El barril de cerveza se está convirtiendo en la nueva máquina de café. Al menos, eso es lo que está pasando en firmas estadounidenses como la agencia de publicidad Arnold Worldwide, de Boston.
Allí, los trabajadores se juntan alrededor de una máquina expendedora de cerveza —apodada Arnie— cuando terminan las reuniones con clientes. Mientras toman unos tragos, los empleados intercambian ideas y conversan, y a menudo se quedan en la oficina en lugar de ir a un bar cercano.
Muchas empresas ofrecen comida gratuita a sus trabajadores, pero cuando el día laboral en muchas firmas de tecnología y medios se prolonga más allá de la hora del aperitivo, más compañías llenan sus heladeras de licores y cerveza, instalan tabernas y barriles de cerveza digitalizados dentro de sus oficinas, e incluso despliegan el talento de ingenieros para diseñar originales dispensadores.
La ventaja, afirman estas empresas, es que ayuda a atraer talento, conecta a los empleados de distintas divisiones y evita que la gente se vaya, a medida que los límites entre el trabajo y la vida social se vuelven más difusos.
Pero los abogados laborales temen que alentar el consumo de alcohol en el trabajo pueda llevar a que los empleados conduzcan ebrios e incitar la violencia, el acoso sexual o incluso la violación. Además, podría incomodar a algunos empleados o excluir a otros, como los que no toman por cuestiones de salud o religión.
Tomar como parte del trabajo es parte de la vida laboral desde hace tiempo en muchos países, ya sea una cerveza con colegas en el Reino Unido o empresarios japoneses que entretienen a clientes en bares de sake. Pero celebrar un happy hour en la oficina es diferente, sostienen los expertos, porque lleva la actividad post-laboral al espacio profesional.
En Thrillist Media Group, de Nueva York, la plantilla suele abrir cervezas cuando termina el día y convocan catas de licores, eventos que suelen ser patrocinados por anunciantes de ese rubro que colaboran con el sitio. Permitir que los trabajadores beban en el trabajo hasta podría mantenerlos más tiempo en sus escritorios, sostiene el fundador de Thrillist, Ben Lerer.
«Este es un grupo de adultos», señala Lerer. «Me parece bien que tomen una cerveza en el escritorio, se queden allí y trabajen más mientras lo pasan bien». Pero si un empleado se está emborrachando, le dice que se vaya a casa.
Algunas firmas promocionan sus bebidas alcohólicas gratuitas como una forma de transmitir a potenciales interesados en trabajar allí que la empresa no es rígida ni corporativa. La página web de reclutamiento de la firma de almacenamiento en línea Dropbox, por ejemplo, promociona sus «viernes de whiskey» junto a prestaciones como cobertura médica y dental. Una vocera de la firma no hizo comentarios al respecto.
«Son prácticas bienintencionadas, pero pueden hacer que la gente se sienta incómoda», sostiene Nancy Rothbard, profesora de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania, quien estudia la socialización en el trabajo.
También abundan las cuestiones de responsabilidad. Si los empleadores sirven alcohol y hay algún problema como consecuencia, la compañía podría quedar comprometida, indica el abogado laboral Craig Annunziata, aunque algunos de los riesgos podrían ser cubiertos por el seguro. «No veo muchas ventajas en tener alcohol en el lugar de trabajo», dice.