Juan Carlos Ortiz: La Bolsa para las microempresas

En la columna del miércoles pasado, planteaba la necesidad de convertir al mercado de capitales en el motor de la economía colombiana y específicamente, en fortalecerlo como una fuente de financiación para el sector real y productivo del país.

De hecho las grandes empresas del país han obtenido capitalización a través de la emisión de acciones o deuda a través de la colocación de bonos corporativos. Pero, ¿qué ha pasado con las medianas, pequeñas y micro empresas?, ¿cómo podrían participar los recursos de los inversionistas en proyectos atractivos e interesantes de este sector?, ¿por qué la única oferta del sector financiero a los microempresarios es el crédito?

Una mirada a las microempresas
Las cifras más recientes del Dane indican que de las empresas que hay en Colombia 0,04 por ciento son grandes, 3,9 por ciento pymes y 96,06 por ciento microempresas, estas últimas clasificadas así por tener activos inferiores a 258 millones de pesos y un número máximo de 10 empleados.

Las microempresas generan 50 por ciento del empleo del país de acuerdo con la encuesta más reciente de microestrablecimientos del Dane (2007). Según esta entidad, el promedio de empleo en el sector es de 2 personas y se observa que entre más empleados tiene una microempresa mayores son sus ingresos y sus índices de productividad por trabajador, cifra que desvirtúa el miedo de los microempresarios a crecer su fuerza laboral.

La informalidad es el gran problema de este sector. Apenas 55,7 por ciento de las microempresas cuenta con registro mercantil (aquel que les permite acreditarse como comerciantes y que además les da acceso a información de potenciales clientes) y sólo 32,6 por ciento de estas llevan contabilidad formal. Entre menor es el número de empleados de la empresa mayor es la informalidad.

Medidas de formalización como el registro mercantil y el uso de contabilidad formal tienen un efecto importante sobre la productividad de la empresa. En promedio, una firma con registro mercantil es 212 por ciento más productiva que una sin este, y una empresa que utiliza contabilidad formal, es 96 por ciento más productiva.

¿Y el mercado de capitales? El mercado de capitales debería contribuir generando fuentes de financiación de bajo costo y capitalización a las microempresas que presenten registro mercantil, una contabilidad adecuada y empleo de calidad.

Para ello, propongo la creación de un fondo de capital privado o una cartera colectiva encaminada a financiar o participar directamente en proyectos viables, atractivos y rentables que presenten los microempresarios y que cumplan con las condiciones antes mencionadas.

De esta forma, el fondo de inversionistas se convierte en un socio y aliado estratégico de los microempresarios con el único propósito de aumentar la productividad, los índices de formalidad y la calidad del empleo de cada microempresa. Eso sí en ningún caso la participación del fondo en cada empresa podría superar el 50 por ciento. La rentabilidad tanto para el fondo como para el microempresario dependerá así de las utilidades generadas en estos proyectos

Con un incentivo adicional. Mientras el microempresario se ocupa del desarrollo de su negocio y su actividad comercial, el fondo de inversionistas podría apoyarlo a través de capacitaciones en funciones de planeación financiera, asesoría contable y tributaria y desarrollo del talento humano, actividades que sabe desarrollar muy bien el sector financiero.

De esta forma, el fondo de inversionistas aporta capital para el crecimiento de la microempresa, el cual puede ser destinado a inversiones en tecnología e infraestructura, incremento de la fuerza laboral y gasto para el desarrollo de la gestión comercial y ventas.

Por su parte, el microempresario se encarga plenamente de la administración y crecimiento de su negocio, generando mayor productividad, más y mejor empleo y un adecuado manejo de su parte contable y tributaria.

Para el desarrollo de un proyecto de esta magnitud se requeriría la participación activa de las agremiaciones y asociaciones de microempresarios, del sector financiero y el gobierno.

Incluso, se podría acudir a entidades multilaterales como la IFC o el Banco Mundial para financiar el desarrollo de esta iniciativa.

Fuente:

La Bolsa para las microempresas

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