Luego de la crisis financiera de 2008 las cargas se reacomodaron entre los diferentes actores a nivel global.
En general, los países desarrollados quedaron fuertemente afectados por la desaceleración económica y los planes de rescate se hicieron con cargo a mayor déficit fiscal, lo cual dejó a muchos de ellos con indicadores fiscales bastante deteriorados.
Hace algunos años nadie se imaginaba observar una economía como la norteamericana con un déficit del 10% del PIB y una relación de deuda sobre PIB del 90% (Colombia tiene un déficit de 4,4% y una relación deuda como proporción del PIB del 40%), que si fueran tomados como números absolutos, las calificadoras no deberían haber mantenido la calificación de AAA, sino que debían haberle reducido la calificación hace unos meses atrás.
Sin embargo, los llamados países emergentes salieron fortalecidos de la crisis económica. Aunque sus mercados financieros sufrieron durante un par de meses luego de la crisis, lo que se observó fue una reacción en cadena de muchos de ellos que los llevó a impulsar su sector interno de la economía con base en los ahorros que habían acumulado durante los años de la bonanza. Así, los países que en el pasado en considerados como riesgosos, pasaron a ser los más atractivos para invertir por parte de los agentes internacionales.
Así lo demuestran el incremento de los flujos que han venido para los emergentes en el último año, del 30%; frente aflujos negativos hacia los mercados desarrollados.
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Emergentes: las nuevas estrellas que brillan en el firmamento