac superaba incluso a autos a gasolina.
«En ese momento, la cosa comenzó a ponerse seria», me cuenta Rimac. Un empresario croata se acercó a nombre de la familia real de Abu Dhabi. Quería ver un prospecto. «Dijeron: ‘Queremos dos autos'», recuerda. «Yo pensaba: ‘Somos sólo un par de tipos en un garaje'». Se puso a trabajar en el Concept One.
Lo que comenzó como un pasatiempo se convirtió, casi por accidente, en un negocio. Hoy, Rimac Automobili emplea a 22 personas, en su mayoría ingenieros croatas. Rimac Automobili inicialmente contrató un ingeniero de BMW. Pero su alto salario, y la especialización a la que se había acostumbrado al trabajar en la industria automotriz, no encajaron bien en la cultura startup de la firma, donde el empleado que hace los frenos también pide las partes que necesita.
«Fue una curva de aprendizaje; cometimos errores», admite Rimac. «Pero eventualmente me di cuenta de que estábamos haciendo algo bien: desarrollando autos por mucho menos dinero que los grandes fabricantes y logrando superarlos en muchos campos».
Durante el primer año, Rimac, entonces de 22 años, se las arregló con poco dinero, con la ayuda de algo de dinero inicial de su padre —un desarrollador de centros comerciales— y la promesa de inversión de Abu Dhabi. «Vendí todo lo que tenía para pagar la renta», recuerda.
Cuando el Concept One debutó en la Exposición del Automotor de Frankfurt en 2011, la industria le prestó atención: el vehículo con tracción en las cuatro ruedas alcanza una velocidad máxima de 304 kilómetros por hora y exhibe un rango promedio de 240 kilómetros con una sola carga. La relación potencia peso está al nivel de un motor de Fórmula Uno. Rimac reemplazó los espejos convencionales por cámaras, conectados por cables de fibra óptica, y sumó otros toques de lujo, como puertas que se cierran solas.
La mayoría de los componentes —casi todo, desde las células de batería hasta las bolsas de aire— se desarrollan en la empresa. En lugar de usar moldes para fabricar las ruedas o los pedales, como suele hacerse en la producción masiva, dos grandes máquinas de fresado cortan partes a partir de bloques sólidos de aluminio, un proceso costoso que le permite a la compañía adaptarse con rapidez a los cambios de diseño. «Sólo los autos de Fórmula Uno o las naves espaciales se fabrican de este modo», explica Rimac.
Con sólo un vehículo comercial completo vendido a un fabricante de autos europeo, la empresa estaba desesperada por obtener ingresos. Lo que sostiene a Rimac Automobili es diseñar y producir varios componentes —trenes eléctricos o sistema de gestión de baterías— para otras automotrices. Hace poco, Applus Idiada, una firma de ingeniería automotriz en España, encargó un súper auto eléctrico fabricado con las ventanas y el techo del Concept One pero construido con especificaciones distintas. Rimac vendió baterías a una empresa que está fabricando trenes que levitan, e insinúa un descubrimiento en ciernes para «la próxima generación de sistemas de frenos».
«Podemos diseñar y construir prototipos de forma rápida y económica, y no sólo para autos eléctricos. Fabricamos chasís, partes eléctricas, moldes; todo en el mismo lugar. Pero si BMW quiere desarrollar un súper auto con un tren eléctrico, el mejor del mercado es el nuestro», dice Rimac. «Nuestra tecnología podría terminar en un producto de alto volumen con una marca distinta. Si tuviéramos financiación suficiente, probablemente no haríamos este tipo de cosas. Es una simple cuestión de supervivencia. Enzo Ferrari comenzó a fabricar autos de calle sólo para financiar sus autos de carrera; lo hizo para pagar las cuentas».
Construir un auto de muestra para atraer negocios hacia sus servicios de ingeniería es una estrategia que adoptan muchas automotrices, explica Christoph Stuermer, analista de la industria de IHS Automotive en Fráncfort. «Parte del plan de negocios de Tesla es licenciar otras tecnologías. Hay similitudes», afirma Stuermer.
De cara al futuro, Rimac planea aumentar la producción del Concept One, lanzar un modelo nuevo cada dos o tres años, y seguir reduciendo el precio de venta (el auto ahora se vende en US$1 millón).
Fuente:
El ingeniero que revolucionó los autos eléctricos