¿En la inversión juega más la habilidad o la suerte?

Por KAREN DAMATO

Los inversionistas pueden hacer seguimiento, hasta en una centésima de punto porcentual, cómo los fondos de inversión individuales se desempeñan en relación con los índices de referencia de sus mercados. Pero son en gran medida incapaces de determinar en qué grado los resultados de un gestor de fondos son fruto de su habilidad y en qué medida se deben simplemente a la suerte.

Andrew KistMichael Mauboussin

Para explorar eso, hablamos con Michael Mauboussin, el director de estrategia de inversión en Legg MasonLM +2.21% Capital Management, unidad de Legg Mason Inc., y autor de un nuevo libro, The Success Equation: Untangling Skill and Luck in Business,Sports, and Investing (algo como La ecuación del éxito: desenredando la habilidad y la suerte en los negocios, los deportes y la inversión).

A continuación, algunos fragmentos editados de la conversación con Mauboussin, que ha trabajado en la firma de gestión de fondos desde 2004 y ha sido por 20 años profesor adjunto de finanzas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia.

WSJ: En el libro, cuando coloca ciertas actividades en una secuencia que va desde la pura suerte hasta la completa habilidad, usted muestra que la inversión tiene una mayor cuota de suerte que un triunfo en fútbol, béisbol o ajedrez. Y agrega que esto se debe en parte a que mucha gente inteligente practica el juego de la inversión.

Mauboussin: Exactamente. Es muy contraintuitivo. La clave es una idea llamada paradoja de la habilidad. Conforme la gente se vuelve mejor en el desempeño de una actividad, la diferencia entre el mejor y el promedio y entre el mejor y el peor se vuelve mucho más estrecha. A medida que la gente se vuelve más hábil, la suerte se vuelve más importante. Eso es precisamente lo que ocurre en el mundo de la inversión.

La razón por la que la suerte es tan importante no quiere decir que la habilidad para invertir no es relevante. Quiere decir que la habilidad es muy alta y consistente. Dicho esto, durante largos períodos, la habilidad tiene una mejor oportunidad de brillar.

En el corto plazo, es posible que uno tenga buena o mala suerte [y eso puede abrumar la habilidad], pero en el largo plazo, la suerte tiende a nivelarse y es la destreza la que determina los resultados.

WSJ: Usted señala que la gente no es muy buena en general para distinguir el papel de la suerte y de la destreza en la inversión y otras actividades. ¿Por qué no?

Mauboussin: Nuestras mentes son muy buenas para vincular causa y efecto. Por si yo le muestro a alguien un efecto que es exitoso, su mente naturalmente va a decir que necesita una causa para ello. Y a menudo se lo atribuirá a una persona o a la habilidad más que a la suerte.

Además, los seres humanos adoran las narrativas, les encantan las historias. Un elemento esencial de la historia es la noción de la causalidad: esto provocó esto otro, tal persona hizo aquello.

Así que cuando unimos esas dos cosas, somos muy malos para discriminar entre las contribuciones relativas de la destreza y la suerte a los resultados.

WSJ: Si aceptamos que una gran parte del éxito en la inversión es la suerte, no la habilidad, ¿no es un argumento de peso para guiarse simplemente con los fondos indexados y no tratar de escoger a gestores activos?

Mauboussin: En efecto. Para alguien que tiene poca motivación para tratar de identificar a los que tienen una habilidad diferencial, los índices tienen mucho sentido.

WSJ: ¿Es posible para los inversionistas individuales identificar de antemano los gestores de fondos de inversión que son verdaderamente hábiles y no sólo afortunados?

Mauboussin: Uno puede hacer un esfuerzo creíble si está motivado, por supuesto. Un gestor podría hacer las cosas bien y tener malos resultados o hacer las cosas mal y tener buenos resultados. Por lo tanto, los resultados de las inversiones pueden ser muy engañosos.

La mejor manera de hacerlo es concentrarse en el proceso de toma de decisiones que usan los gestores y buscar medidas numéricas que puedan ser equivalentes.

La candidata más interesante en la actualidad es la llamada «active share» o participación activa. Active share es una medida de qué tan diferente es su cartera en relación con el índice de referencia con la que se compara.

Ahora estamos dando un paso concreto para tratar de identificar el proceso frente a los simples resultados.

WSJ: Usted se incorporó a Legg Mason hacia el final de la racha de 15 años en la que Bill Miller superó en desempeño del índice Standard & Poor’s 500 con su Legg Mason Capital Management Value Trust, que luego tuvo años de malos resultados. ¿En qué medida ese gran desempeño se debió a la buena suerte?

Mauboussin: Si nos fijamos en las rachas, no sólo en la inversión sino en cualquier emprendimiento, casi por definición se combinan suerte y habilidad. Uno tiene que tener una habilidad por encima del promedio y una suerte por encima del promedio para conseguir una buena racha. Si se mira en el ámbito de los deportes, todas las buenas rachas son conseguidas por los deportistas más hábiles, aunque no todos los jugadores habilidosos consiguen tener rachas positivas.

Cuando a Bill se le planteó esta cuestión, atribuyó una buena parte de su racha a la buena suerte. Es casi axiomático que eso tiene que ser verdad.

WSJ: ¿Es también posible que algunos de los resultados realmente desastrosos más recientes [antes de que Miller dejara el cargo de gestor de cartera a principios de este año] sean producto de la mala suerte?

Mauboussin: Sí, es muy probable que haya sido un factor sustancial.

Fuente: http://online.wsj.com