Seguramente has escuchado frases como: ‘El jefe tiene la última palabra’ o ‘El cliente tiene la razón’. Esto crea conflicto y relaciones poco productivas.
«El jefe tiene la última palabra; el cliente siempre tiene la razón; porque soy tu madre y me debes respeto; porque lo digo yo», son sólo algunas de las creencias que determinan nuestras posibilidades para generar sinergia en nuestros equipos de trabajo, negocio, familia, pareja, etc. Ya sea que nosotros expresemos algo así o que alguien más nos lo haya dicho, el resultado es el mismo: un ambiente conflictivo y relaciones poco productivas.
Algunos los llaman necios, cerrados, tercos o como una de mis maestras solía decir –para que se escuchara mejor- “constantes en sus ideas”, el caso es que todos en mayor o menor grado nos hemos visto en situaciones en donde las diferencias de opinión han evolucionado en conflictos mayores o incluso en guerras de poder.
Lejos de ser un problema, una controversia puede ser una oportunidad para aprender algo nuevo y generar nuevas posibilidades que no se habían concebido antes. Las diferencias de opinión nos retan a cuestionar nuestros dogmas y nos permiten complementar nuestras ideas, siempre y cuando estemos dispuestos a privilegiar la relación antes que nuestro ego y a preguntarnos con total honestidad: ¿Es posible que mis oponentes tengan razón?
Sin embargo, no es común que las personas tengamos ese nivel de apertura y cuando estamos inmersos en una discusión, permitimos que nuestro ego tome el control de la situación y percibimos el entorno como un campo de batalla.
¿Qué hay detrás de tu necesidad de querer tener la razón? ¿Qué crees que obtienes cuando ganas una discusión? ¿Que está en riesgo cuando abandonas una opinión? ¿De qué te estás perdiendo cuando no te acercas a la visión del otro? ¿Qué sientes cuando le demuestras a otro que se ha equivocado? ¿Qué ambiente generas? ¿Qué precio pagas por ganar?
Mentalidad bipolar
De acuerdo con Stephen Covey, en su libro La 3ª Alternativa, el conflicto inicia cuando nos enfrascamos en una mentalidad bipolar, es decir: estás conmigo o estás contra mí. La mayoría de los conflictos tienen 2 caras. La primera alternativa es mi manera; la segunda alternativa es la manera del otro. La sinergia nos invita a encontrar una tercera alternativa: nuestra manera. Una manera más elevada para no sólo resolver el conflicto sino trascenderlo al generar algo nuevo.
Aunque ganes, pierdes
Probablemente has experimentado la agradable sensación de demostrarle a otro que tú tenías la razón. Pero… ¿qué implicaciones tiene esto en la relación? En la mayoría de los casos “el perdedor” se queda con un resentimiento al ver afectada su identidad y se rompen los vínculos de confianza, se genera un ambiente amenazador y de competencia insana y se cierran las posibilidades de dialogo.
Nada de lo anterior parece ser parte de un resultado exitoso. Dale Carnegieafirmaba que “no se puede ganar una discusión, es imposible porque, sí se pierde, ya está perdida; y si se gana, se pierde”.
«Si discute usted, y pelea y contradice, puede lograr a veces un triunfo; pero será un triunfo vacío, porque jamás obtendrá la buena voluntad del contrincante», Benjamín Franklin
Pasa directo al aprendizaje
Stephen Covey define la sinergia como el potente resultado que se obtiene cuando dos o más seres humanos deciden, juntos, ir más allá de cualquier idea preconcebida para alcanzar un gran reto.
Es la pasión, energía, el ingenio y la emoción de crear una nueva realidad mucho mejor que la anterior.
Una persona que hace sinergia entiende el conflicto no como un problema, sino como una oportunidad. Entiende la oposición directa como una avenida hacia el aprendizaje, no como un muro de piedra. Cambiar de opinión una vez que se cuenta con mayor información es algo natural no un signo de debilidad.
“Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. En ese sentido, aprendo de él”, Emerson
Escuchar a la persona por encima de sus opiniones
Cuando externamos una opinión, no sólo nos estamos comunicando con otros, también estamos mostrando la persona que somos. Cómo cambiaría tu visión si cuando discutas con alguien intentarás escuchar más allá de sus palabras y entender quién es la persona que habla y sus posibles inquietudes. No sólo lo percibas como una amenaza potencial; alguien que piensa distinto a ti y que pone en peligro tu identidad o tu voluntad. Tal vez, de esta manera ninguna de las partes tiene que estar a la defensiva y sea más sencillo lograr una sinergia positiva.
¿Qué puedes perder por seguir defendiendo tus puntos y no reconocer tus equivocaciones?
Analiza tu última discusión y detecta las siguientes premisas:
Tu verdad:___________________________________________________________
La verdad del otro:____________________________________________________
La verdad que podrían generar para ambos: _________________________________
Fuente:
Los costos de siempre ‘tener la razón’
http://www.altonivel.com.mx/
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