Latinoamérica, la «niña bonita» de China y de EEUU

Earth boy - South America
Fuente: cubahora.cu

El rápido y estable crecimiento de Latinoamérica y el Caribe en tiempos de crisis ha despertado -o devuelto- el interés de las dos primeras economías mundiales hacia la zona, un doble cortejo del que la región puede salir enormemente beneficiada sin necesidad de excluir a ningún compañero de baile.

Con una media del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de un 3,7 por ciento anual según la ONU -el doble que el promedio mundial-, el atractivo de los países latinoamericanos es evidente a ojos de los dos grandes inversores mundiales, Estados Unidos y China.

Prueba de ello son las recientes muestras de «afecto» de ambas naciones hacia la región, entre otras la ruta que el presidente chino Xi Jinping llevó a cabo por Trinidad y Tobago, Costa Rica y México a finales de mayo, casi a la par que una gira similar del vicepresidente de EEUU, Joe Biden (Trinidad y Tobago, Brasil y Colombia).

Si el viaje de Xi, más fructífero en cuanto a acuerdos se refiere (24 en total), se considera ejemplo de la política de «continuidad» de China hacia Latinoamérica, el de Biden fue interpretado más como «reconquista» de un feudo olvidado.

Y es que mientras China tiene a Latinoamérica en el punto de mira de su política exterior desde hace años y en la última década ha aumentado su comercio bilateral un 660 por ciento, la agenda de EEUU ha estado más centrada en Oriente Medio -sobre todo, tras los atentados del 11-S – y en su expansión en la región Asia-Pacífico.

Así lo considera Kevin Gallagher, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston, quien acaba de publicar un estudio que habla de los retos y ventajas de la relación «triangular» entre China, EEUU y Latinoamérica.

En una reciente conferencia en Pekín, el docente aseguró que la «luna de miel» que ha disfrutado hasta ahora el país asiático con la región ha llegado a su fin.

Gallagher lo basa, entre otras razones, en la desaceleración de la economía china, la incidencia negativa de sus proyectos en el medio ambiente -y las consecuentes quejas de la población y los Gobiernos locales- y en que EEUU ha despertado de su letargo.

China -segundo socio comercial de Latinoamérica, primero ya de países como Brasil- se enfrenta a serias críticas de sus acuerdos con la zona, rica en productos muy preciados para el país asiático como la soja, el cobre o el petróleo.

Las principales denuncias giran en torno al déficit a favor de Pekín en la balanza comercial o a las presuntas irregularidades de los préstamos que concede, por los que China se asegura de que recibirá parte de los mismos en materias primas, petróleo normalmente.

Pese a estas circunstancias y a la caída de las exportaciones chinas (este junio bajaron por primera vez en un año y medio), este país sigue ofreciendo a Latinoamérica megaproyectos de infraestructura que no recibe por parte de Estados Unidos o, incluso, de instituciones como el Banco Mundial.

De hecho, uno de los últimos proyectos en ciernes, por el que Nicaragua concede a China la construcción de un canal alternativo al de Panamá -obra de EEUU y símbolo de su histórica influencia-, podría cambiar significativamente tanto los flujos de comercio como el panorama geopolítico.

No obstante, Estados Unidos aún le lleva gran delantera a China en Latinoamérica como su primer socio comercial, albergando más de la mitad del total de las transacciones mundiales de la región, aunque con un crecimiento más estático que el de la potencia asiática.

Además, a Washington no le interesa «perder» relación con Latinoamérica de cara al voto latino, tal y como ha recriminado en reiteradas ocasiones el líder republicano estadounidense, Mitt Romney, al presidente Barack Obama en los pasados meses.

«Ménage a trois»

Aunque a simple vista puede parecer una lucha de titanes que derive en una solución salomónica, arriesgada para la región, hay varios indicios de que el «ménage a trois» acabe funcionando.

En primer lugar, China está dentro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde 2008, principal fuente de financiación multilateral de América Latina, con sede en Washington y a través del que opera en función de las reglas internacionales.

Asimismo, China y EEUU, ambos estrenando gabinete este año, han manifestado recientemente, tanto en el encuentro entre Obama y Xi en California en junio como en el Diálogo Económico Estratégico bilateral en Washington que concluyó el pasado día 11, su intención de iniciar «nuevas relaciones» y evitar la confrontación.

Por último, expertos como Niu Haibin, investigador del Centro de Estudios Internacionales de Shanghái, aseguran que «ningún país latinoamericano quiere tener que elegir entre Estados Unidos o China».

«Últimamente, los países latinoamericanos se benefician de la cooperación de los dos principales mercados mundiales», añade Niu, lo que evidencia una realidad. Pase lo que pase, Latinoamérica no bailará sola.