Uno podría pensar que no hay nada como atravesar una catástrofe financiera para aprender lo que realmente es importante para las finanzas personales.
A cinco años del colapso de Lehman Brothers Holdings y de las grandes pérdidas para firmas y hogares que le siguieron, muchos inversionistas siguen confundidos sobre las lecciones que deberían llevarse de esos años tumultuosos. La gente sigue teniendo interrogantes fundamentales sobre cómo administrar sus finanzas.
Por un lado, el repunte de las bolsas de valores ha logrado que los inversionistas se vuelvan a sentir cómodos con el riesgo.
Pero, al mismo tiempo, muchos siguen recelosos de las acciones y preocupados por la posibilidad de que los mercados pudieran enfrentar más caos en el futuro.
Algunos inversionistas están incrementando sus ahorros, pues creen que no podrán depender de los retornos del mercado para financiar sus necesidades futuras. Otros buscan fuentes de ingresos alternativas, y potencialmente se exponen a riesgos desconocidos.
La crisis financiera enseñó algunas lecciones que podrían ayudar a los inversionistas a salir adelante en el período posterior a la crisis y colocarse en una posición más sólida si los temores de otro colapso tienen fundamentos, señalan los expertos.
Mantenerse firme a una estrategia y evitar el pánico son dos lecciones aprendidas. Otras lecciones importantes, según los expertos, incluyen incorporar flexibilidad en el cronograma de retiros de dinero para la jubilación, vigilar al corredor que administra sus activos y sus inversiones, reducir el riesgo en las inversiones para la universidad de los hijos y evitar inversiones innecesariamente complejas.
A continuación, lo que los inversionistas deben saber.
El momento elegido para jubilarse es importante
Antes de 2008, pocos planificadores financieros se concentraban en el llamado «riesgo de secuencia», el peligro de que grandes pérdidas al inicio de la jubilación pueda arruinar sus planes de sustentarse con sus inversiones.
Por ejemplo, digamos que se jubiló el 1 de enero de 2000, con una tasa de retiro de 4%, lo que significa que usted retiró US$40.000 de un portafolio de US$1 millón ese año, y después aumentó esa cantidad el año siguiente a US$41.200 para tomar en cuenta un alza de 3% en la inflación, y así sucesivamente.
Si tenía un portafolio con 55% en acciones y 45% en bonos, utilizando un modelo creado por la firma de inversión T. Rowe Price Group, habría perdido un tercio de sus ahorros para fines de 2010. Eso implica una probabilidad de 33% de que el resto le durara 30 años.
¿Qué puede hacer para protegerse del riesgo de secuencia? Por empezar, muchos planificadores financieros recomiendan tener suficiente efectivo a mano para cubrir sus gastos básicos durante al menos un año.
En segundo lugar, prepárese para ajustar su tasa de retiro. Christine Fahlund, planificadora financiera sénior en T. Rowe Price, alienta a los jubilados a que evalúen sus tasas de retiro al menos una vez al año y las reduzcan si es necesario para evitar un daño permanente en sus ahorros.
No entre en pánico
El 9 de marzo de 2009, día en que el S&P 500 cerró 57% por debajo de su máximo, retirar su dinero de la bolsa podría haber parecido una buena decisión. No había forma de saber que el índice estaba por comenzar una notable recuperación.
Sin embargo, un inversionista que hubiera transferido su dinero a los bonos ese día, hoy tendría menores ganancias que un inversionista que hubiera dejado su dinero en un portafolio de 60% de acciones y 40% de bonos.
Una forma de evitar estos riesgos es mantener un equilibro entre los activos. Richard Sylla, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, dice que los inversionistas deberían determinar qué porcentaje de sus portafolios normalmente les resulta cómodo tener colocado en acciones y en bonos, y regresar regularmente a ese equilibrio, quizás cada año o cada seis meses. «Se necesita cierta disciplina para lograr eso», apunta.
Manténgase al tanto de su corredor
Es crucial repasar sus objetivos de inversión y su tolerancia al riesgo al menos una vez al año para asegurarse de que su estrategia siga siendo adecuada, dice Lance Gunkel, director de operaciones en Sherpa Investment Management.
Si los últimos cinco años le han enseñado que su tolerancia al riesgo ha disminuido, reúnase con su asesor y dígaselo. Él debería recomendar medidas graduales, como reducir incrementalmente su exposición a las acciones, colocar más dinero en inversiones de menor riesgo y apuntalar sus reservas de efectivo, en lugar de una transformación repentina y profunda en su cuenta.
