Milagro brasileño no debe inhibir a Colombia

Las economías de los dos países comparten fallas. Incluso, hoy por hoy, Colombia está en mejores condiciones para enfrentar los retos que deberá superar en años venideros.

 

Pocos países superan a Brasil en las mediciones de éxito económico alcanzadas durante los últimos años: su actual crecimiento anual de dos dígitos, su reducción de los índices de pobreza y su veloz crecimiento en productividad agrícola, colocan a Brasil como candidato a ser la quinta economía del mundo en 2025 – ubicándose sólo por debajo de China, Estados Unidos, India y Japón.

¿Cuán atrás dejará Brasil a Colombia? ¿Se convertirá en el país que más ha de regir el futuro de nuestra economía? ¿Debe cohibir a Colombia el progreso alcanzado por Brasil?

Sin lugar a dudas, los logros de Brasil son asombrosos. Los 70 mil millones de dólares en nuevas acciones recaudadas este año por Petrobras superan con creces todo intento similar en todo el mundo; su fin es llevar la producción petrolera a 5,4 millones de barriles (mbd) en 2025, mientras Colombia apunta a 1,2 mbd para 2012, casi el doble de 2009.

Quizá el logro más espectacular de Brasil es su producción agrícola: a partir de 1990, aumentó en 150 por ciento, ampliándose la tierra cultivada en apenas 20 por ciento.

Brasil es hoy el primer exportador mundial de café, azúcar, jugo de naranja, tabaco, etanol, carne de res y pollo, y para 2025 proyecta desplazar a Estados Unidos en producción agropecuaria.

Con razón Brasil ha superado la tasa de crecimiento económico de América Latina durante los últimos tres años; con menos de 200 millones de habitantes, genera el 40 por ciento del Producto Interno Bruto de la región.

Sin embargo, los logros alcanzados por este país no deben inhibir a Colombia.

Las economías de los dos países comparten las mismas fallas. Bien podría decirse que Colombia, hoy por hoy, está en mejores condiciones que Brasil para enfrentar los retos que deberá superar en años venideros.

Salvo el adelanto agrícola brasilero, la productividad de la economía de ambos países es pésima: la mitad de su fuerza laboral se desempeña en el sector informal y las empresas -tanto las colombianas como las brasileras- descuidan penosamente la inversión en investigación y desarrollo que permite generar innovación.

El mayor freno que enfrentará Brasil en su afán de convertirse en la quinta economía del mundo es la educación. De los 56 países incluidos en el índice PISA de lectura, matemáticas y ciencia entre quinceañeros, Brasil y Colombia compiten por los puestos más bajos, muy por debajo del lugar de Chile, Uruguay y México.

Colombia mejoró notablemente su cobertura en educación durante los dos periodos de Uribe; pero el mejoramiento de la educación en Brasil sólo arrancó durante el segundo gobierno de Lula, ya próximo a terminar. Mejorar la calidad de la educación básica es el gran reto en ambos países.

Otro ámbito en el cual Brasil y Colombia compiten por ser campeones es en corrupción. Queda por verse cuál de los dos nuevos gobiernos – el de Santos en Colombia o el que probablemente encabezará Dilma Rousseff en Brasil – será el más ágil en combatirla. Muchos apostaríamos a Santos.

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