Si es de los que tienen muchas ideas para un negocio, que a la final no sabe cuál elegir para emprenderlo. Este artículo le ayudará a descubrir qué puede hacer para elegir la correcta.
El siguiente ejercicio se puede aplicar tanto a decidir qué hacer profesionalmente, cómo a decidir qué idea convertir en negocio, o qué estrategias utilizar si se deja atraer por cualquier novedad que se presente:
1. Escribe las ideas en un papel
Lo primero es escribir todas las ideas que tiene en un papel, porque hasta que no tenga claro el caos en su cabeza no podrá tener una estrategia. Como dice Marie Forleo, «»el caos en tu interior crea caos en tu exterior». Así que plasmar en papel lo que le ronda por la cabeza es siempre una buena idea. Una vez lo tengas todo por escrito, revise cada opción y piense detenidamente:
¿Qué implica exactamente esa opción? ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes? Si es una decisión profesional o un tipo de negocio, plantéese también qué tipo de vida llevaría y, lo más importante, ¿encajaría con el tipo de vida que quiere?
Estas preguntas son fundamentales para dar el primer paso, porque pocas veces se para a pensar en las repercusiones de cada opción, en lo que de verdad implicarían. Por poner un ejemplo, puede que la idea de pasar un año recorriendo el mundo en un velero le parezca un sueño hecho realidad, pero cuando piense bien lo que implica, se de cuenta de que no le apetece estar tanto tiempo separado de su familia o tanto tiempo en el mar.
2. Deje de pensar
Mucho análisis produce parálisis. Pensando sólo puede llegar hasta un determinado punto y a partir de ahí sólo le queda una cosa… probar. Probar algo para ver si le gusta o no. No es necesario que sea algo radical, puede meter un dedo en el agua antes de lanzarte a la piscina. Por ejemplo, puede hablar con alguien que se dedique a eso, trabajar como voluntaria o en prácticas un tiempo. Tu mayor obstáculo ahora es la excusa y la pereza, pero para hacer cambios hay que hacer cosas, si te quedas sentada pensando no vas a conseguir nada, tienes que probar lo que quieres, y si no te apetece probar más vale que te plantees otra cosa porque cuando de verdad quieres algo haces lo que sea para lograrlo.
3. Tome una decisión
Tome una decisión ya. Sabemos que no es nada fácil, claro que no, pero ¿qué alternativas tiene? ¿Seguir dándole vueltas a algo que no sabes cómo solucionar? Decídase por algo, prueba y si funciona sigue con ello y si no, corrige. La gente con éxito toma decisiones rápido y si se equivocan corrigen. Lo que está claro es que pensando sólo avanzas hasta cierto punto y si ya has llegado a ese punto, ya sabes lo que toca… ¡acción!
Fuente:
¿Qué idea convertir en negocio?