Madrid_ Alemania viaja en primera clase del Titanic. Se trata de una economía en una posición privilegiada, pero, al final, aunque quizá sea el único pasajero de esa categoría, va en un barco que se está hundiendo.
Esta metáfora utilizaba el gurú de tipos de interés de Royal Bank of Scotland, Harvinder Sian, para explicar los efectos que está teniendo la desconfianza de los inversores sobre los miembros del euro en su conjunto y no sólo sobre los países del sur.
El Gobierno germano hizo una subasta de bonos a diez años y sólo recibió demanda para colocar 3.900 millones, cuando tenía un objetivo de 6.000 millones. Los analistas calificaron la operación de «desastrosa» y el miembro austriaco del consejo de Gobierno del BCE, Ewald Nowotny, reconoció que su resultado lanzaba «una señal de alarma».
Los inversionistas se refugiaron en el bono alemán desde el estallido de la crisis de la deuda soberana, un movimiento que se conoce en los mercados como `flight to quality`, lo que ha arrastrado las rentabilidades del Bund hasta niveles históricamente bajos. Llegó a cotizar al 1,674% el pasado 22 de septiembre.
El miércoles, la subasta salió al 1,98%, un interés al que no se está dispuesto a entrar porque empiezan a pensar que no refleja el riesgo real de un euro que se tambalea. Además, está compitiendo con otros tesoros que viajan en el mismo barco, como el de Francia, y que están ofreciendo rentabilidades cercanas a 3,7%, u otros como el español, cuya rentabilidad supera el 7%.
«El mercado quiere enviar un aviso a la Canciller alemana para que haga algo ya para superar una crisis que afecta a los países del corazón de la eurozona y en la que todos pierden, inclusive Alemania», señala Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic and Policy Research.
Que Alemania no consiga colocar todo el importe que se propone en una subasta de deuda no es algo inusual. Por ejemplo, en la última emisión al mismo plazo, del pasado 19 de octubre, el Gobierno de Ángela Merkel sólo pudo captar 4.550 millones de los 5.000 millones que pretendía. Aun así, la subasta de ayer se saldó con uno de los peores resultados de la historia del euro.
Normalmente, el Bundesbank, el banco central alemán, se suele quedar con un 20% de la deuda en las emisiones que no cubre, pero ayer tuvo que absorber casi el 40% del importe.
«Lo sucedido demuestra la desconfianza de los inversores hacia los políticos europeos. Están penalizando al euro, así como a los activos denominados en esta divisa (aunque el emisor sea de primera calidad)», explica Guillermo Santos, responsable de estrategia de iCapital.
El euro se desplomó más de un 0,6% tras conocerse el resultado de la subasta alemana y perdió la cota de los US$1,34. Antes del cierre, ya se amenazaba el nivel de los US$1,33. Además, la rentabilidad del bono alemán a diez años repuntó con fuerza, hasta el 2,148% y, por primera vez desde octubre, superaba el interés del americano con el mismo vencimiento. El diferencial entre ambos superó los 20 puntos, máximos desde principios de 2009.
Podría existir una fuga de dinero
Es posible que se esté dando una fuga de dinero hacia otras divisas. Junto con el bono de EE.UU., el interés de la deuda de Reino Unido tocó ayer mínimos históricos (2,143%), por debajo del alemán por primera vez desde la caída de Lehman, en septiembre de 2008. «Allí hay quantitative easing (compra de deuda masiva por parte de los bancos centrales), y aquí no», recuerda Javier Ferrer, director de la mesa de deuda pública de Ahorro Corporación.
El panorama exige que se tomen medidas de forma urgente, llámese quantitative easing o eurobono. Ángela Merkel se opone a muchas de las que se están proponiendo desde Bruselas y el mercado empieza a cansarse.
Las opiniones
Simón Sosvilla
Catedrático de Análisis Económico – U. Complutense
«Actualmente, podría estar en juego la percepción de que Alemania no está desempeñando un papel de liderazgo europeo claro y sensato».
Guillermo de la Dehesa
Pte. de Centre for Economic and Policy Research
«El mercado quiere enviar un aviso a Merkel para que haga algo ya para superar una crisis que afecta a los países de la eurozona y en la que todos pierden, inclusive Alemania».
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