Si su asesor sugiere medidas drásticas, o se pone evasivo o a la defensiva, entonces busque una segunda opinión. Según los asesores, una buena segunda opinión le ayudará a determinar el nivel de riesgo con el que se siente cómodo, fijar expectativas realistas para retornos futuros y encontrar formas de reducir sus cuotas.
Examine su plan de ahorros para la universidad
Los planes de ahorros «529» para la universidad en Estados Unidos son cuentas patrocinadas por cada estado del país donde las ganancias están libres de impuestos siempre y cuando se utilicen para financiar gastos legítimos para la educación universitaria. Estos planes permiten a los titulares de la cuenta elegir una vez al año entre varias opciones de inversión.
Incluyen canales basados en la edad que mueven el dinero de acciones a bonos y efectivo a medida que los hijos crecen. Para cuando un estudiante llega a la universidad, menos de 20% debería estar colocado en acciones para limitar el posible daño durante un mercado bajista.
A partir de la crisis financiera, muchos planes de ahorro universitario redujeron el riesgo según la edad. También han incorporado un seguro del gobierno federal para certificados de depósitos, cuentas de ahorro bancarias y opciones ligadas a la edad que reducen las inversiones bursátiles para estudiantes más grandes. La desventaja es que suelen ofrecer tasas de interés menores, dice Joseph Hurley, fundador del sitio web Savingforcollege.com, del estado de Nueva York.
Aún así, la exención tributaria sobre ganancias utilizadas para pagar gastos universitarios legítimos, junto con la oportunidad de evitar los costos de endeudarse para pagar la matrícula más adelante, podrían hacer que los menores retornos en el plan 529 sean equivalentes a mayores retornos fuera de ese plan. Y, claro, es mejor que no ahorrar nada.
Coseche sus pérdidas, pero sea realista sobre su valor
La estrategia conocida como «cosecha de pérdidas» consiste en vender una inversión que ha disminuido en valor, registrar la pérdida y volver a comprar el activo poco después. Las reglas tributarias de EE.UU. obligan a los vendedores a esperar 31 días para volver a comprar la misma inversión, pero está permitido canjear dos activos distintos, como un fondo indexado de empresas grandes y un fondo indexado de todo el mercado.
La caída del mercado en 2008 proporcionó una oportunidad excelente para cosechar pérdidas, dado el declive de cerca de 40% en ese año.
Pero el beneficio económico de cosechar pérdidas a menudo es modesto, dice Kent Smetters, un experto fiscal y profesor de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania. Estima que los ahorros tributarios de asumir una pérdida de US$100.000 al final de 2008, que fue utilizada antes de 2013, sería menor a US$200.
Los precios de la vivienda no siempre ascienden
Antes del colapso del sector inmobiliario en EE.UU., muchos compradores no dudaron en pagar precios inflados u obtener un segundo crédito hipotecario para financiar desde remodelaciones en el hogar hasta vacaciones lujosas.
Después, los valores de las viviendas cayeron un tercio o más, causando así una devaluación en el valor de las viviendas de muchos estadounidenses, quienes terminaron debiendo más dinero por sus viviendas de lo que éstas valían.
Ahora, los compradores de viviendas están optando por créditos sencillos de tasas fijas a 30 años, y se están endeudando menos de lo que los bancos les dicen que pueden costear. Los prestamistas se han vuelto más exigentes también, y piden que los prestatarios documenten sus ingresos y ahorros para la jubilación.
Los estadounidenses jamás dejarán de contar con que suban los precios del sector inmobiliario. Pero el colapso hizo que se dieran cuenta de que la vivienda se debe comprar como albergue y que, aunque los valores pueden aumentar, no hay garantías.
No invierta en lo que no comprende
Seguros contra cesación de pagos. Hipotecas de tasa ajustable. Obligaciones de deuda garantizadas. Los productos que causaron más daño durante la crisis financiera a menudo eran los más complejos. Incluso algunos de los genios financieros que los vendían quedaron sorprendidos por lo que sucedió.
En los últimos cinco años, los reguladores han intensificado su escrutinio. Pero aún hay muchos instrumentos financieros que son difíciles de comprender y empresas cuyos balances generales podrían contener trampas ocultas.
Los inversionistas deberían tener una respuesta sencilla cuando un producto o empresa parece ser demasiado complejo, anota Janet Tavakoli, que dirige Tavakoli Structured Finance, una firma de consultoría en Chicago. «Deberían correr lejos y correr rápido», aconseja.